Epílogo. Oxígeno

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Olivia

25 de abril de 2043

Un éxtasis devastador y salvaje me arrastró los días en que creí saber quién era. La primera vez que lo vi, me sentí insólitamente desafiada y el suelo tembló bajo mis pies. Todo siguió su curso y yo quedé atrapada en él. Supe de algún modo, que eso que sentí, esa energía visceral, sería eterna. Y no, no fue el frenesí de mi adolescencia. No es un sentimiento pasajero ni resulta exagerado amar de esta manera. Esa es la realidad. Mi corazón siempre albergará ese amor y probablemente conviviré con él incluso no siendo correspondido, o si comparto mi vida con otro hombre. Aun todavía si Kyros se convierte en un bonito recuerdo de mi juventud.

Yo acabé cayendo en un bucle de autodestrucción de dolor, miedo, y he comprendido que ya no queda nada, que viajo a la deriva de un sendero de emociones, obligada a seguir viviendo y sanar.

—Te voy a hacer unas cuantas preguntas, ¿de acuerdo? —dice el terapeuta que está frente a mí. Lex. Asiento y toco mi muñeca—. Bien, ¿dices que has estado viendo a una mujer? ¿No?

—Sí.

—¿La conoces?

Sacudo mi cabeza.

—No, no la conozco.

—¿Sabes si tiene nombre?

Arrugo mi frente.

—Supongo que tendrá —contesto, encogiéndome de hombros.

—¿Puedes decirme que estabas haciendo antes de que vieras la sangre hace exactamente cuatro meses?

—Estaba llenando la bañera, —Aprieto mis labios—. me senté en mi cama y cuando cogí la mochila vi la sangre.

—¿Crees que era real? —inquiere a la vez que escribe en su tablet.

—Yo así lo sentí.

Me mira y deja de escribir para tirarse hacia adelante.

—¿Sientes que eres especial?

Lamo mi labio y trago saliva.

—¿Qué de especial tengo... —respondo, poniendo mis dos palmas hacia arriba— ...cuando todos creen que estoy loca?

Lex asiente con lentitud y deja la tablet sobre la mesa.

—Olivia, vamos a tenernos que ver con regularidad. —Se levanta de la silla—. Empezaremos con tres sesiones a la semana y tendrás que suplementarlo con la toma de medicación. Aún no sé con exactitud qué es lo que tienes pero, según mi diagnostico, podrías estar sufriendo esquizofrenia paranoide.

Entrecierro mis ojos.

—¿Esquizofrenia paranoide?

—Todo a su tiempo.

Pero... ¿cómo voy a sanar si sé que lo que he visto no era producto de una enfermedad mental? ¿Cómo hacerlo si todos creen que estoy loca, pero lo que siento, lo siento como si fuese realidad? ¿Cómo curarte si lo sabes con certeza pero no tienes pruebas que lo que estás sintiendo es verdad? Es como cuando tienes dentro de ti una palpitación muy fuerte que te grita que no estás soñando, que no estás perdiendo la cabeza, sino que todo lo que ves, va más allá de tus sentidos. Aunque, supongo que solo estoy delirando.

O eso dicen. 

Secretos (ARKHÉ I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora