Capítulo 10. Respira

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Olivia

—Daniel me ha dejado. ¿Te lo puedes creer? ¡A mí! Pufff, no sabe lo que se pierde.

—¿Daniel? ¿No estabas con un chico llamado Jeff? ¿O Jeffrey?

—Estaba, estaba, pero no era el .gif que animaba mi vida. Después de él estuve con un tipo mexicano que se llamaba Geraldo y que hacía unos tacos deliciosos, después con un barman europeo y por último con Daniel, que es compañero de trabajo de tu madre y el creía que iba a ser el amor de mi vida —aclara—. Pero me ha dejado... y le estaba explicando todo a Lin mientras que Lucas está siendo mi apoyo moral.

—Me he perdido a partir de que has dicho algo de un .gif —digo, frunciendo el ceño.

—Me recuerdas a tu madre... ¿Sabes eso de que cuando estás solo ves a todos demasiado felices y tú ves la vida en negro? Pues, yo estoy así. El maldito de tu padrino tiene al Yasuo que complementa su Stuns Aéreos, tu madre a su Orbe que ilumina sus objetivos, Alease a su alma gemela e incluso tú conoces a tu agapi, ¿y yo? Tengo esto. —Se señala a sí misma—. Voy a morir sola con cuarenta gatos, siete periquitos y un cuerpo de infarto. El mundo no se lo merece.

La verdad es que Yanet empezó a perder su cabeza en cuanto Cameron la dejó porque, según él, quería empezar a asentar su vida y tener todo ordenado pero Yanet, en vez de madurar, seguía en su mundo de fantasías. Además, otro de los motivos por el cual hizo que se decantara a tomar la decisión de dejarla fue que ella le fue infiel. Casualmente, a los años, Cameron, se enamoró de Tara —con la que se lleva trece años— y ambos esperan a su segundo hijo en San Francisco.

O eso es lo que tengo entendido.

Ellos se dejaron poco después de que yo naciera y, básicamente, papá ha ejercido de padre con Lucas. Ha crecido con nosotros y es como un hermano para mí, ya que la mayoría del tiempo la tía Yanet está en nuestra casa. Bueno, eso y que ambos tienen una habitación en el sótano.

—Oh... —exclamo.

—Yanet, no me atormentes a la niña —le pide mamá, riéndose.

—Ven aquí... —Abre sus brazos y hace puchero mientras me rodea—. Asegúrate de que el amor que te tiene Finn sea más grande que Genikdama. ¡Ala, que la fuerza te acompañe! —dice, soltándome y girando sobre sí misma para volver a dirigirse a mamá—. No sé ni cómo mi hijo está vivo y no ha acabado metido en la cesta de la ropa o como no lo confundí con el perro...

Lucas le dirige una mirada súper graciosa para seguidamente suspirar.

—Dime que esto es irreal —me susurra Lucas—. Mi madre ha perdido la razón.

Toco su hombro.

—Esto es irreal. —Él me dirige una mirada compaciente—. ¿Qué? Me has dicho que te dijera esto. —Alzo mis hombros y el timbre de mi smartwatch empieza a sonar—. Es Finn... Iré a hablar con él —aclaro, para acabar alejándome de la cocina—. ¿Qué es lo que quieres?

—Estoy fuera de tu casa. Sal —me pide cortante.

Me escabullo como puedo de casa y voy al patio trasero por donde suele entrar Finn cuando viene a verme.

—¿Qué es lo que quieres? —pregunto, cruzándome de brazos para acercarme a él.

—¡Eres una mierda, Livvy! Ojalá pensaras más... ¿Eres estúpida?

—¿Pero qué estás diciendo?

—¡¿Has corrido tu el rumor?! —dice con deje acusativo.

Ni siquiera sé a qué se refiere.

Secretos (ARKHÉ I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora