Capitulo 89

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El Vega- Te encontré.



Bianca de Santis.

Me remuevo en la cama sintiendo la pierna de alguien sobre mí.

Acabo empujando el cuerpo de la persona lejos de mí.

Abro  los ojos poco a poco, adaptándome por fin a la luz de mi cuarto, cuando  por fin los abro, veo a dos personas durmiendo como locos sobre mi  cama.

Gabriela y Jackson.

Los dos duermen de forma bastante rara, uno al lado del otro. Aguantando la risa al verlos, pero al fin me alejo de ellos dos sentándome en la cama.

Al  día de hoy ya habían pasado varios días desde que llegamos a  Italia, decidimos darnos un tiempo para poder tratar esos temas más  doloroso con nuestras familias y también para pasar tiempo con ellos.

Durante  todos esos días me la pasaba hablando con mi madre, hablaba de todo lo  que pasó en Alemania, aunque ella guarde su dolor, se nota desde sus  ojos que no le gusto para nada por lo que pasamos.

También tuve  que explicarlo todo desde un principio a mis dos mejores amigos, quienes más de una vez necesitaban hacer caras para poder expresar sus sentimientos.

Y ahora agradezco con toda mi alma que ellos  estuvieran aquí con mi familia, para poder ayudarles en todo  mientras nosotros no estábamos.

El abuelo Alex también estuvo por  casa estos días, por lo que me contó mamá, durante mi ausencia quiso  mantener su salud a un ritmo bastante bueno, para que así, cuando vuelva  de Alemania, estuviera orgullosa de él. Mamá decía que él salió muy de a  menudo a dar una larga vuelta por Italia, paseaba a veces solo y otras  con Jackson, quienes hacían un largo paseo por el centro de la ciudad,  comprando rosas o hablando con otros ancianos.

Y la verdad es que  consiguió sacarme una gran sonrisa, ver como su salud mejoro me mantiene  orgullosa de él. Ver cómo ahora pasa sus tardes en una cafetería con unos amigos me hace saber que por lo menos consiguió tener un sitio en este  mundo me mantiene tranquila.

- Apaguen la luz estúpidas!- grita Jackson tapándose con la manta.

- Cállete Jackson!- grita la otra mujer-

Que por cierto, olvide decir que ahora, mi mejor amiga, Gabriella, estaba casada con un hombre.

¿Quién lo diría? ¿Ella casada?

Costo  de creer, pero solo de verle sus ojos de enamorada mientras me contaba  su dulce historia era más que suficiente para saber que no mentía.

Su marido era un socio de su padre, quienes se conocieron entre reunión y reunió de trabajo.

Estoy feliz por ella, pero no bajaré la guarda, ese hombre no lo conozco, así que para mí aún es un intruso.

Tomo  mi teléfono entre mis manos, pero no veo ningún mensaje del rey, es  algo bastante raro, ya que de lo normal, siempre al despertar tenían un  mensaje de su parte.

No le doy más vueltas y me levanto en dirección al baño.

Espero que cuando salgo estos dos estén despiertos.

El  agua cae por mi cuerpo lavando cada lugar de él, al igual escucho como  esos dos hablan o incluso discuten entre sí, pero yo solo digo con lo  mío.

Hoy no pienso hacer nada productivo, quiero solamente  quedarme en casa con mis mejores amigos, bueno si ellos tampoco tienen  planes.

Coloco una ropa algo simple sobre mi cuerpo y salgo de aquí escuchando como discuten entre sí.

El Rey y su MedicinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora