"Perfecta"
El sol resplandece en el patio, está brillante y caluroso el día. Los cambios climáticos son un desastre y más con la llegada de Max, que gracias a él hay un calor tremendo.
Max
Le propine unos buenos golpes hoy, se los merecía, es un adelanto de lo que les tengo guardado a él y a su padre. No se las pondré fácil.
Hela ladra hacia el ventanal, se han mantenido acostados uno al lado de otro, se que quieren salir pero son pocos los que saben de su existencia y causarían mala impresión sin anda por ahí.
«Se merecía esos golpes, no entiendo porque no le diste con un silla»
Me dice Mylo tras recostarse a mi lado, ya sentada en la cama me limito a verme los pies descalzos.
—Ni que silla ni que nada— Increpo— se merece un tiro en medio de las cejas.
Hela me mira con sorna, a veces me da miedo que me mire así.
«Si lo matas serás igual que él »
—Ya soy igual que él— le corrijo tirandome de espaldas a la cama con los brazos abiertos— Además... No lo puedo matar, hace parte de los elementos y tampoco quiero cargar con un muerto más en mi hombros.
Cierro los ojos ante el cansancio, levantarme temprano me está cobrando factura.
«Recuerda que tú también eres humana, y también necesitas darte un respiro»
Con el comentario de Mylo me sumo al mundo de los sueños. Si es que eso se le puede llamar sueño, porque lo que viene a mi mente son recuerdos borrosos de cuando era niña, felices, pero con nostalgia.
—Vamos a hacer un pastel — decía una mini yo hacia Tomas, que asintió ante mi propuesta.
—¿De que lo haremos?
—De...— me puse un dedo en el mentón — ¡Chocolate!
La escena se borró y una nueva apareció. Mostrandome a mi bajo la nieve junto a Bull y Dina.
—... Y vivieron felices por siempre — les leía un libro de cuentos de hadas a lo que ellos escuchaban atentamente — Algún día quiero que un príncipe me rescate.
Tomas salía de la casa con dos tazas humeantes.
—Aqui te traje algo para el frío, Aura.
Me entregó la taza con té.
—Gracias, papá.
La imagen volvió a cambiar mostrando una escena totalmente diferente. Era yo en un bosque oscuro y dos pequeños cachorros en mis brazos. Veía el fuego como algo hipnotizante.
— Estamos solos a partir de hoy— les acariciaba las cabecitas a los bebés— les prometo que los protegeré con mi vida si es necesario.
Me quité la chaqueta que cargaba y la tire a la fogata, con eso quemaba el dolor de la pérdida y la desesperación de estar siempre sola.
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Elementos: Guardianes De El Mundo
Science FictionLa vida me ha enseñado que hay que vivirla, disfrutarla y divertirse en el camino, que no todo es para siempre y hasta el árbol más fuerte puede caer con una simple brisa. De la muerte he aprendido que es impredecible y que puede tocar la puerta de...