Capítulo 22. Atracción

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Olivia

Hoy es viernes por la noche, y el fin de semana acaba de empezar.

Y es horrible.

No sé en qué momento creí que trasladar las cosas de mi hermana a su apartamento sería buena idea.

¿En qué estaría pensando?

En realidad sí, sí sé en qué estaba pensando. Mis padres —como cada año en las mismas fechas— se han ido a pasar el fin de semana a Portland para hacer una visita a la abuela y al campamento donde se enamoraron por primera vez, y yo hubiese ido si no fuese porque le prometí a Kacie que la ayudaría a principios del año pasado.

¿En qué estaría pensando en ese momento?

Suspiro y con un firme tirón, aseguro mi coleta. En cuanto escucho el cierre de la puerta, agarro una de las tantas cajas de ropa de Kacie y, con un soplido, bajo las escaleras.

—Que agradables... —murmullo hacia mis adentros.

Como puedo, abro la puerta principal sin poder dejar de pensar que debería de haber ido al baño antes. Bajo el porche y en cuanto levanto mi vista, veo a Kyros apoyado en el coche de Jugh hablando con él mientras Kacie pinta sus labios, provocando que me distraiga y no mire donde coloco el pie tropezándome y cayéndome sentada sobre el camino a la calle.

—¡Livvy! ¡Mi ropa! —exclama en mi dirección—. Ten más cuidado.

Ruedo mis ojos tratando de levantarme lo más rápido posible, cuando noto unas grandes manos sobre mis brazos ayudándome a levantarme.

Mis ojos se encuentran con los de Kyros y su aroma inunda mis fosas nasales.

Me mira con preocupación.

—¿Estás bien?

—No me he hecho pis encima, así que sí —digo, ladeando la cabeza.

Su boca se estira en una pequeña sonrisa y yo no soy capaz de dejarle de mirar sus labios.

Quiero besarle.

—Me alegro.

—Oh... —farfullo al analizar mis palabras—. Quiero decir... no es que me mee encima, es que estaba pensando que quería ir al baño porque todavía no he ido y he bebido mucha agua.

—Todos nos alegramos de que no te mearas. Subid al coche —dice Kacie, meneando su cabeza.

—Pesada... —mascullo en voz muy baja.

—¿Has dicho algo?

—Ahora voy, hermanita —contesto, fingiendo una sonrisa y entornando los ojos.

Kyros suelta una pequeña risa a mi lado y sus rasgos se convierten en algo impresionante.

El sonido me eriza la piel.

—Llevaré la caja por ti.

—Puedo yo sola.

—De todos modos, la cogeré... No quiero ver como tú y Kacie pelean si se te vuelva a caer.

Se da la vuelta hacia la caja llevándosela al coche y dejándola en la parte trasera. Ladeo mi cabeza y observo la manera en que se tensan sus brazos. Cierro los ojos con fuerza con la esperanza de que sus músculos no queden grabados a fuego en mi mente, pero es lo único que puedo ver tras mis párpados cerrados.

—¡Livvy! ¿A qué esperas? Sube al maldito coche —se queja Kacie, para después entrar en el copiloto.

Abro los ojos.

Resoplo y me acerco al auto rodeándolo para sentarme en la parte trasera, separada de Kyros por una caja.

Jugh arranca y nos alejamos.

Secretos (ARKHÉ I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora