Capítulo Final Parte I

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Jungkook caminaba rápidamente siguiéndole el paso a un Bam que continuaba olfateando cada objeto que encontraba por la calle, probablemente llevaban así una hora o incluso más.

Por cada movimiento que daban, el pelinegro se ponía cada vez más nervioso, realmente esperaba que el doberman pudiera encontrar algo que lo ayudará a llegar a Jimin.

Pasaron unos minutos más hasta que se acercaron a una de las zonas residenciales de la ciudad, Bam se detuvo de pronto y comenzó a olfatear la acera, mirando hacia el frente y hacia un lado, comenzando a soltar chillidos.

Desde ese punto, había dejado de percibir el olor de la camisa de Jimin.

— No... Bam, no. No me hagas esto, por favor.— pronunció el pelinegro asustado al percatarse de que había dejado de rastrear.

No podía ser posible.

Toda señal de esperanza se esfumó en tan solo un par de segundos.

Bam solo pudo acostarse en la banqueta, acomodando su cabeza sobre sus patitas, con la mirada baja.

— Dios no...— el pelinegro se agarró la cabeza y chupó sus labios.

Miró a los alrededores como un loco impaciente pero, desafortunadamente, no había nada que le indicara que Jimin podría estar cerca de ahí, ¿por qué el olor había desaparecido? ¿Acaso él se encontraba dentro de una de esas casas?

Jungkook sintiéndose completamente derrotado, se recargó en una de las paredes dejando su cuerpo caer.

Su mirada estaba apagada y fruncía el ceño con tristeza.

Todo parecía ir tan bien...

— ¡Hoy es el mejor día de mi vida! ¡Adiós al títere, por fin!

El sastre fulminó con la mirada su versión títere, quién se apareció frente a él bailando alrededor de un poste de luz cercano.

— Vete a la mierda...— susurró y bajó su mirada, alzando sus rodillas y descansando sus manos, aguantando las ganas de llorar.

— Ay no, no te pongas triste, Kookie. Tal vez haya una esperanza... o tal vez no.— se burló comenzando a soltar ruidosas carcajadas.

Pero ninguno de los dos esperó lo siguiente.

— Anda, camina. Dolly.

Al escuchar esa pequeña frase, el pelinegro alzó su rostro y lo giró a la izquierda para observar como en la siguiente calle un señor salía de su mansión sosteniendo a un joven del brazo con fuerza.

Se levantó de su lugar lentamente y casi quiso correr cuando pudo verle el rostro a ese muchacho.

Dios mío. 

Se trataba de Jimin.

— No me jodas...

El señor Lee había terminado de realizar todo lo mencionado con anterioridad y efectivamente le llevó al rubio un pastelito y unas flores que fueron rechazadas completamente.

Aquel hombre decidió que era mejor idea llevarlo a un restaurante o algo parecido para remediar los golpes que le propinó a Dolly aunque este no estuviera de acuerdo. Salieron de la casa y encaminó al títere hacia su automóvil tomándolo del brazo con fuerza a pesar de los pequeños gruñidos contrarios, no fue hasta que recibió una llamada telefónica y tuvo que atenderla, aparentemente se había olvidado de un pendiente por lo que no podía llevar a Jimin con él, el hombre gruñó con fastidio y se dio la vuelta para regresar y dejar al rubio en la mansión.

Títere - Kookmin (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora