Capítulo 16. Confía en ti

2 0 0
                                    

Olivia

Pasamos el resto de la tarde recorriendo las calles del Distrito Staten Island, donde paseamos por el Historic Richmond Town, el cual, se caracteriza por la esencia de su conservación de los edificios de los siglos XVII y XVIII hasta llegar al mirador del parque de Forth Wadsworth.

—Recuerdo haber leído una vez un libro sobre este distrito y ponía que una de las edificaciones militares más antiguas de todo Estados Unidos es este. El Forth Wadsworth —digo—. Y fue crucial en la guerra contra los ingleses.

—Me gustan las vistas. Son espectaculares. ¿Te gusta la historia?

Giro mi cabeza para mirarlo, y el sol del ya atardecer se refleja sobre sus ojos, haciéndolos parecer más claros.

—Supongo... Aunque, eso no es lo que quiero estudiar. Mi objetivo es llegar a Juilliard.

—Interesante.

—¿Y tú?

—Si lo adivinas te doy algo a cambio sorpresa.

—¿Qué me vas a dar? —Frunzo el ceño, sonriendo—. Las sorpresas nunca me gustaron.

Lame su labio inferior y en su rostro se forma una sonrisa burlona.

—Tú escoges. —Parpadea mientras ladea su cabeza.

—¡Oh, vamos! Dímelo... No soy buena acertando cosas.

—Antropología Forense. ¿Sabes de qué tarta?

Asiento.

—Honestamente no me lo hubiera imaginado... Y por supuesto sé de qué va. Mi madre está especializada en criminología y suele colaborar con el médico forense, el fotógrafo forense y el arqueólogo forense para determinar las causas del delito, las conductas de la víctima que se obtienen en el lugar donde se cometió el crimen y todas esas cosas —respondo—. Soy bastante nerd. —Volteo los ojos.

—Y seguro que ahora no te parezco tan bruto —dice él.

¿Bruto? Yo jamás lo he visto así.

—Nunca dije que fueras bruto... —Me encojo de hombros. No lo digo, pero ahora que lo ha dicho, tiene sentido que opte por esta rama. Igual que mi madre con su bisabuela, él quiere hacer justicia por lo de sus padres—. ¿Has subido alguna vez en una noria? —Cambio de tema por completo.

Tampoco quiero hostigarle a preguntas ni nada por el estilo que lo hagan sentir incómodo.

—No.

—Pues es algo que debes realizar antes de morir. Ven, yo invito.

Sonrío y me pongo a caminar en dirección a la noria. En mitad del camino, nos paramos y compramos algodón de azúcar Pink Vanilla y limonada de té, después pagamos y nos subimos en una de las cabinas. Nuestras rodillas entran en contacto y noto el calor que desprende Kyros. Cuando la noria se detiene, le explico algunas particularidades de los edificios que se ven desde ahí, y él me escucha con muchísima atención.

—Crees que es muy aburrido lo que estoy diciendo, ¿no? —pregunto, sintiéndome mal por estar todo el rato hablando.

Si estuviera con Finn aquí lo más probable es que me hubiera dicho que me callara y que lo dejara disfrutar de las vistas.

—No... Eres muy especial, Olivia, y si esto te gusta, yo no tengo problema en escucharte aunque no me esté enterando de nada.

Es muy lindo de su parte.

—¿De verdad? Si te parece aburrido, no dudes en decírmelo.

Él se inclina hacia adelante y me mira con una sonrisa pequeña tan característica de él y siento escalofríos y mis mejillas ardiendo e intensificándose en un color carmesí. Su mirada me recorre lentamente dejándome paralizada. Por un efímero instante puedo apreciar el brillo de sus ojos. No se ven oscuros y fríos como el hielo. Es como, si el caparazón que lo protege de las personas se estuviera derritiendo cuando estoy a su lado... Kyros es distinto a cualquier otro chico que he podido conocer. Da la impresión de ser alguien rudo y duro por fuera, pero en cuanto rascas un poco en su interior, sale su parte tierna y es que, él esconde más de lo que dice y aunque no se vea, se nota que es corazón puro.

Secretos (ARKHÉ I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora