Capitulo 29. No eres una por culera.

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Grecia

Ayer había dejado que mi enfado saliese a relucir y luego la cague diciendo lo que pensaba, yo siempre supe los rumores de las influencers con las que había estado Pedri y no tenia una buena opinión de ello pero nunca le dije nada porque no era nadie para juzgar su pasado, hasta que escuché lo que dijo Alma, ¿había dejado que sus palabras se metieran en mi cabeza? Literalmente sentía que me había comido la cabeza.

Pero ese no era el único problema, ¿porque Alma apareció en ropa interior en la habitación de Pedri para coger una camiseta? Mil preguntas rondaban mi cabeza y cero respuestas tenía, me hacía sentir insegura y eso era algo que yo debía solucionar conmigo misma porque Pedri nunca me había dado motivos...pero Alma tenía un gran cuerpo.

Ayer por la tarde fui de vuelta a casa de Pedri, si, volví después de que él me dijera que no me quería ver, pero no sirvió de nada porque Alma me dijo que no estaba en casa, así que volví a casa aún peor por no poder solucionar nada, tampoco intente mandarle mensajes porque quería solucionar las cosas hablándolas en persona. Además después de lo que hizo por Naila, la pobre tenía un disgusto encima por el mal momento que había pasado cuando le dijeron que tenía que estar con la escayola muchos días, pero Naila y papá me contaron que Pedri no se separo de ella en ningún momento y que estuvieron en casa con Gavi esperando a que llegáramos alguno para no dejarla sola y explicarlo todo, quizás si hubiera ido a casa en ese momento lo podría haber visto pero no tuve esa suerte.

Así que aquí estaba, otra vez delante de la puerta de casa de Pedri tocando a su timbre con esperanzas de que me abriera y poder hablar las cosas con él, mire nerviosa mis pies y espere cuando oí unos pasos, alce mi vista cuando la puerta se abrió y me encontré con Alma.

—¿Está Pedri?

—Que va —eleve una ceja— lo pillas fuera otra vez.

—¿Tienes idea de donde está?

—No sabría decirte.

—¿Y cuando va a volver?

—Creo que estará todo el día fuera —asentí tragándome un puchero haciendo fuerzas para no romperme a llorar ahí mismo— mañana también.

—Bueno, gracias.

—¿Quieres que le diga algo?

—No, gracias.

—Adiós.

Di pasos hacia atrás y gire mi cuerpo algo aturdida cuando la puerta se cerró de nuevo y sentí lágrimas caer por mis mejillas. ¿Porque no estaba? Segunda vez que venía a intentar arreglar lo que pasó y no se encontraba en casa, caminé para volver a casar y limpié mis lágrimas con la mano furiosa en vano porque me producía mucha rabia.

—¡Canija! —gire de pronto al escuchar la voz de Fer— ¿Has venido a casa y no has esperado a verme? —en cuanto camino hacia mi y se dio cuenta de que lloraba aceleró el paso— Grecia, ¿que pasa?

—¿Estabas en casa? —dije acercándome dos pasos a él—

—No, vengo de un recado, solo que te he visto irte y...

—¿Donde está Pedri?

—En casa, ¿por? —extrañado me pregunto y yo me extrañé más— ¿Porque lloras? Dime que pasa.

—Alma me ha dicho que no estaba.

—Si que está en casa.

Suspire y limpie mis lágrimas sin entender nada.

—Ayer después de lo que pasó vine y me dijo que no estaba, ahora he tocado y me ha dicho que estaba fuera todo el día.

—Eso no es verdad, no llores —cogió mi mano para que le siguiera— quizás no te ha querido decir que Pedri está malo.

Nankurunaisa - Pedri González Donde viven las historias. Descúbrelo ahora