.*・✯ | Capítulo 18

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Hyunjin

—Se acabó. —Dejo caer la botella de cerveza con más fuerza de la que pensaba y me encojo ante el crujido de la mesa de cristal de mamá. Mierda. Froto un dedo sobre la astilla y le echo una mirada de disculpa—. Lo siento, mamá. 

—No me importa la maldita mesa. Estoy preocupada por ti. —Cierra una botella de vino de la encimera de atrás y cruza la cocina para sentarse a mi lado, con una copa de tinto en la mano. La coloca sobre la mesa, le da vueltas al pie y une las palabras—. Sé que has sido infeliz durante un tiempo, pero esto es diferente. Has estado malhumorado, con un mal genio que has sido un grano en el culo las últimas semanas. 

Cinco semanas, para ser exactos. 

Cinco semanas desde que besé a Felix. Desde que sentí su piel bajo mis manos. Desde que lo castigué de la forma que ambos necesitamos. Cinco semanas agonizantes desde que lo envié a su casa en el parque con el arrepentimiento invadiendo mi sistema nervioso. 

—Cariño. —Ella coloca su mano en mi antebrazo y me da un firme apretón—. ¿Sabe Jeongin que se acabó? 

Jeongin todavía me envía mensajes de texto, pero sus mensajes quedan sin respuesta. Sé lo que quiere, él sabe lo que quiero, y ninguno de nosotros está dispuesto a comprometerse.

—Sigue negándose obstinadamente a aceptar mis términos. —Me llevo una mano a los largos mechones que me tocan la frente. Vaya, necesito un corte de cabello—. Esto no tiene nada que ver con él. 

—Oh. —Los persistentes ojos azules de mamá vagan por mi rostro, buscando respuestas—. No se trata de tu auto, ¿verdad? 

—No, ayer recuperé el auto. 

Aunque eso me puso en un estado de ánimo magnífico. Después de ver a Felix alejarse volví al estacionamiento y el GTO se había ido. Robado. Secuestrado. Tuve que llamar a Deb para que me llevara a la comisaría. Cuando me dejó en casa, me quedé de pie en la puerta, vibrando con la agitación mientras le decía: No, no voy a follarte. Debería haber sido más amable con ella por ayudarme, con el transporte y con el esposo de Beverly Rivard, pero estaba demasiado angustiado para dejarla entrar. 

El GTO no fue lo único que perdí en el parque ese día. 

Los policías recuperaron mi auto, el interior estaba destrozado y el cuerpo desnudo. Hicieron falta semanas para devolverlo a su perfecto estado. 

Pero Felix... Mi mano se aprieta alrededor de la botella. Estoy haciendo todo lo posible para asegurarme de que la cosa entre nosotros no se recupera. La atracción permanece, más fuerte que nunca, ardiendo como una brasa encendida. Chisporrotea para ser alimentado cuando me siento a su lado en el banco del piano, sisea con chispas cuando golpeo sus muñecas por la falta de una nota, y cruje y salta cada maldita vez que nuestros ojos conectan. 

Nuestra primera semana juntos se pasó tan jodidamente rápido que mis nervios aún están salvajes por el hambre. Si no hubiera retrocedido, estaría en mi cama ahora mismo, su joven cuerpo de diecisiete años inclinándose y ruborizándose bajo mi cinturón y sus enormes y adorables ojos rogándome por cosas que no puedo darle. Leopold. Una relación abierta y lícita. Mi corazón... 

Es demasiado joven para separar el sexo y el amor, y he perdido el interés en cualquier cosa más allá del placer físico. 

Una vez que consiga lo que quiere de él, su desconfianza en los hombres será irreparable. 

Mamá me observa de esa manera intuitiva, su suave expresión enmarcada por el cabello negro que se encrespa sobre sus hombros. Se estira para pellizcar los extremos de un bucle, cepillando el mechón de un lado a otro por la mandíbula mientras me estudia. Dejo la cerveza y finjo
ignorarla. 

Notas Oscuras  |  HyunLixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora