Capítulo 30

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1 año después...





Diciembre había terminado.

Y con ello, las festividades navideñas y el clima helado de Busan durante dicha época.

Las personas comenzaban a retirar todos los adornos de sus establecimientos o de sus hogares con el deseo y la ilusión de que el nuevo año fuera muchísimo mejor que el anterior.

La ciudad regresaba a su rutina habitual y se podía observar nuevamente a los estudiantes reanudar sus clases, así como algunos trabajadores regresaban a sus respectivas responsabilidades laborales.

La vida tenía que continuar su rumbo.

Justo como la de este joven que se encontraba nadando en la alberca del club al que le gustaba asistir cuando estaba aburrido en casa; nadó por unos cuantos metros hasta llegar al borde y sacar su cuerpo a flote para reposar sus antebrazos en la orilla de la alberca, observando de manera curiosa a las demás personas que pasaban por ahí, y mientras les sonreía de forma cálida, escuchó un pequeño pitido proveniente de su reloj a prueba de agua, observó la hora y formó una pequeña "o" con sus labios dándose cuenta de que tenía que irse.

Salió de la alberca y comenzó a caminar hacia los vestidores mientras se quitaba la gorra y los googles y sacudía sus mechones de oro que ahora, caían ligeramente por debajo de sus ojos.

Mientras tarareaba su actual canción favorita, "Self Control", comenzó a vestirse y arreglarse una vez que llegó a los vestidores optando por unos pantalones rayados de color azul, playera Celine de color blanco y una chaqueta deportiva verde que llevaba en su mochila, arregló su cabello con un poco de fijador dándole a sus mechones una vista de cabello ligeramente rizado, por supuesto, no olvidó colocarse sus pequeñas arracadas y su preciado dije en forma de corazón, regalo de su novio en Navidad.

Una vez que finalizó, comenzó a caminar hacia la salida paseando por los pasillos del club despidiéndose de cuan trabajador se le cruzara en frente, dando una ligera reverencia al pasar cada persona.

Como siempre lo hacía.

— ¡Que tengan lindo día!— bateó su mano felizmente.

— Hoy hiciste un trabajo excelente.— le guiñó el ojo a una trabajadora de manera amigable.

— Sí estás cansado deberías sentarte unos minutos.— comentó con un ligero puchero.

Oh Dios.

Todo el mundo adoraba su amabilidad.

Y les encantaba verlo porque su sonrisa ponía de buen humor hasta el mismísimo satanás.

Luego de eso, aquel joven de cabellera rubia caminaba ahora por las calles de la ciudad mientras miraba Google Maps en su celular, su amigo le había comentado en días pasados que habían abierto una nueva pastelería cerca de la zona Metropolitana de la ciudad y que sus postres eran una completa delicia por lo que decidió ir hacia allá y comprar algunos antes de pasar a visitarlo a su casa.

Sonrió ampliamente cuando encontró la pastelería y guardó su teléfono en su bolsillo para poder adentrarse en el local.

El lugar por supuesto, olía delicioso.

Había un montón de pasteles de distintos sabores, tamaños y colores.

El rubio se deleitó viendo cada pastelito hasta tomar la charola y unas pinzas del mostrador para poder escoger los que le parecían más deliciosos.

Títere - Kookmin (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora