Capítulo 26. Narvales

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Kyros: «¿Cómo estás? ¿Estás despierta?»

Mi móvil suena y abro de inmediato el mensaje.

Olivia: «Hola. Estoy bien, gracias. Las compras me agotan».

Suspiro de alivio y luego marco su número.

—¿Hola?

—Hola. ¿Qué se siente siendo un héroe? —pregunta.

Se echa a reír y el sonido calienta mi corazón.

—¿Lo soy? Lo que conseguí es que cayéramos los dos en vez de evitar que cayeras y después la bronca innecesaria de tu hermana.

—Le molestó mi falta de ropa y la vergüenza pública y, ¿para qué engañarnos? Por no sé qué motivo, no te soporta —dice, tras un suspiro—. Y mi madre tampoco. No quiere que te vea. Creo que no están acostumbradas que esté con chicos como tú.

Sonrío al escucharla y muevo una de mis piernas.

—¿Chicos como yo? Eso suena como algo malo.

Y en parte, tienen razón. Debería estar alejado de ella.

—Eh... No quería decir eso —carraspea—. En realidad sí quería decir eso, pero no como un aspecto malo. Digamos que con los que me he relacionado siempre han sido más del tipo de película americana, por falta de una mejor terminología. Aunque, esa lista se resumiría en Finn. Definitivamente no eres como él.

—¿Y tú? ¿Con quién te sientes más cómoda?

Durante unos segundos hay un silencio entre ambos.

—¿Te serviría como respuesta si te digo que te echo de menos a ti a todas horas del día?

Gimo internamente y me veo obligado a cambiarme de lugar. Al parecer me entierro yo mismo en el hoyo. Me levanto de la cama y me siento en la silla donde Olivia había estado vestida solo con mi ropa y donde también ha estado sobre mis muslos...

La imagen de como se vería su cuerpo envuelto en mi cama y su cabello rubio extendido so... ¿Por qué jodida razón tengo que pensar en ello ahora?

Sacudo mi cabeza cerrando mis ojos.

—¿Qué estás haciendo? —pregunto.

—Ver un documental de narvales.

No tengo ni puta idea de lo que es ese bicho, pero cualquier cosa me irá bien para despegar mi mente.

—¿Narvales? ¿Qué se supone que es?

Ella se ríe y casi puedo imaginar como una sonrisa genuina está formada en sus labios y su cabeza ladeada.

Secretos (ARKHÉ I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora