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"Ya es hora querida"

Cerré mis ojos, sintiendo el poder drenar hacia una de mis manos, y con la otra me sostenía mi estómago. Una luz verde radioactiva creio en mi palma, atrás de mi los elementos, mirando asombrados como mi poder era mas fuerte. Mi cabello, que ahora era verde se agitaba con frenesí por todos lados, habia fuerte viento.

Cuando la bola de luz fue lo suficientemente grande la solté con fuerza contra la tierra, dando cinco pasos hacía atrás. Estabamos a las afueras de cobras, era medio día. Miré sobre mi hombro y mas atras estaban Federico, mi madre, Kevin, Sandro, Javier, Daniel y María. Hela y Mylo los cuidaban, me dieron una vista hermosa, ellos los cuidarian cualquier cosa.

La bola hizo crecer ese gran árbol que habia visto anteriormente, el jardín se creó, las flores azules y rosa, el pasto verde, el estanque de agua cristalina con esos peces rojos, la brisa fresca y unas pequeñas bolitas blancas que no se de donde venian.

Caminé hasta quedar frente al árbol nuevamente, sabia que de mi lado derecho estaba Nolán y Max y de otra Ivy y Eddie. Como piramide invertida y cada uno llevando sus uniformes.

...Siempre has tenido mi apoyo.

Lo sé, Eddie, tengo tu apoyo desde antes de conocerte.

...Te quiero, Aura.

Sonreí.

Me giré para mirarlos a todos a los ojos, para mirar esos ojos rojos que me causaban temor pero ahora me dan seguridad.

Max me dió una mirada helada, estaba cabreado, y me dolió que me mirara asi.  Pero estaba tan agradecida con el destino por ponerlo en mi camino.

—Los amo un mundo — murmuré mirando a cada uno — son y serán siempre mi pilar.

A Ivy se le llenaron los ojos de lágrimas, pero no botó no una sola.

Nolán se le enrojecieron las mejillas y una lágrima rodó por ellas.

Eddie solo sonrió, dandome un apoyo con el pequeño secreto.

Y Max, mi Max, caminó hasta quedar frente a mi, sus ojos llenos de tristeza.

Me impresionó verlo arrodillarse,  me agarró las manos, y poso su frente contra ellas.

Max tenia mucho que demostrar en esta historia...

Esas palabras, yo las habia pensado have mucho y volvieron a mi mente como un balazo.

Y una de esas era que hasta el mas fuerte podría ser derribado...

Levantó su rostro, sus mejillas rojas y húmedas por las lágrimas. Se me rompió el corazón.

—No me dejes, no me dejes—susurró mirandome fijamente— No me importan los demás, Aurela, yo solo te quiero a ti conmigo.

—No llores, Max — no me gustaba verlo de esa manera — Te amo mi amor.

— Casate conmigo, seremos felices, lo prometo.

Mis ojos me ardieron, traté de no llorar, pero lo que haría no me aseguraba nada.

—Lo intenté todo, hice de todo y nada funcionó ¿Cómo haré para vivir sin ti?— siguió y lo siguiente que se me rompió fue el alma.

No nos conocimos en las mejores circunstancias, peleamos demasiado y casi nos matamos el uno al otro, pero todo cambió, y para bien. Porqué Max me demostró que el amor puede florecer del odio mas intenso y convertirse en lo mas puro que pueda existir. Ahí entendí que estabamos destinados a unirnos, destinados a ser lo que somos hoy.

Elementos: Guardianes De El Mundo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora