Adriano de FabbriMe remuevo sintiendo el mismo dolor en el brazo.
Abro los ojos delicadamente, hasta que siento que se adaptan a la perfección a la luz del día.
Tomo conciencia de lo que pasa a mi alrededor y siento que los brazos de alguien rodean mi pecho, bueno, no de alguien, sino de Bianca de Santis, quien aún sigue dormida junto a mí.
Sus manos me rodean el pecho de forma firme, pero ella sigue durmiendo igual de hermosa que siempre.
La subo más a mi pecho, para así poder abrazarla con fuerza y sentir su presencia que tanto extrañe. Su olor aún sigue siendo igual de dulce que siempre, es un olor que ella solo puede tener, incluso es más dulce que el de la vainilla. La coloco sobre mi pecho delicadamente, aún es muy temprano y quiero descansar junto a ella.
Siento la necesidad de abrazarla más a mí, de sentirla cerca de mí. Mis manos acarician su largo cabello, lo peino como yo lo solía hacer.
La noche anterior fue una locura. No tengo palabras para poder describir lo que paso, ya que perdí la conciencia en medio del camino, y cuando la recupere ya estaba aquí en esta casa. Sabía que trabajar bajo el estrés no era bueno, sabía que no comer y dormir no me iban a traer cosas buenas, pero yo solo quería verla de nuevo, verla junto a mí, a mi lado. La gota que colmo el vaso fue verla con ese estúpido doctor, un sentimiento más del montón, junto al dolor de la herida provoco que acabara en ese estado.
¿Que hubiera hecho sin ella?
No lo sé, pero fue una gran ayuda. Sé que no despegó su mirada de mí, recordar como me trataba, me daba de comer, solo hace que mi corazón se apriete.
Sigo acariciado su espalda, mientras ella duerme, recuerdo sus palabras, recuerdo cuando tenía el nudo en la garganta de mientras que me contaba todo lo que le paso. Y aunque me sienta de la peor forma al saber que le hicieron algo, sé que deberé de contarle todo, pero ahora solo me concentraré en que ella descanse junto a mí.
Las horas siguen pasando, con ello el día sale a la perfección. Han pasado casi cuatro horas desde que ella duerme junto a mí, yo solo me encargo de verla y acariciarla, como lo soñé todas esas noches desde que se fue.
¿-Como puedes ser tan hermosa cariño? Solo mírate, eres una mujer fuerte que puedo acabar con todo lo que está por delante de ti. Ayudaste a Iker, a mí, incluso a ti misma, sin perder tu belleza. - quito el pelo de su cara para poder verla mejor-Aunque tú no lo creas, yo sé que ese brillo tan especial sigue en tus ojos, sé que tu sonrisa brillosa se esconde en algún lugar de tu cara, pero solo necesitas quitar todos esos malos recuerdos, y sabes quien estará para hacerlo contigo?- le hablo como si ella me escuchara- yo cariño, tu reycito está aquí, esta vez para destruir a quien se te acerque, a quien te quiera hacer daño- acaricio sus mofletes que ahora están rosados por el calor de la habitación.
***
Se empieza a remover, no detengo mis caricias, solo sigo hasta que veo como va abriendo los ojos. Cuando ya está despierta, levanta la cabeza para verme aún medio dormida.
-Buenos días -habla rascándose los ojos.
-Buenos días cariño-
Ella aún sigue afinando su vista, una vez que lo hace, me mira durante unos segundos, pero después, para mi grata sorpresa, se levanta de un solo salto alejándose de mí.
¡-Adriano tu herida!- me grita sentada en la cama, si no sería porque se ve aún dormida, no estaría sonriendo y aguantando la risa como tonto- oye deja de reír! No es gracioso!-
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El Rey y su Medicina
RomanceBianca de Santis una de las mejores cirujanas del mundo busca a saber la verdad sobre su familia y su pasado. Adriano Fabbri uno de los asesinos a sangre fría , también llamado y respetado como el "rey ". El es el Boss de la mafia italiana , ningu...