.*・✯ | Capítulo 26

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Felix

Presiono mi rostro en el aroma de Hyunjin que está en sus sabanas y fuerzo mis temblorosas piernas a sostenerme mientras me deslizo hacia el piso. Una brisa fresca me acaricia la espalda desnuda, y sus dedos... Santo infierno, sus dedos se deslizan hacia atrás y hacia adelante entre mis muslos, produciendo el más exótico, y vigorizante tipo de calor ahí abajo. 

No puedo enfocarme en nada que no sea el recorrido de sus golpes, todo mi cuerpo sigue gritando para que siga haciendo eso... eso... lo que está exactamente haciendo. Por favor, no pares, no... 

Se detiene, cubriéndome con su enorme palma. 

—No repetiré la pregunta. 

Presiono mis dientes contra mi labio, odiando su tono brusco e impaciente. O tal vez me encanta. 

—No lo sé. Yo... yo me tocó a veces. —He tratado de curvar la punta de los pies con el ¡Oh si, justo así! del que todos en mi barrio hablan, pero nunca se siente bien como ellos dicen—. ¿Puede pasar cuando no lo disfruto? 

Flexiona su mano contra mi pene. 

—Todos esos hijos de puta, y ninguno te hizo correrte. —Relaja sus dedos, acariciando lentamente—. Será diferente a partir de ahora.

En su siguiente movimiento me toca completamente, empujándome hacia un nuevo y diferente mundo. El aire se escapa de mis pulmones, y mi cuerpo se aprieta alrededor de su invasión. Oh Dios mío, es tan... indoloro. No está seco o dolorido o demasiado apretado. 

Con sus dedos resbalosos, se sumerge una y otra vez. Me he fundido, en un coma inducido de placer que recorre mi cuerpo. Mi culo se aprieta, y mi pulso se vuelve loco. Empujo mis pies sobre la alfombra mientras los sonidos de su ritmo saturan la habitación. 

El calor cubre mi rostro. Sé que esto es deseo, y ha sido él quien encontró ese misterioso desencadenante que libera una lubricación natural, al mostrarme cómo desear esto. Pero estoy chorreando toda su mano. ¿Es normal que esto sea tan sucio? 

Se inclina, subiendo y bajando mi longitud con más rapidez y con su otra mano arrastra el cinturón por mi muslo. El cuero se estremece encima de mí como su respiración. Y como su voz. 

—Tan jodidamente húmedo. 

—Lo siento. No sé por qué... 

—No lo hagas —gruñe, frotando su mano de arriba hacia abajo, masajeando y frotando con tanto control—. Esto es lo que se siente cuando alguien te cuida, cuando recibes placer de alguien que quiere dártelo desesperadamente. —Sus labios rozan el interior de mi muslo—. Yo sé cómo tocar a mi chico. 

Él sabe cómo ser lánguido y masculino, también sabe cómo hacerme rendir solo con la fuerza de sus palabras. Nunca he estado con alguien tan intenso y seguro de sí mismo, alguien que mantiene la calma lo suficiente como para tocarme así. 

Sus dedos salen de mi cuerpo, y su calor desaparece. Giro mi cuello y veo una profunda mirada marina, se endereza y pasa su mano por su boca.

Es la segunda vez que él me prueba. Es obsceno y al mismo tiempo fascinante. 

Da un paso al costado. 

—No muevas tus manos. 

Retuerzo mis dedos sobre las sabanas encima de mi cabeza justo cuando el aire silba sobre mi espalda. Un ardiente golpe aterriza en mi trasero, y no puedo detener mi mano que se vuelve para frotar sobre el dolor. 

Pero su boca está ahí en este momento, fija en el calor palpitante, chupando y lamiendo. Me agarra de las muñecas, sujetándolas contra el colchón mientras sus labios transforman el dolor completamente en otra cosa. El recorrido de su lengua sigue el camino de la picadura, dejando una especie de droga que hace estremecer mi piel. 

Notas Oscuras  |  HyunLixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora