Hyunjin
Acuñada entre la fiambrería Engánchalos y una tienda de joyería vintage llamada Peón de los Muertos reside la única tienda de música en Penrith. Al menos, creo que esta es una tienda de música. De pie sobre la acera rota, cuelgo mis gafas de sol en el cuello de mi camiseta y entrecierro los ojos contra el resplandor del sol.
Las barras de seguridad entrecruzan el vidrio de enfrente. No hay signo de abierto o cualquier tipo de anuncio, y la suciedad en las ventanas oscurece mi vista del sombrío interior. Ya que es sábado, la tienda podría no estar abierta. Encontrar a Felix dentro es incluso menos probable.
Pero no estoy aquí por él. Anoche no podía dormir pensando en de donde consigue su dinero y quien puso esas inquietantes sombras en sus ojos. Este tipo Stogie podría ser una avenida a las respuestas, y con suerte, esta visita calmará mi molesta necesidad de conocer al hombre con quien él pasa su tiempo.
Compruebo mi teléfono, confirmando la dirección, y pruebo la puerta.
El sonido de la campana encima de mi cabeza me anuncia mientras entro en una habitación llena de instrumentos. Voces susurran desde la parte de atrás, guiando mis pies a través del laberinto de estantes, juegos de baterías, y basura miscelánea.
—Necesitas comer más.
No puedo verlo alrededor de las filas de los estantes de exhibición, pero su sexy canturreo acelera mis pasos y mi cuerpo zumba con entusiasmo.
Vine aquí para encontrarme con un hombre llamado así por un cigarro, esperaba entrar en una vieja nube de cuero y humo, pero en su lugar, el aire es extraordinariamente fresco, especialmente para un edificio tan antiguo.
—Deja de molestar —dice una voz profunda—, y deja dormir a un anciano.
—Pero tienes un cliente. —Su suspiro sale de detrás de un estante lleno con libros.
Doy un paso a la vista y lo encuentro sentado en el piso, de espaldas a la pared, y las piernas desnudas extendidas ante él. Mis manos se flexionan mientras silenciosamente agradezco a los dioses de la moda por los pantalones cortos. Él es una fantasía semidesnuda de piel bronceada y curvas tortuosas. Una fantasía ilegal.
Los parpados se levantan, sus ojos chocan con los míos y se ensanchan. El libro de texto en sus manos cae al suelo para unirse a la docena de otros que la rodean.
—¿Señor Hwang?
—Joven Lee. —Estoy impresionado con la salvaje urgencia de sonreír como un imbécil, pero logro mantener una máscara estoica.
Su mirada barre mi cabello desaliñado y camiseta hasta mis jeans oscuros y Doc Martens. Desearía poder leer sus pensamientos mientras él me ve por primera vez sin la pompa de chalecos y corbatas. Hace otra pasada de cabeza a los pies, mordisqueando su labio y revolviendo un torrente de emociones dentro de mí.
El anciano a su lado se sienta más alto en la silla de metal. Una deshilachada gorra de béisbol se alza sobre su cabeza calva, y arrugas horizontales pliegan el puente de su nariz, profundizándose en más líneas en su frente de piel oscura. Su sonrisa de boca cerrada es del tipo que los hombres utilizan cuando están desdentados y tienen... ¿ochenta? ¿Noventa? No lo sé, pero el tipo es viejo.
Su brazo tiembla cuando alcanza la pared en un intento de pararse.
—No se levante. —Camino hacia él, ofreciendo mi mano para sacudir la suya—. Soy Hyunjin. Usted debe ser...
—Stogie. —Aprieta mi mano con un agarre sorprendentemente fuerte y se vuelve a sentar.
Felix se inclina para ponerse de pie, y su pequeña camiseta me muestra una pecaminosa visión de sus pezones. Jesús, joder, si él no ajusta esa camiseta, estaré excitándome con ninguna manera de ocultarlo.
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Notas Oscuras | HyunLix
RomanceEllos me llaman puta. Tal vez lo soy. A veces hago cosas que desprecio. A veces, los hombres toman sin preguntar. Pero tengo un don musical, solo un año para terminar la preparatoria, y un plan. Con un obstáculo. Hwang Hyunjin no solo toma. Se apode...