One-shot (Famosas y Tú)

Paris Jackson

Noche en París

POV omnisciente

La noche parisina estaba en su punto más álgido, una sinfonía de luces brillantes y sombras danzantes que se entrelazaban en las calles de Montmartre. Paris Jackson, con su belleza etérea, caminaba con un aire de desdén y gracia. Su vestido negro, largo y elegante, se ceñía a su figura, acentuando su silueta mientras sus pies descalzos se deslizaban sobre el pavimento frío. Cada paso era una declaración de libertad, un eco de su deseo de ser más que una simple imagen en el ojo público.

El murmullo de la ciudad vibraba a su alrededor, y en el fondo, un club exclusivo pulsaba con una música que vibraba en el pecho. Las luces de neón parpadeaban, y el humo del tabaco se mezclaba con el aroma del perfume y el sudor de cuerpos entregados a la hedonía. Paris entró, su mirada intensa escaneando el lugar hasta que se encontró con ella: una desconocida con una sonrisa cautivadora y un aire de misterio, un porte elegante y atractivo.

Con un giro de cadera, se dirigió hacia el bar, donde las botellas de champagne centelleaban bajo las luces tenues.

Paris:Una copa de lo mejor que tengas -ordenó, su voz suave pero firme-

Así, llevando consigo la promesa de una noche inolvidable. El barman le sirvió una flauta de burbujeante champagne, y cuando Paris tomó el primer sorbo, sintió cómo el alcohol comenzaba a calentar su cuerpo, despertando una sensación de libertad y desenfreno que la animaba a explorar los límites de su propia existencia.

La desconocida se acercó, su presencia era como un imán que atraía a Paris sin que ella pudiera resistirse. Tenía esa aura de masculinidad y atractivo que necesitaba, incluso, la hacía sentirte pequeña, y eso, siendo Paris Jackson, era casi imposible, por ende, llamó mucho más su atención.

______:¿Te gustaría bailar? -preguntó, sus ojos fijos en los de ella con una intensidad que la hizo sentir expuesta-

Sin pensarlo, Paris asintió, dejándose llevar por la energía del momento. En la pista, sus cuerpos se movían en un ritmo lento, casi hipnótico, las manos de la mujer en su cintura, acercándola más a ella. El calor del contacto y la tensión en el aire se volvieron casi palpables, y el mundo exterior se desvaneció. Una pequeña burbuja las empezó a cubrir, siendo ahora, solamente ellas dos en su propio mundo.

La música cambió a una melodía más provocativa, una mezcla de ritmos sensuales que aumentaban la temperatura de la habitación. Las dos se perdieron en su propio mundo, cada movimiento era una danza de fuego. Paris se acercó, sus labios casi tocando su oído. Un escalofrío recorrió a su ahora, acompañante.

Paris:¿Qué más tienes en mente esta noche? -murmuró con una voz sensual-

La respuesta fue un susurro cargado de promesas. La tensión creció cuando la desconocida la tomó de la mano, llevándola a un rincón oscuro del club, donde las luces apenas llegaban. Allí, rodeadas de sombras, el deseo se volvió incontrolable. Sus labios se encontraron en un beso apasionado; el roce fue un estallido de estrellas, y el mundo exterior se desvaneció. Paris se sintió como si flotara, atrapada entre el deseo y la adrenalina.

Su cuerpo comenzaba a despertar, las manos de la mujer, tocaban su cuerpo con tanta delicadeza, pero a su vez, con firmeza, sentía su piel erizarse ante aquel perfecto tacto. Parecía tan irreal, años sin sentirse así, incluso podía asegurar, que era la primera vez que ella no tenía el control. Y eso, la hacía desear por más.

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Más tarde, en un apartamento con vista a la Torre Eiffel, el aire estaba cargado de tensión. La luz de la ciudad se filtraba a través de las ventanas, iluminando sus rostros mientras una línea de cocaína brillaba sobre la mesa de cristal. Paris miró el polvo blanco, el corazón latiendo con fuerza, y, sintiendo el tirón de la tentación, decidió lanzarse de lleno a la aventura. El momento era perfecto, un coqueteo con el peligro que la hacía sentir viva.