Capitulo 11. No me evites.

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Grecia

Al día siguiente...

Supongo que la vida trataba de altibajos y yo últimamente iba más para abajo que para arriba, intentaba no hacer de un grano de arena un gran problema pero para mí lo era, salir del hospital sin que nadie me diera noticias de él fue lo peor, pasar la noche con mi madre estando encima mía diciendo que dejara de llorar que le daba mucha importancia fue lo siguiente y para finalizar cuando ya conseguí mi móvil que casualmente me lo dio Naila los mensajes al canario y llamadas no contestadas hicieron que mi corazón se rompiera, me encontraba en mi cama llorando viendo su en línea esperando recibir alguna señal de él pero al ver que se desconectó rompí en llanto, ¿porque no me respondía a los mensajes? Desde ayer estuve en un constante bucle revisando todas las llamadas perdidas y mensajes que le mandé, torturándome, así es.

Llamada perdida a Pedri ayer 17:08

Llamada perdida a Pedri ayer 18:15

Fueron dos llamadas las que le hice ayer, no fueron suficientes pero una fue nada más llegar a casa del hospital y otra cuando mi madre me dejó por fin sola en la habitación para poder descansar, no hice más porque trataba de asimilar lo que había pasado y de tanto pensar mi cabeza entraba en colapso, mi cuerpo estaba muy dolorido no sólo hoy si no que ayer más así que caí rendida en un sueño profundo.

Llamada perdida a Pedri hoy a las 10:30

Yo: hola canario, nadie me da noticias tuyas y necesito saber cómo estás, solo espero que bien y poder saber de ti 10:30

Yo: por favor no entiendo porque os ponéis de acuerdo todos, no lo hacéis nada sano 11:00

Llamada perdida a Pedri hoy a las 12:15

Yo: no sé qué pasa, tengo un sentimiento horrible, lo único que te pido es que no me evites 13:30

Y ahí fue cuando vi su en línea, desafortunadamente me hizo sentir muy mal era la primera vez que Pedri pasaba de mi, por lo menos si supiera cómo está podría llegar a entender algo, pero no, nadie me daba respuestas, el llanto descontrolado era tanto que mi madre de nuevo entro a mi habitación, seguía en casa de mi padre y ella había estado conmigo intentando hacer todo más ameno.

—Cariño, no te pongas así, ¿que pasa ahora? —dijo entrando rápidamente—

—Yo solo quiero saber cómo está —llore en los brazos de mi madre mientras ella trataba de calmarme—

—¿Y no has pensado que si no te dicen nada es porque él necesita recuperarse?

—No sabes todo lo que pasa por mi mente, yo creo que sigue en el hospital y que no ha tenido la misma suerte que yo.

—Grecia, mi niña, no pienses en eso ahora tienes que mirar por ti.

—No, vosotros no lo entendéis, él miraba siempre por mí hasta cuando él mismo necesitaba estar bien.

—Y el ahora mismo seguro que también está mirando por ti y por eso prefiere no responderte.

—No ayudáis.

—Venga Grecia, necesitas descansar te estoy haciendo la comida.

—No quiero comer.

—Tienes que comer, ¿te duele el pecho?

Me duele todo y nadie se entera.

—Me duele todo, voy a llamarle otra vez —dije intentando coger el móvil pero mi madre lo alcanzo quitándomelo de enfrente—

—No, necesitas descansar, en un rato te traigo la comida —furiosa me quite de los brazos de mi madre y me acosté en la cama de nuevo, el collarín me molestaba y las heridas estiraban—

Nankurunaisa - Pedri González Donde viven las historias. Descúbrelo ahora