Extra #2

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Javier♡

Aspiro bien fuerte el aire de la noche, miro las estrellas por el balcón de mi habitación, se que a Aura le hubiera encantado está vista, lo sé.

Como quisiera que me visitara más seguido pero desde que encontró a Elena aquí la otra vez no se a dignado a venir. Aprecio mucho a esta última pero su actitud de estos días no me ha gustado, el berrinche que hizo en la cafetería cuándo Fuego y Tierra se peliaban, y para luego tratar de humillar a la ojiverde me hizo citarla aquí está noche.  Golpean la puerta y me apresuro a abrirla, me encuentro a Elena con una gran sonrisa, sus ojos café brillan y su cabello castaño lo trae suelto.

—Hola— saluda entusiasmada.

—Hola— me abro paso y ella entra directo a la sala para sentarse en el sofá.

Lleva puesto un vestido amarillo chillón, no sé de dónde lo ha sacado pero escandila mucho.

Tomo asiento a su lado, tengo que pensarlo dos veces antes de hablar.

—¿Que planes hay para hoy?— se me adelanta mirándome — yo pensé en ir al malecón de La Macarena. 

—No, no— sacudo las manos— solo te invité para cenar aquí, tengo que hablar contigo.

—Suena bien.

La invito a la mesa, ella se pone a comer y yo solo pienso que voy a decirle, tengo que detenerla antes de que haga un desastre.

—¿De que querías hablar?— pregunta tomando su vaso de jugo.

—Solo queria decirte que no estuvo bien lo que hiciste el otro día. No puedes hacer eso hacia una persona que no te ha hecho nada.

Me mira indignada, ya se va a poner a hacer berrinche.

—¡La estás defendiendo! ¡Ella me molió en el ring por si no te acuerdas!

—Tu me pediste peliar con ella.

—Pero no sabía que ella era... superior — lo último lo susurra como si fuese un pecado decirlo— pero todos tienen que ver con Aurela como si fuera la gran cosa, no se dan cuenta de lo que en verdad es.

—¿Y que es?— cuestiono— ¿O que es lo que tú crees que es?

—Es una ladrona, me ha robado todo lo que quiero — contesta levantándose.

La sigo al balcón, se reposa en el barandal ¿Por qué tanto odio hacia ella?

—No te ha robado nada.

—Claro que si.

—¿Que es entonces?

—El primer lugar en la lista de capacidades, el que este en el puesto de líder Alfa, Mis amigos... Tú.

Lo último me desconcierta lo que me dice, no, debo de estar malinterpretando todo esto.

—Hableme con la verdad, Elena — impongo dando un paso atrás.

Su mirada se desvía al suelo y juega con sus dedos, que no lo diga, que no lo diga.

—Guardo sentimientos por ti— confiesa subiendo su mirada— desde hace mucho... Estoy enamorada de ti.

¡Vaya! ¿Que hago? ¿Que le digo? O sea ella es mi amiga de toda la vida y que me diga esto ahora me descuadra todo. Me quedo en silencio sin saber que decir y veo como algo en ella se quiebra por dentro.

—Estoy ilusionada yo sola ¿Cierto? — habla con ojos cristalinos. Como no respondo, se limpia una lágrima— Eso supuse, quisiera estar normal, pero sé que no te gusto porque te gusta ella.

—No...

—¡Si! ¡Si Javier! ¡Te gusta Aurela! No lo niegues— grita con la voz rota.

Aprieto los labios formando una fina línea, si, mentí al decir que veo a Aura como a una hermana, me gustaba, no se.  Pero ese sentimiento solo lo sentí al principio y no estoy enamorado, solo es atracción, es algo de hombres. Creo.

—Me atraia— admito, muy seguro que ella no es más que una amiga para mi— pero ya no, me di cuenta que ella es feliz con Derek y no quise interponerme solo porque yo quería otra cosa.

—¿Otra cosa?

