Capítulo 51. Prométeme que no te irás

1 0 0
                                    

Olivia

Cuando abro los ojos aún es de noche. Escucho el sonido del chirrío de bisagras, así que, me levanto hasta ir a mi puerta, pero antes de alcanzar el pomo para comprobar que todo esté bien, me giro notando el leve soplido de aire. Me quedo sin aliento con las piernas temblando. Es como si lo estuviese viendo por primera vez. Como si una delgada película hubiese sido retirada de mi vista.

Kyros se queda de pie frente a la puerta del balcón de mi habitación. Una chaqueta negra con capucha cubre la mayor parte de su rostro y un pequeño rasguño está sobre su mejilla y un corte en su labio.

Se saca la capucha y su pelo cae alrededor de su cabeza chocando en su frente.

Mi pecho sube y baja entrecortado mientras lo miro fijamente y la emoción se arremolina.

Él está aquí.

Kyros suspira y por un instante parece como si estuviese leyendo mi mente, busca mi mirada y algo en mí se remueve.

Sin poder detener mis piernas, corro hacia él abrazándolo y una corriente pasa de él a mí. El aire se me escapa de mis pulmones y mi boca está sobre su boca. Tiro de su pelo y los besos se hacen más profundos.

Jadeo.

Levanta su boca y su frente yace contra la mía y su respiración roza mis labios hinchados. Muerdo mi labio inferior.

La mirada en su rostro me dice que algo no anda bien.

—¿Eres real? —pregunto. Mi voz tiembla cuando las lágrimas me obstruyen la garganta—. Dime que no es producto de mi cabeza... —Cierro los ojos y aprieto mi frente—. ¿Sabes qué? Da igual. Mi cabeza está jugándome otra mala pasada. No eres real. No lo eres. Y ya no sé si lo que veo es porque me estoy volviendo loca. Estoy perdiendo mis sentidos. Veo cosas... pero nada existe.

Empiezo a darme la vuelta, pero Kyros me envuelve la cintura con el brazo y tira de mí hacia él. Me acaricia el rostro y una pequeña sonrisa cubre su boca.

—Lo soy. Soy real.

—Por todos los ángeles. —Cierro mis ojos y lo abrazo—. Creía que volvía a delirar... Es que antes vi sangre pero no existía. ¿Crees que me estoy volviendo loca? ¿Tú me crees?

Kyros asiente despacio y un escalofrío recorre mi cuerpo. Tomo aire y encuentro su mirada.

—No estás loca.

Mis labios tiemblan. Sacudiendo la cabeza, parpadeo con rapidez.

—No estoy segura de que seas real.

Él desliza su dedo por el tirante de mi camiseta y desciende hasta mi muñeca.

—¿Lo sientes?

Levanto la cabeza y sonrío ligeramente al ver que tiene los ojos cerrados.

Secretos (ARKHÉ I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora