"Los primeros dones"
Aurela
12 años después...
Me retuerzo bajo el frío de el invierno, tiemblo tensando los músculos en busca de una pista de calor. La sábana no me cubre y siento que la chimenea no me calienta como debería. Una mano se posa en mi frente.
—Estas ardiendo en fiebre— dice Tomás el leñador — Te haré una sopa para que comas algo.
Asiento sin poder hablar, me castallean los dientes. Afuera está nevando, es horrible este tiempo, me gusta más cuando es verano y las flores nacen. Él fue el que me crío desde pequeña.
Todos pensaron que el fin de el mundo llegaría con la llegada de los que al parecer fueron rocas caídas de el cielo, es un mito que no creo. Porque ¿Cuatro meteoritos diferentes en la tierra? No, jamás sería posible.
—Aqui tienes— Tomás me da un té mientras se hace la sopa, se sienta a mi lado con otra taza en mano— Dentro de unos meses cumples años. Y también se cumpliran 13 años de el golpe al mundo.
—¿De que hablas?— le doy un sorbo al té.
Suspira.
— hace muchos años había un mundo totalmente diferente a este, la tierra se dividía en países, que estaban dirigidos por presidentes. Existía la nacionalidad, que era nacer en un país y decir... Por ejemplo, Soy Aleman o Puertorriqueño. Dependía de el nombre— explica con cierto afan— las personas cada día se volvían más malas y el mundo empezó a retroceder. El caos llegó junto con la lluvia de fuego, hubo tsunamis que inundaron las pequeñas islas, temblores que partieron la tierra, huracanes que destruyeron ciudades, todo lo que se llamaba futuro desaparecio para hacerle paso a la era de la penumbra.
Analizo sus palabras, no sabía que eso había pasado, que existió otro mundo y otra época. Tomás no me deja salir de los límites de la cabaña, nunca he socializado con otras personas o otros niños.
—¿Y que más pasó?— inquiero queriendo saber más como si una historia de dormir se tratara.
—Los que creían que era el final se suicidaron, los que querían vivir sobrevivieron y reconstruyenro ciudades por todo el mundo, ya los países no existian pero las ciudades eran las que se mantenían...
—¿Cual es la ciudad más cercana?— quiero saber más e ir a explorarlas.
—Aura— advierte— no preguntes cosas que sabes que no voy a responder. Ya recuestate.
La mañana llega con una tormenta de nieve, me siento mejor, ya no hay tanto frío como el que sentía ayer. Me abrigo bien le sirvo agua a los caballos junto con Dina y Bull el pastor alemán de Tomás. Me ato el cabello en una moño, cada año es más abundante, ahora lo tengo en la espalda baja casi en mis glúteos.
Preparo la comida para los sementales, esta es mi rutina diaria, alimento a los animales de la pequeña granja. La tormenta se vuelve fuerte y abrigo bien a los perros. Uno de los pinos cruje y de repente cae delante de mis pies, Dina y Bull ladran ante tal cosa y Tomas sale de la cabaña a ver si estoy bien.
—Bueno. Es leña así que voy a buscar el hacha— se va y vuelve y empieza a romper la madera.
Suelto el balde en la nieve y me acerco a las raíces que quedaron de el árbol. Estaba comido por dentro gracias a las termitas, toco la madera que se hace polvo ante mi tacto. Pero mis dedos cosquillean y una tinta verde me tiñe la punta de ellos y de pronto una pequeña planta nace en medio de el tronco muerto.
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Elementos: Guardianes De El Mundo
Bilim KurguLa vida me ha enseñado que hay que vivirla, disfrutarla y divertirse en el camino, que no todo es para siempre y hasta el árbol más fuerte puede caer con una simple brisa. De la muerte he aprendido que es impredecible y que puede tocar la puerta de...