Capitulo 8. Me sé tu culo de memoria.

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Pedri

Terminamos el entreno otro día más agotado, luego normal que me entrara el sueño antes pero ya estaba acostumbrado. Gavi y Ferran iban duchándose en el vestuario cuando yo aún seguía en el banquillo apoyado recordando lo que Grecia me contó: "me soltó el cinturón y subió la velocidad"; esa frase retumbaba en mi cabeza, normal que la chiquilla tuviera miedo.

Resople inquieto esperando a ducharme tranquilo en cuanto estos salieran y una llamada entrante en mi móvil hizo que me distrajera, número desconocido, leí.

—¿Si? —conteste—

—Que te calles que a mi me va a hacer caso.

—¿Hola?

—¡Hola Pedri, soy Brenda! —mis sentidos se alertaron pensando que a la morena le había sucedido algo—

—¿Ha pasado algo?

—No, no, todo está bien, mira escucha, hoy hace dos meses que Grecia salió del hospital y le hemos alquilado un local para una fiesta sorpresa, te lo quise decir ayer pero no os despegabais.

—¡Dile que puede venir con sus amigos! —escucho a Sofía desde lejos hablar y me rio—

—¡Sofi, calla! ¿Sigues ahí Pedri?

—Si, aquí estoy.

—Se que apenas te he avisado con tiempo, bueno realmente con cero tiempo ya que soléis estar muy liados, pero si pudieras pasarte al menos un ratito.

—¿Pero cuando, a qué hora?

—Sobre la tarde noche cuando tú quieras, ¡de veras que a Grecia le haría muy feliz! —está insiste y yo sonrío—

—A ver lo tengo muy mal hoy, ayer ya le dije a ella que tenía el día saturado pero...

—¿Pero...?

—Pero allí estaré.

—¡AAAAAA! —me separo el móvil de la oreja ante tal grito y oigo a las demás chillar— ¡Tias que viene! ¡Que viene!

—Si no me dejáis sordo claro que voy.

—¡Si, si! Escucha es sorpresa, yo te paso la ubicación pero esconde tu maldito cooper que Grecia se lo conoce de memoria.

—¿Tu crees que puedo esconder ese coche?

—Bueno, o no se, haz algo, pero que no vea el coche.

—Vale, lo único es que a lo mejor llego tarde, pero estaré ahí.

—Bueno te prometo que con que Grecia te vea ya le haces feliz.

—Así será, pásame la ubicación en cuanto puedas.

—¡Vale! ¡Gracias, gracias!

—Adiós.

—Hasta esta tarde.

Cuelgo sabiendo que al final sí que veré a Grecia hoy y sonrío tontamente, niego con la cabeza ante la locura y felicidad de sus amigas ante mi decisión de sí que ir, Gavi y Ferran salen y empiezan a hacerme un interrogatorio.

—¿Pero es su cumpleaños?

—No. —niego por tercera vez—

—¿Entonces de que va esa fiesta sorpresa? —dice Gavi—

—Cuando estéis allí ya lo sabréis, ¿pero me acompañáis?

—Hombre, pues si ¿no? —dice Ferran mirando a Gavi y el más pequeño acepta—

—Iré con Fer también, porque tenia que acompañarle a un sitio.

—Podrías ir a ducharte mientras tanto, cuanto antes adelantemos mejor.

Nankurunaisa - Pedri González Donde viven las historias. Descúbrelo ahora