Letzter Besuch

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Es lunes, lunes de visitas, un hermoso lunes. Me levanté de mi cama antes que Yeji llegara a levantarme. Me bañe, me vestí y me maquille, hoy vería a Giselle y ya quería bajar para esperarla, no podía soportar un segundo más sin verla, necesitaba abrazarla.

Yeji al entrar a mi habitación y viéndome maquillándome frente al espejo sólo saludo y me ayudó con el cabello, nada difícil, solo un par de trenzas que se unían atrás, me sentía muy linda y esperaba que a Giselle le gustara.

Ya al terminar baje hacia el comedor y para matar el tiempo empecé a ayudar a las personas a decorar la mesa. Jimin al verme tan alegre solo me dio un leve golpe en la espalda para que me mantuviera derecha, porque al parece ella estaba de muy mal humor.

— Giselle —deje los palillos en la mesa y fui corriendo hacia mi prometida, ella al verme correr se puso en posición para agarrarme y luego levantarme — No sabes cuanto te extrañé.

— No creo que tanto como yo, mi amor —me bajó y nos besamos con una sonrisa.

— Kim Minjeong —ignore el llamado de Jimin y seguí besando a mi novia — Kim Minjeong, suéltala inmediatamente —sentí como tiro de mi cabello para que le hiciera caso.

— Hija, mi amor —mi madre me abrazo antes de que me tirara a Jimin para darle un par de golpes que me enseñó Jeno — Contrólate, por favor —me susurró mientras acariciaba mi cabello — Te ves hermosa hoy.

— Gracias, mamá— le di una última mirada de odio a Jimin para luego ver a mi madre— Juro que si vuelve a tocarme la mato.

— Parece tener el doble de músculos que tú, así que ni lo intentes —río mi padre y me desordeno el cabello — ¿A mí no me extrañaste? —sonreí y lo abracé.

Luego de hablar un poco sobre todas las cosas que Yeji sí me dejo hablar, nos sentamos para comer, sin dejar de conversar. Le rogué a Yeji que me dejara sentarme con Giselle y luego de muchos aegyos me dejó hacerlo.

Al comer y no podía apartar la vista de Giselle, quería tatuarme en mis ojos su hermoso perfil y sonrisa, luego de darnos comida en la boca y decirnos tiernas palabras se me ocurrió que ya era hora de correr por nuestra libertad para mudarnos a otro país como América o Japón, no lo sé.

— Tu mirada me pone nerviosa ¿que piensas? —me acarició la mejilla y yo cerré los ojos para disfrutarlo, amaba cuando me hacía eso.

— En lo bella que eres, mi amor —le sonreí y le di un corto beso en la nariz — Es que ahora sí puedo correr —susurré para que solo ella me escuchara.

— ¿Estás segura? Nunca fuiste muy buena en los deportes y yo menos —susurró, era un buen punto.

— Tú sabes conducir y las llaves del auto las tiene Jeno, le hablo un rato y se las quitaré sin que se de cuenta —le susurré con una sonrisa.

— Es muy peligroso mi amor, ellos tiene permiso para matarme —mi sonrisa se fue, algo escondía, ella nunca pensaba mucho las cosas.

— Desde cuando algo así te ha parado—deje de susurrar, llamando la atención de todos.

— Desde que pensé que vivirás mucho mejor acá que conmigo —ella aun tenía la voz baja, miedo de que la escuchara.

— No pienses idioteces, nunca lograré ser feliz si tu no estas a mi lado —mi voz se iba quebrando— No importa si vivimos bajo un puente, yo estaré más que feliz a tu lado.

— Minjeong, se realista —miré a mis padres por un segundo.

— Mis padres me enseñaron que el dinero nunca importa, que el amor siempre va primero —iba alzando la voz — Eso me dijeron antes de venir, que lograríamos que me sacaran de acá y viviríamos igual de felices que antes.

— Minjeong —susurró mi madre.

— Dime que volveremos a dormirnos juntas en el sillón mientras veíamos una serie, dime que volveremos a reírnos de nosotras mismas, dime que saldremos de esto y nada cambiará, por favor dilo —me limpie las lágrimas que se me escapaban — Por favor —susurré.

— Uchinaga Aeri —miré a Yeji que parecía más seria de lo normal — Desde ahora no tiene permitido mirar o acercarse a Kim Minjeong por alterar el proceso de entrenamiento —me levanté rápidamente y me acerque a ella.

— Estás de broma —mis lágrimas salieron sin parar — Todo esto debe ser una broma, no pueden hacer esto.

— Uchinaga Aeri, la salida es por este lado —me ignoró la rubia y yo le pegué en el hombro.

— No hagas esto, Yeji —sentí que alguien me agarro los brazos, era Jeno — Yeji, por favor, es lo único que te pido, deja que me vuelva a ver, deja que se quede —intenté salir de los brazos del chico pero él era muy fuerte — Mamá por favor haz algo, Papá.

— Le pedimos que por favor se retiren y no digan nada de esto en el pueblo —les dijo Baekhyun a mi padres.

Yo a comence a gritar a que se quedarán y me ayudarán mientras todos se iban retirando del lugar.
Al ya estar fuera de mi vista me dedique a insultar a todos de la sala pero más a la princesa que no conocía.

Luego, cuando mi voz dejó de salir y ya no tenía fuerzas de seguir peleando con Jeno. Me tiré al suelo y lloré por lo que acababa de pasar, nadie me tocó ni me habló, algunos se fueron y otros se dedicaron a desocupar la mesa.
Yo me quedé en el suelo hasta que Yeji me dio algo de agua para calmarme, agarré ese vaso con agua y lo estrellé contra el piso para luego esconderme en mi habitación.

Cada vez odiaba más estar en esta cabaña.

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