Felix
A la mañana siguiente, protejo mis ojos contra el deslumbrante sol y paso un auto desconocido en el camino de entrada de Hyunjin.
—¿Qué es eso?
Me sigue fuera de la casa y camina delante de mí.
—Un Porsche Cayenne.
—De acueeerdo. ¿Por qué está aquí? —Pensé que él me estaba llevando a la cita con mi doctor en su fornido auto—. ¿De dónde vino?
Sus fuertes piernas lo llevan hacia el deportivo blanco, su magnífico culo flexionándose en sus jeans de cintura baja. Con el chirrido de una llave, desbloquea y abre la puerta del conductor y luego me mira con una amplia postura, con los brazos cruzados sobre su pecho.
La camiseta se extiende alrededor de sus bíceps definidos y formidables hombros, y los pliegues de la mezclilla esbozan el impresionante abultamiento entre sus piernas. Me quedo mirando sin vergüenza, una sonrisa jugando en mis labios mientras recuerdo la forma en que su hinchada longitud golpeó contra mi garganta anoche.
—Mírame. —La censura endurece su tono. Cuando levanto la mirada, dice—: Hice que lo entregaran esta mañana.
Aprieto los dientes. Este auto mejor que no sea para mí.
—Pensé que preferías los rápidos autos estadounidenses.
El azul de sus ojos brilla magnéticamente a la luz del sol.
—Cierto. Pero este es uno de los autos más seguros del mercado.
Sip, es para mí, maldita sea. Otro regalo que no necesito. Ahora sé por qué me preguntó a principios de semana si tenía una licencia de conducir.
—Gracias pero no...
—No estamos discutiendo sobre esto.
—Uh, sí, lo estamos. Es bastante difícil explicar mi guardarropa en la escuela. ¿Pero un auto? De ninguna manera. —Pongo mis manos en mis caderas—. Devuélvelo.
—No. —Él lanza las llaves en mi dirección.
Dejo que caigan a mis pies y le doy mi mejor mirada.
Su boca se pone en una línea delgada y severa.
Oh, mierda. Mi pulso se dispara.
Pone sus manos detrás de su espalda y ronda hacia mí, lenta y metódicamente, con los ojos aburridos en los míos.
Doble mierda. Bajo los brazos a los costados y examino el patio. Estamos detrás de la finca, escondidos de la calle. Los imponentes robles forman una pared viviente de privacidad entre los terrenos. No es que tenga miedo de estar a solas con él cuando es así. O tal vez lo tengo, pero cualquier miedo que tengo es sofocado por la embriagadora mezcla de dar y tomar que nos une tan bellamente.
Sin embargo, no significa que tenga que aceptar un auto. Echo un vistazo a la llave.
—¡Los ojos en mí!
Mi enfoque vuela a las líneas esculpidas de su rostro y la vena pulsante en su frente. Han pasado unos días desde que lo molesté, pero conozco esa mirada. Mientras él me rodea, estoy bailando y encogiéndome dentro, anticipando una mano estrangulante en mi garganta o un duro golpe en el culo. Tal vez finalmente tenga sexo conmigo, aquí mismo a plena luz del día. Aceptaría cualquiera o todo. He estado en un estado tan elevado de excitación desde que me mudé, que podría despojarme de mi ropa y tomar la decisión por él.
Se detiene detrás de mí, sin tocar, pero lo suficientemente cerca como para agitar mi cabello con sus respiraciones.
—He tenido mis dedos en tu agujero, mi polla en tu boca, y tu sabor en mis labios. Soy la única persona en el planeta que sabe lo hermoso que te ves cuando te corres. Todas esas pecas en tus muslos, los sonidos que haces cuando duermes, la pasión que evocas con un piano, todo acerca de ti es inestimable e insustituible. Así que voy a envolverte en cosas buenas y te protegeré en un auto seguro. Y vas a darme las gracias con esos hermosos labios alrededor de mi polla cuando llegues a casa.
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Notas Oscuras | HyunLix
RomanceEllos me llaman puta. Tal vez lo soy. A veces hago cosas que desprecio. A veces, los hombres toman sin preguntar. Pero tengo un don musical, solo un año para terminar la preparatoria, y un plan. Con un obstáculo. Hwang Hyunjin no solo toma. Se apode...