( editado)Bianca de Santis (NY)
Cuando llegue a casa todo estaba en negro, como la última vez, y eso era muy raro, ya que Gabriela siempre está en casa a estas horas por el siemple hecho de que no trabaja a estas horas de la noche. Decido ignorar todo y me adentro en la casa sin tomar importancia lo que pase a mi alrededor, dejo mi bolso con mi ordenador encima de la mesa del salón. Doy un suspiro, estoy muy agotada, la casa está en un silencio algo extraño, pero solo subo las escaleras y entro en mi habitación para tirarme encima de mi cómoda cama.
Solo unos minutos Bianca, solo unos minutos.
Pasan unos 15 minutos donde lo único que hice era luchar contra él sueno, no quería dormirme en este estado. Con mucha dificultada me levanto de la cama y me meto a bañar.
Entro al baño, me desvisto, y me dejo llevar por la gran sensación de estar dentro de la bañera, los minutos pasan y solo dejo que mi cuerpo se relaje lo suficiente para poder estar más cómoda esta noche. Acabo de bañarme y me coloco el pijama, bajando a la cocina, pensando en mi mejor amiga, quien aún no llega a las altas horas de la noche.
Me estoy empezando a preocupar por Gabriela, nunca llega tan tarde, siempre que se queda en casa de algún chico o tiene intenciones para hacerlo, me llama o simplemente me envía un mensaje corto, pero hoy y los dos últimos días no me dijo nada. Veo que la luz del patio se enciende, eso quiere decir que alguien está pasando por esa zona.
Alguien se acerca a la casa.
Me levanto de la silla para acercarme a la ventana que está al lado de la puerta, pero para mi sorpresa no es Gabriela, sino varios hombres armados, vestidos completamente de negro.
Mi corazón late con fuerza al verlos tan decididos, no es un solo hombre, sino un gran grupo. Se están acercando a la puerta. Me quedo helada sin saber qué hacer, solo veo como avanzan hacia mi casa, quienes son estos hombres? ¿Por qué vienen a mi casa? Que yo sepa no hice nada malo.
Antes de que lleguen a la puerta salgo corriendo hacia la cocina para pillar un cuchillo.
Tocan la puerta
Esos hombres no tienen buenas pintas, se ven serios desde aquí.
Vuelven a tocar la puerta, pero esta vez acompañada de una voz masculina. Mi corazón deja de latir.
-sabemos que estás en casa, no nos hagas tirar la puerta -dice alguien tocando la puerta varias veces.
Decido no esconderme y abrir la puerta, que pasaría? Si querían secuestrarme hubieran echado la puerta y no perderían su tiempo a hablar conmigo.
Me intento convencer a mí misma. Pero nada funciona, estoy muy muerta de miedo.
Me acerco a la puerta y doy un gran suspiro, me pongo seria porque no quiero demostrar que tengo miedo, suspiro unas veces más por el miedo dentro de mí. Cuando abro la puerta veo dos hombres delante de todos, están envueltos por más hombres con pasas montañas en sus caras.
Hay dios.
Todos van armados.
-Buenas tardes, señorita De Santis- el hombre que habla tiene acento ruso muy notable y una sonrisa algo... extraña que digamos.
-En que puedo ayudarles-pregunto fríamente, intento esconder mi miedo, pero como me dijo Gabriela esta mañana, soy como el agua, todo se me nota.
-Lo sentimos por venir a estas horas, pero necesitamos informarles de varias cosas-dice el chico a su izquierda. Los dos se ven tranquilos, cuando yo me estoy muriendo de miedo, no sé quién es esta gente, pero lo único que pido, es que me dejen tranquila.
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El Rey y su Medicina
RomanceBianca de Santis una de las mejores cirujanas del mundo busca a saber la verdad sobre su familia y su pasado. Adriano Fabbri uno de los asesinos a sangre fría , también llamado y respetado como el "rey ". El es el Boss de la mafia italiana , ningu...