.*・✯ | Capítulo 28

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Felix

—Ve a dormir. 

Esa es la única respuesta que Hyunjin da a mis interminables preguntas sobre Lorenzo. Eventualmente, mis preocupaciones se disuelven debajo del peso de la fatiga. 

Me doblo contra la rígida pared de su pecho, protegido por el bulto de su brazo alrededor de mi espalda, y custodiado por su vigilante mirada. Me quedo dormido rápidamente, pérdido en un gran espacio temporal donde para siempre no es suficiente. 

Nunca me he sentido tan liviano como si una extraña sensación de aire hubiera reemplazado mis huesos y piel, y no quedara nada más que mi respiración. Suaves y flotantes respiraciones de éter. Cada exhalación forma una nube que se une a las otras vagando a mí alrededor en un vasto cielo azul. 

Estoy soñando. Trato de aferrarme al encantamiento. Es tan seguro y suave aquí que no quiero irme. No despiertes. 

Parpadeo contra destellos de halos de zafiro por la luz de la lámpara. 

—Buenos días. —Los ojos azules de Hyunjin llenan mi horizonte, tan profundos y majestuosos, destellando con todos los colores y estrellas del cielo.

Estiro mis brazos sobre mi cabeza, deleitándome en la suavidad de su cama. 

—Estoy soñando. 

Se acerca a mí, con los bíceps agrupándose mientras planta sus manos en el borde del colchón. 

—¿Todavía soñando? 

—Bueno... estaba en el cielo. —Estiro el brazo y acaricio la descuidada barba de un día en su mandíbula—. Hasta que apareció el diablo. 

Sus labios se encorvan en una territorial sonrisa, con su tez más rosada de lo normal. Su piel está húmeda debajo de mis dedos, con su cabello oscuro y chorreante contra su frente. 

—¿Ya te duchaste? —Arrastro mi atención de su rostro, por su camiseta mojada, y me detengo en los pantalones cortos de gimnasio—. Oh. Hiciste ejercicio. ¿Qué hora es? 

Me muevo a un lado y encuentro el reloj en la mesita de noche. Cinco quince de la mañana. La escuela no empieza hasta en dos horas. 

Se endereza, haciendo rodar sus hombros. 

—¿Cuánto tiempo necesitas para prepararte? 

Me siento, la habitación tambaleándose a mí alrededor mientras recuerdo la conversación que no terminamos anoche. 

—Depende. No me has contado cómo conoces a Lorenzo. 

—Él ya no es de tu incumbencia. —Se gira hacia el baño. 

—No puedes simplemente ir a golpearlo. —Me deslizo de la cama y ajusto la camiseta sobre mis muslos—. Es un ex Marine, un matón, tal vez incluso un criminal. Y tú eres...

Me lanza una hirviente mirada que seca el resto de mis palabras en mi garganta. Su puño se abre y cierra a su lado, con sus lacerados nudillos brillando de rojo. Está bien, tal vez podría dar unos buenos golpes, pero... 

—Es demasiado riesgoso. —Me desplomo en el borde del colchón, temblando contra la idea de él luchando contra otro de mis monstruos. 

Lorenzo rara vez llega a casa sin Minho, así que serían ellos contra mi profesor. Nada bueno saldría de eso. 

Encuentro su mirada. 

—La policía podría ser llamada. Tú podrías ir a prisión. O peor aún, si sigues golpeando cosas, podrías romper tus manos y perder tu habilidad para tocar el piano. 

Notas Oscuras  |  HyunLixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora