Capítulo 19. Sin control

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Kyros

Me quedo allí, mirándola un rato.

Como un rarito.

Y es que a veces, no sé qué hacer con ella. Dios sabe que tengo problemas con los límites y me resulta difícil ser... cariñoso, pero a lo que no estoy nada acostumbrado bajo ninguna circunstancia es a que alguien lo sea conmigo. No de esa forma.

Olivia expresa el afecto con libertad; las sonrisas y las caricias, los besos dulces y la cercanía.

En cierto modo me gusta cómo me hace sentir.

Extiendo el brazo, le rozo los labios morados por el frío con la punta de mis dedos y estos se separan con una suave inspiración.

Tan jodidamente hermosa.

Tengo que irme.

Muero por besarte —susurra a la vez que muerde su labio inferior.

Y estas palabras me desgarran.

No merece esto.

Es imprudente. Arriesgado. Estúpido.

Me detengo, levanto la cabeza y la miro. Ella toca su nariz dejándola todavía más roja y aprieta sus labios en una sonrisa.

—Tienes novio. Un capullo, pero tu novio es —me excuso.

Me importa una mierda Finn y su mundo de colorines pijos.

—A decir verdad, solo pretendemos estar juntos.

Muevo mi cabeza haciendo que un mechón de mi pelo se pegue en la zona alta de mi mejilla y la miro.

—¿Pretendéis? ¿Por qué harías algo así?

—Yo solo... —suspira audiblemente—. Es una larga historia. A veces hay situaciones que nos mueven a hacer ciertas cosas, o más bien personas. —Voltea sus ojos—. No eres el único que oculta algo, Kyros... Aunque parezca extraño, creo que me estoy enamorando de ti.

Ella estrella sus labios contra los míos y mi mente entra en pánico, pero de repente algo cambia y el agarre de sus manos en las mías se aligera mientras su boca se mueven suavemente. Se aleja unos milímetros de mí y sus ojos me miran.

Y entonces, no sé que me sucede.

Una pequeña parte de mí me dice que huya ahora y que escape, pero hago lo impensado y esta vez soy yo quién la besa. Sus labios responden dulcemente contra los míos y dejo de pensar por completo.

Nieve.

Cuando pequeños copos caen sobre nosotros, Olivia sonríe en mi boca y se separa de mí llevando una de sus manos hacia su gorro, se encoge de hombros y muestra una sonrisa ladeada.

Ella se para en medio de la entrada con los brazos extendidos y saca la lengua tratando de atraparlos como en las películas, y estos se deshacen en segundos. Coge un puñado y hace una bola, me la tira y se ríe.

Yo niego con la cabeza y me agacho para formar una bola y lanzársela, pero Olivia la esquiva y da un pequeño grito.

—¡Fallaste! —se ríe.

Voy corriendo tras ella hasta que la atrapo tirándola conmigo al suelo. Olivia respira agitadamente mientras me mira con una expresión divertida. Paso la yema de mis dedos por su nariz para quitar un copo de nieve que se deshace y me contempla buscándome los ojos.

Mi corazón late con fuerza y trato de calmar mi adrenalina.

¿Qué diablos ocurre? ¿Dónde se encuentra el autocontrol que mantenía con tanto cuidado? Estoy seguro de que podría superar cualquier cosa que me lanzasen, pero ya no me siento tan convencido. No tengo el control. Tonteo con una chica que me hace sentir;

Una que podría causarme un montón de problemas.

Secretos (ARKHÉ I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora