Capitulo 9. No me lo perdono.

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Pedri

La palabra madrugar se quedaba corta hoy, mañana teníamos el partido y había venido al entreno con un muy mal presentimiento sin saber a qué se podía referir, ayer descanse nada más llegar a casa y espere con ansias que Grecia llegara a su casa mientras veía como el icono se iba moviendo haciendo el recorrido hasta su casa, cuando ya supe que estaba ahí fue cuando pude descansar, pero madrugar no era lo mío aunque tuviera y quisiera darlo todo por mi equipo, salí al entreno con todos los demás y maldije interiormente cuando vi que hacía mucho sol, me encantaba la calor y el buen tiempo que te voy a decir si soy de canarias pero entrenar de buena mañana con toda la solana era matador, fui al banquillo a dejar las zapatillas normales y mi móvil guardado en estas, pequeños trucos que nadie sabía, cuando mi móvil notifico un mensaje de mi hermano Fer, lo abrí rápidamente y sonreí tontamente ante tal sorpresa.

Fer: foto 📸
Fer: mira a quien he robado de su casa y le he hecho madrugar
Fer: dice que alegres la cara

Mi cabeza se elevo sonriendo en busca de la morena y mi hermano, en la foto salían abrazados y de fondo el campo, algo inesperable, busqué entre las gradas a los dos que habían venido a ver mi entreno y visualice a Grecia riendo con mi hermano de espaldas al campo, los dos veían algo en el móvil de Fer y podría estar seguro de que eran los mensajes que yo mismo acababa de recibir en el móvil.

Gire mi vista al campo y luego volví la vista hacia ellos y corrí en su dirección, los dos estaban de espaldas y en cuanto llegue a ellos lo primero que hice con toda la confianza del mundo fue pegar un mini pellizco en el culo de la morena para girarse sorprendida llevándose una mano al pecho, al darse cuenta que era yo sonrio aliviada y alce mi cuerpo sujetándome a la barandilla de la grada para saludarla.

—Que buenos días morena.

—Buenas las vistas —me respondió ella mientras Fer se giraba sonriendo—

—No esperaba esto.

—Tu hermano que me ha llamado y obviamente he dicho que si.

—¿Habéis venido andando? —mi hermano me hace una cara de confusión y niega, entonces miro a Grecia y la cara de confusión para a ser mia al saber que solo se sube en dos coches—

—En mi coche. —responde Fer—

—¿Has venido en su coche? —le pregunto a ella y asiente contenta—

—Si, en su coche.

—¿De verdad? —paso una mano por su espalda acariciando su pelo largo que llega casi hasta su culo y sonrio impresionado—

—Si canario, conduce muy bien y me ha dejado poner la música que yo quería —con la mano aún en su espalda miro a mi hermano feliz quien me sonríe y le agradezco con la mirada—

—Me alegro mucho, tengo que volver, no te separes de Fer, ¿vale?

—No, ahora vamos a por unos refrescos y volvemos —está feliz y la veo cómoda en el ambiente—

—Y estás muy guapa —le digo viendo el top de manga larga escotado que se ha puesto y me fijo en sus mejillas tornarse rosas—

—Gracias.

—Las que tienes, ya lo sabes —dejo un beso rápido en su cabeza y aprovecho tocar su pelo una última vez para bajar de un salto al césped—

Mi humor a cambiado en cuestión de unos minutos, vuelvo al banco y guardo el móvil donde he dicho antes y me dirijo con mis compañeros, quiero girarme a verla más pero tampoco quiero distraerme y es que ya lo estoy, tengo los nervios a flor de piel, sonrío inquieto y llego con Gavi.

Nankurunaisa - Pedri González Donde viven las historias. Descúbrelo ahora