Hyunjin
Después de que la reunión de la mañana en la facultad es suspendida, mis brillantes y nuevos colegas salen de la biblioteca en un tono monocromático de trajes almidonados y repiqueteando con los tacones. Me quedo en la mesa, a la espera de que la manada se disperse mientras observo a Beverly Rivard por el rabillo del ojo.
No ha cambiado su postura autoritaria desde la cabeza de la mesa, no me ha dado ni una mirada desde que se presentó conmigo al inicio de la reunión. Pero lo hará, tan pronto como la habitación se despeje. No cabe duda que tiene un tema más en la agenda por discutir. En privado.
Sin duda ella tiene un elemento más de la agenda a discutir. En privado.
—Señor Hwang. —Sus ojos encuentran los míos mientras se desliza por los suelos de mármol, sorprendentemente en silencio en sus pretenciosos tacones y cierra las puertas detrás del último miembro del personal—. Una palabra más antes de que se vaya.
Será más que una palabra, pero no utilizaré la semántica para desequilibrar la posición que piensa que tiene sobre mí. Hay formas más originales para ponerla de rodillas.
Cruzo las manos en mi regazo y me reclino en la silla de cuero, un codo sobre la mesa y un tobillo sobre la rodilla. Le doy toda la fuerza de mi mirada, porque es el tipo de mujer que quiere algo de todo el mundo, algo poderoso que pueda manipular según su voluntad y punto de vista. Por ahora, todo lo que está recibiendo de mí es mi atención.
Beverly se pasea alrededor de la larga mesa, su modesto traje con falda a la medida amoldándose a su delgada complexión. Veinte años mayor que yo, porta su edad con notable elegancia. Pómulos altos y pronunciados. Rasgos estrechos y aristocráticos. Apenas con una arruga en su tez pálida.
Es difícil saber si su cabello es gris o rubio donde se agrupa en su nuca. Apuesto a que nunca lo lleva suelto. Atraer la atención de los hombres no es su principal presunción. No, su feroz orgullo radica en su sentido de superioridad al dar órdenes y ver a los subordinados pelearse para besar su culo.
Nuestra primera y única reunión cara a cara durante el verano expuso parte de su naturaleza. El resto lo deduje. No se convirtió en la decana de Le Moyne por su bondadoso corazón o encogerse ante la competencia.
Sé de primera mano lo que se necesita para supervisar una preparatoria como esta.
También sé lo fácil que es perder esa posición.
Mientras camina hacia mí, sus ojos agudos recorren los rincones entre las estanterías de caoba, el escritorio vacío de la bibliotecaria y los sofás en el otro extremo. Sí, Beverly. Estamos solos.
Se acomoda en la silla junto a la mía, cruzando las piernas a la altura de las rodillas y me mira con una sonrisa calculada.
―¿Todo está instalado en su nueva casa?
―No pretendamos que le importa.
—Bien. —Pasa sus uñas recortadas por su falda—. El abogado de Barb McCracken me contactó. Resulta que, decidió no quedarse callada.
No es mi problema. Me encojo de hombros.
—Dijo que lo manejaría.
Tal vez Beverly no es tan competente como supuse.
Tararea, aferrándose a su sonrisa, pero ahora es más tensa.
—Lo he arreglado.
—¿Ha despilfarrado más dinero?
Su sonrisa cae.
—Más de lo justificable, el pedacito codicioso... —Sus labios se aprietan mientras se reclina en la silla y mira la habitación—. De cualquier forma. Está resuelto.
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Notas Oscuras | HyunLix
RomanceEllos me llaman puta. Tal vez lo soy. A veces hago cosas que desprecio. A veces, los hombres toman sin preguntar. Pero tengo un don musical, solo un año para terminar la preparatoria, y un plan. Con un obstáculo. Hwang Hyunjin no solo toma. Se apode...