—No quería un romance con ella, yo pretendía otra cosa— soy sincero— era algo carnal.

Elena me mira con repudio, como si fuera una basura, pero suaviza el gesto pasado unos segundos.

—¿Entonces no te gusta?

—No románticamente.

—Ah....— articula— es deseo lo que sientes, lo entiendo, es una chica bonita que tiende a hacer pensar cosas indebidas. Pero lo que no comprendo es como puedes decir eso sin vergüenza.

—Es algo que duró poco, la verdad es que he dejado de sentir eso. 

—¿Pero si tengo oportunidad contigo?— el brillo vuelve a sus ojos como una ilusión de niño pequeño.

—Elena, yo te quiero muchísimo — la tomo de las manos, dedicándole la mirada más compasiva que puedo darle— Pero no puedo verte mas allá de una amiga, eres increíble y no merezco que sientas esas cosas por mi, no puedo corresponderte.

Las lágrimas invaden sus ojos y llora delante de mí, me duele que sufra de esta manera, pero es mejor una verdad dolorosa que una mentira que en cualquier momento dolerá aún más.

—Dime algo ¿Ella o yo? ¿Si amenaza el peligro a quien salvarias?

—No voy a responder eso— me niego.

—¡Responde!— masculla llorando— ¿Ella o yo? ¿Quien es mas importante para ti?

Elena ha sido una de mis mejores amigas, compareñas, hasta la llegué a considerar parte de mi familia, me ha dado buenos momentos, felices, a su lado, su madre es gran amiga de la mía, se crió a mi lado, jugamos juntos, nos contábamos nuestros secretos, confiamos en el otro. Pero ella lo echó a perder con su actitud tóxica, hablando mal de Aura, diciéndole a Federico pestes y pestes, apoyando a Delia con desterrarla de Cobra sin argumento alguno, haciéndole la vida imposible. Cambió para mal.

Aurela llegó tan repentinamente, fue grosera al principio, pero después me dio la confianza, me trató como un amigo, me dedicó sonrisas sinceras, nos contó su historia, me mostró su lado vulnerable al llorar por su familia, y a intentado cambiar poco a poco, demostrando que es de humanos equivocarse. Ella está cambiando para bien.

He ahí la diferencia, la comparación tiene balanza, y aunque la primera tiene más peso que la otra, pongo mis esperanzas en la que de verdad vale la pena.

—Las dos son importantes para mi, de eso no tengo duda— le aseguro, demostrando que no me va a hacer elegir.

—¡La voy a joder, te lo juro, se arrepentirá de haber nacido, la voy a joder como nunca!— brama y los pelos se me ponen de punta. Esta no es la Elena que conozco.

—¡Alejate de ella, no te atrevas a tocarla un pelo porque si no...!— me callo al darme cuenta de lo que acabo de hacer.

La castaña asiente derrotada, no, no, no.

—Felicidades, la acabas de escoger— aplaude como si esto fuera un juego—Eres un gran mentiroso.

—No digas eso, no la elegí a ella.

A Elena se le inyectan los ojos de rojo y me voltea la cara con una bofetada que arde como los mil demonios. Pero dije la verdad, dije la verdad.

—¡La odio tanto! ¡Ojalá y se muera pronto!

Se pone histérica, trato de calmarla pero se zafa de mi agarre.

—¡No me toques! ¡No me vuelvas a hablar en tu vida!

Avanza hacia la puerta.

—¿Puedes calmarte?

—¡No Javier! ¡No me calmo!— exclama con la puerta abierta — Está claro que en este juego salí perdedora.  Pero te arrepentirás cuando las manos de ella estén llena de sangre de inocentes.

Y con eso cierra la puerta de golpe, dejándome desconcertado, sin saber que hacer, pero de algo si estoy seguro, que elegir a Aura fue mi mejor opción.

Elementos: Guardianes De El Mundo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora