.*・✯ | Capítulo 25

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Hyunjin

Mi autocontrol es una maldita broma, y la parte imperturbable de mi cerebro se pierde bajo las imágenes escalofriantes de Felix acorralado, herido y solo. Me tiemblan las manos mientras me tambaleo al borde de la brutalidad maníaca, consumido por el tipo de dolor de cabeza palpitante que solo puede ser consolado por el derramamiento de sangre. 

Sabía que había abuso sexual, pero parte de mí creía que era en el pasado, como si hubiera sido un solo momento horrible en su vida. Nunca imaginé años de violación. 

¿Cuántos hijos de puta tendré que matar? Y mientras estoy asesinando en mi camino a través de sus pesadillas, ¿cómo voy a detenerme de ser el peor de todos ellos? 

La visión de Felix del sexo está muy probablemente dañada como el infierno. ¿Cómo responderá al sexo conmigo? ¿Se congelará? ¿Estoy empujándolo demasiado rápido? ¿Qué carajos hago ahora, si acaso, con respecto a nuestra relación? 

Mi corazón ruge más fuerte, más rápido, mis músculos se expanden con la dirección de mis pensamientos. 

—Oye. —Él sostiene mi adolorida mano contra su mejilla—. Te estás poniendo tenso otra vez.

Creo que puede estar más loco que yo. Él no se encoge ni intenta poner una distancia segura entre nosotros. En su lugar, él me da una sonrisa gentil y me mira con grandes ojos marrones llenos de confianza. 

Sí, lo traje a casa para mantenerlo a salvo, pero él no tiene ni idea de lo cerca que estoy de romperme. Todo mi cuerpo se estremece por doblarlo y follarlo tan duro que todo lo que recuerde es a mí. Y eso lo destruirá. 

Doy un paso atrás y señalo con un tembloroso dedo hacia la cama. 

—Siéntate. 

Él alisa su short y sigue mi orden, mirando nerviosamente el cinturón en la mesilla de noche. 

Mi palma se siente caliente y dolorida, mi brazo tenso por balancear ese cinturón. Menos por la ira y más porque estoy desesperado por dejar toda esta mierda detrás de nosotros y pasar el resto de la noche derritiéndolo en una felicidad orgásmica. 

Pero no es como si pudiera ir hacia él con el cinturón en la mano. Eso sabotearía su confianza. Tengo que enseñarle que hay un dolor mejor y más significativo que lo que él experimenta. Del tipo voluntario. 

Para hacer eso, tengo que reponerme. 

Con respiraciones medidas, tomo un momento para disfrutar de su belleza, absorbiendo su perfecta exquisitez, tez blanca y cabello oscuro y brillante. Pero es la audacia en sus ojos, la fuerza en su sonrisa, y la potencia de su aura lo que me calma. Es imposible no gravitar hacia él, no ser cautivado por la gracia y tenacidad que emana. 

Mientras lo miro, me doy cuenta con una claridad asombrosa que él no me necesita para matar su pasado. Él ya lo vivió y salió del otro lado con más fuerza que cualquier persona que conozco. 

Pero él me necesita para que escuche, lo apoye sin enloquecer, y, sobre todo, que lo proteja de futuros daños.

Con un pulso más estable y el dolor de cabeza disminuyendo, me uno a él en el borde de la cama, mis pies al lado de los de él en el suelo. Inclinándome sobre su regazo, alcanzo sus tobillos. He despreciado sus zapatos remendados desde el primer día en que los puse sobre sus pies. No son lo suficientemente buenos para él, y verlo caminar en ellos semana tras semana me hace querer darle cada centavo que tengo. 

Saco las pequeñas zapatillas negras de sus talones y las dejo caer al suelo. Si solo supiera cuántos reemplazos de número siete le he comprado. Todo el maldito armario detrás de mí está lleno, no solo con zapatos, sino con ropas y cosas y... Jesús, sueno como un psicópata, incluso en mi cabeza. 

Notas Oscuras  |  HyunLixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora