Nankurunaisa - Pedri González

Capitulo 35. Quiero estar sola.

Pedri

No había pegado ojo en toda la noche. ¿Sabéis como la había pasado? Llorando.

Y culpándome.

Había sonado hace veinte minutos la alarma para ir a entrenar y seguía en la cama, mirando al techo e imaginándome en cómo le explicaría a Grecia todo.

Ayer la llamada fue tensa diría que incluso incomoda, Grecia lloro solo con un "tenemos que hablar" imaginándose lo peor y me jodia porque yo no era cruel pero sé que lo que le tenia que decir le afectaría.

Así que la conversación no hacía más que repetirse en mi cabeza...

Flashback

—Pedri...¿Que pasa?

—Tenemos que hablar.

Un silencio se hace a la otra línea y puedo escuchar su respiración, se que conforme lo he dicho asusta pero mejor decirlo cuanto antes. Los ojos se me ponen llorosos de solo pensar en que ni si quiera sabré como decírselo y un nudo se coloca en mi garganta. Me da miedo que esto pueda ser algo más serio y nos haga distanciarnos.

—¿He hecho algo mal?

—No mi vida, tú no.

—¿Yo no?

—¿A que hora sales mañana de clase?

—Dos y cuarto.

—Te esperaré a una calle del instituto, donde siempre.

—¿Me vas a dejar? —dijo rompiendo a llorar—

—No mi amor, no, no, no. Escúchame por nada del mundo lo haría y quiero y espero que tú tampoco, esto acaba de empezar, pero hay gente metiendose de por medio y siento que estoy entre la espada y la pared. Pero siéndote sincero es algo que no te va a gustar nada, quiero hablarlo cuanto antes.

—¿Estás llorando? Pedri estás llorando, podemos quedar ahora yo necesito saber lo que pasa ya.

—No Grecia, es tarde, hace frío, necesito pensar.

—¡¿Pensar!? ¿El que?

—Las cosas.

—¿Pero que cosas? ¿Te das cuenta de que no puedes llamarme decirme que pasa algo y hacer que yo espere a mañana?

—Lo tienes que hacer Grecia, son sólo unas horas, por favor.

—¿Y porque no me lo dices por aquí?

—Porque sería de muy cobarde, amor no le demos más vueltas...¿Mañana dos y cuarto?

—Pedri...—sollozó—

—Siento llamarte a estas horas, siento decirte que tenemos que hablar de estas maneras pero sería de muy hijo de puta callármelo.

—Pero es que todo iba bien.

—Lo sé...

—No te quiero colgar por favor. ¿Que has hecho mal? Seguro te puedo perdonar, seguro que no es grave, seguro es una tontería de las que siempre damos más importancia y luego no es para tanto.

—Grecia ya basta, no es momento —digo sintiendo las lágrimas caer por mis mejillas—

—Puedo ir a tu casa ahora mismo si hace falta.

—Amor de mi vida no —dije serio sabiendo que era capaz— la situación no es así, te estoy pidiendo unas horas. ¿Eh? Grecia créeme que necesito que sea así y no me llores...