Capitulo 5

19.1K 834 5
                                    

Editado.


Bianca de Santis

Me acabo de despertar, pero aún estoy en el lugar donde he dormido. Estoy enviando algunos mensajes al Hospital para poder así explicar mi situación actual, pero de milagro, me enviaron como doctora especial hacia el hospital de aquí, Italia, que para mi mala suerte no queda cerca de casa, pero bueno, es lo que hay.

-Hija, ven a desayunar -dice mi madre recogiendo las mantas que aún están en el suelo.

Nos habíamos levantado desde hace un par de minutos, ella, como todas las mañanas, se ponía a recoger las mantas con las cuales habíamos dormido toda la noche, mientras su dulce voz me cuenta cosas del día de hoy.

-Si mamá ya termine- me levanto para ayudarla con lo que estaba haciendo desde hace varios minutos en frente mía, dejando así de lado el ordenador con los tantos documentos en él.

-Recuerda que pasaremos la noche con los Fabbri- acaba de recoger las mantas mientras me recuerda aquel evento. Haciendo que mi mente vuelva a la realidad con ese evento.

-Intentaré no olvidarlo- ella sonríe viéndome a los ojos- Esta mañana será una mañana algo cargada, debo de encargarme de una reunión para mi contrato, eso si quiero trabajar con ellos claro- añado recordando todo lo que debe de pasar esta mañana, hasta el fin del día.

Pero algo parece llamar la atención de mi madre.

-hija, no hace falta que trabajes, tu papá encontrará un trabajo lo antes posible- Su voz era realmente dulce, mientras que sus ojos realmente idénticos a los míos me ven directamente a los ojos.

Entendía por completo la preocupación de mi madre, sabía que ese trauma de volverme a perder siempre estará presente en ella, también sentía a través de sus palabras que quería mantenerme lo más cerca de ella posible. Y no me voy a negar, lo haré hasta los últimos días de vida, pero también sabia que, por otro lado, no podía dejar de lado mi pasión y un sueño desde pequeña. Que era ser cirujana, también por lo más obvio, no permitiré que mi padre trabaje por nosotros, cuando yo este presente, seré como su mano derecha en esto.

-Mamá, te entiendo a la perfección, sé que quieres que volvamos a ser como antes, como en nuestra infancia- tomo sus manos entre las mías- Pero ya crecimos, es duro de entender lo sé, pero debes de saber que no permitiré que papá vaya a buscar un segundo trabajo para nosotros cuando yo estoy aquí en casa, capaz de hacerlo por él, además, hice una larga carrera por esto, para poder trabajar para vosotros y cumplir mi sueno- ella suspira colocando las últimas mantas en el armario.

Son solo segundos los que pasan cuando mis ojos observan el reloj colgado en la pared, dándome cuenta de que no quedaba mucho tiempo para la reunión.

- Iré a prepararme, no me queda mucho tiempo- ella me sonríe colocándome un mechón detrás de las orejas- Y no te preocupes por este tema, déjamelo a mí, ¿sí?-su sonrisa radiante no deja de verse en su cara, haciendo que mi corazón se llene de amor, al verla sonreír de esta forma.

- Te amo, y no sabes cuanto estamos orgullosos de ti- me abraza con fuerza- Ahora date prisa, llegarás tarde a tu primer día de trabajo- eso hace que las dos riamos con fuerza.

Bueno, como mis palabras lo dijeron, me puse manos a la obra para ponerme a arreglarme, me tome una ducha y me vestí lo más rápido posible, usando así, algo realmente causal pero a la vez profesional.

Cuando estoy saliendo del baño me encuentro a mi querida hermana, Zeynep, que me mira como si hubiera visto un fantasma con sus ojos realmente marrones. De arriba abajo, como si no se creyera lo que está viendo en frente de sus ojos, se tapa la boca con sus dulces manitas.

El Rey y su MedicinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora