Hyunjin
Es universalmente conocido que cuanto más prohibido algo es, más deseable se vuelve. Siento esta verdad como un puño alrededor de mis bolas al entrar en el salón de clase después del
almuerzo y encontrar al prohibido objeto de mi deseo esperándome.Felix está de pie al lado de mi escritorio, solo y observándome con enormes ojos oscuros. Con los brazos cruzados bajo sus pechos y la barbilla levantada irradiando actitud, no tiene ni idea de cuánto quiero sujetarlo, azotarlo y follarlo.
Su chandal negro cuelga como una lona sobre su pequeño cuerpo, lo cual solo glorifica mi recuerdo de su cuerpo desnudo, dándole poder al secreto que compartimos. ¿Está pensando en lo de ayer, cuando memoricé toda la piel que esconde? El lunar sobre la costilla justo debajo de su pezón derecho, el delicado trozo de pecas en su tonificado muslo, la tinta decorativa que se desplaza sobre su espalda; todo eso me pertenece ahora. Anhelo otra ojeada, más piel, más Felix.
Él endereza su espalda, empujando inadvertidamente su amplio pecho y me mira como si me estuviera leyendo mi mente y lo considerara espantoso.
No pude controlar que mi corazón fuera arrancado de mi pecho —gracias por eso, Jeongin— más de lo que puedo controlar la forma primitiva en que mi cuerpo reacciona a Lee Felix.
El calor inunda mis músculos mientras hago desaparecer el espacio entre nosotros. Mi boca se seca mientras sus ojos observan mis movimientos por el escritorio. La tensión que carcome se forma detrás de mis abdominales mientras disfruto la sensual forma de sus labios, la vena que se abulta en su garganta, y la cautela en su mirada.
Cierro las manos detrás de mi espalda, sofocando el impulso de dar un tirón al lazo estrangulador alrededor de mi cuello.
—Joven Lee. —Me obligo a fijar la atención por encima de su boca—. Ha llegado temprano.
Él señala con un dedo a los libros de texto apilados en el escritorio entre nosotros.
—Encontré estos en mi casillero.
Echo un vistazo a los suministros que compré en la librería de la escuela esta mañana.
—De nada.
—Así que fue usted. —Él cierra los ojos, inhala profundamente, y su resplandor regresa—. No los voy a tomar...
—Lo hará.
—¿Esto? —Agarra la tableta sin abrir de la pila de libros y me la entrega—. No puedo aceptar esto.
—Sí puede. —Me doy vuelta y empiezo a escribir los temas de debate para el siguiente período en el pizarrón.
Sus pasos se acercan, deteniéndose a mi lado. No lo miro, pero siento su proximidad como un zumbido eléctrico. Una cacofonía de emociones vibra desde su rápida respiración y el crujido de dientes. Puede que me diga que él es un lío ansioso.
En su lugar, dice:
—No acepto limosna, señor Hwang.
Maldito sea su orgullo. Prefiero no insistir por esta cosa sencilla, pero nada es fácil cuando se trata de este chico.
Muevo el marcador sobre el pizarrón, la punta de fieltro chirriando a través del silencio.
—Supone demasiado, joven Lee. Me pagará.
—Eso es lo que me da miedo.
Murmura tan silenciosamente que no estoy seguro de haberlo escuchado correctamente.
Cierro el marcador y lo miro.
—Repita eso.
—Yo estoy... —Él mantiene los brazos a los costados, como si se obligara a no inquietarse—. ¿Qué tipo de pago?
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Notas Oscuras | HyunLix
RomanceEllos me llaman puta. Tal vez lo soy. A veces hago cosas que desprecio. A veces, los hombres toman sin preguntar. Pero tengo un don musical, solo un año para terminar la preparatoria, y un plan. Con un obstáculo. Hwang Hyunjin no solo toma. Se apode...