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Creo que debería contar el día donde nos presentamos ante el mundo, donde paseamos en caballo por la ciudad para así saludar y ver como estaba todo, en ese tiempo no era muy peligroso salir en las calles, todo recién había empezado. De igual forma aumentamos la seguridad del paseo.

— Myeong, Myang les traeré galletas —gritó Minjeong mientras se sube a su negro caballo con dificultad — Estoy tan nerviosa —me dijo con una sonrisa.

— Yo igual —acaricié a mi caballo rubio y comencé a andar.

— Recuerden que siempre debemos de estar cerca —gritó mi padre — Si llegan ver algo peligroso comuníquenselo rápidamente a los guardias, nunca deben de bajar del caballo y si quieren parar, no hacerlo solos —miro a todos y sonrió levemente — Y lo más importante, demuestren seguridad —se dio vuelta y comenzó a andar junto a mi madre.

Con todos menos Giselle comenzamos a andar hacia la ciudad a una velocidad decente. Mi padre hablaba con el primer ministro, mi madre hablaba con Yizhuo, Ryujin hablaba animadamente con Yeji, Mark hablaba conmigo y veía como Minjeong hablaba sola para calmarse.

El ambiente era bastante agradable.

— Posiciones —gritó el padre de Yeji.

Todos nos acomodamos en el caballo, cambiamos nuestra expresión a una más segura, vi como Minjeong agarro aire para luego soltarlo cuando entramos al lugar.

Rápidamente la gente comenzó a gritar por los reyes, los periodistas no dejaban de hacer preguntas de todo tipo y niños corrían por el lugar en busca de un buen lugar para disfrutar del espectáculo.

Cabalgamos lentamente por el recorrido que siempre se ha hecho por tradición, nada estuvo fuera de lo planeado, pero Minjeong me miro por los malos comentarios, estos siempre estaban y esta vez atacaban a Minjeong y a mí.

— Lo que faltaba, que unas lesbianas gobiernen el país —escuche a una voz masculina — ¿Es que no piensan en los otros herederos? —gritó una mujer — Pensé que con la Reina Tiffany todo se iba a arreglar —miré a Minjeong que parecía evitar bajar la mirada, de enojarse o de correr de ahí — Eso claramente son los genes de Kibum y Taeyeon —mire a mis padres, ellos también parecen enojados por los comentarios — Claramente perderemos la guerra.

El palacio siempre fue muy abierto de mente que se me olvido de que aún existía gente así, nunca tuvimos algún problema de homofobia con algún trabajador o ministro. Todo eso se fue cuando Minho comenzó a visitar con frecuencia a los reyes, era un secreto a voces de que él también era parte de la relación de mis abuelos.

Chaewon y el padre de Yizhuo nos habló de que teníamos que hacer lo posible para que los ciudadanos confíen en nosotras, demostrarle de que estábamos bien entrenadas para gobernar y que la sexualidad no va a afectar al reino.

Pero en el momento donde estábamos en la ciudad yo solo pude ver como Minjeong sufría ante las miradas y críticas hasta que nos detuvimos a la pintura del león herido.

¿Y si realmente fallamos? Esa pintura llegaba a salir en todas mis pesadillas y miedos, tenía miedo de que lo que dijo la chica que lo pinto fuera cierto, de que la heredera terminaría así por su reinado ¿y si el pueblo tiene razón y perderemos la guerra? Si llegamos a perder esta batalla eso significaba que podrían venir otras más que podrían ser hasta peores, con esta batalla teníamos que demostrar que no somos un país débil.

Esa pintura no significa nada bueno.

Seguimos avanzando hasta la plaza central, ahí nos detuvimos para así mis padres se bajarán del caballo para subir a un escenario y responder cada pregunta de los periodistas.

Ahí estuvimos un largo tiempo donde Minjeong y yo nos dedicamos a saludar y firmar cosas de la gente que nos apoyaba

— ¿Por qué haces la fila si vives en el palacio? —le pregunté a Giselle con una sonrisa al agarrar la gorra.

— Quería ver si estaban bien, recibieron comentarios muy fuertes —firme rápidamente —¿Quieres que mande a que hagan algo en el palacio para que se relajen?

— Naranjas, Minjeong parece más afectada que yo y eso es lo unico que la anima —le pase su gorra.

— ¿Tú no quieres nada? —negué con la cabeza.

— Si Minjeong está bien, yo también lo estaré —dije antes de que se fuera de mi vista y tuviera que firmarles a otras personas.

Al acabar nos fuimos de vuelta al palacio a descansar, habíamos pasado todo el día ahí, la ciudad es bastante grande como para terminar completamente agotados al llegar a casa.

Luego de la charla con Chaewon me fui a acostar con Minjeong que tenía una gran montaña de cáscaras de naranjas. Las pelaba con enojo y se veía realmente tierna

— ¿Quieres ver una película? —afirmo y coloqué Netflix en la televisión, si dudar reproduje el viaje de chihiro para luego acomodarme y abrazar a Minjeong.

— ¿Qué deberíamos hacer, Jimin? —preguntó en medio de la película — ¿Qué haremos para que la gente confíe y se sientan segura en nuestro reinado? —agrego al ver que no respondía — Quiero ayudar en eso, no quiero ser solo tu pareja, quiero ayudarte a acabar con este mal tiempo —me abrazó con fuerza.

En ese momento pensé que sólo lo decía para que no me sintiera sola, que no era algo que realmente necesitaba y rogaba por hacer, que solo era algo menor.

Pasaron los días donde solo íbamos a reuniones en busca de una solución, teníamos que evitar que los rebeldes se aprovechen de la situación y ataquen.

Ya luego de unos meses la sala ya no era tan tranquila como antes, en las reuniones la gente comenzó a gritar y discutir enojados entre sí, todos estaba desesperados en acabar con la guerra así que todos trabajábamos más horas de lo normal sin ninguna queja.

— La gente ya no quiere ir a la guerra y los soldados ya no pelean motivación —dijo el padre de Ryujin.

— Nadie confia en el reino y por eso ni nuestro pueblo nos ayuda —dijo el padre de Yizhuo, bastante estresado — Los anuncios no han funcionado en nada, estamos acabados —miré a Minjeong que estaba a mi lado, su mirada era fría y parecía escuchar todo con toda su atención, con esa mirada debí darme cuenta de lo que tenía planeado hacer.

— Debe de haber una forma —Tiffany alzó la voz y a todos les dolió ver que a su reina se le quebró la voz — Esta solo es una guerra de territorio, solo debemos defendernos hasta demostrar que no somos débiles —leía con rapidez los papeles que tenía en mano, en busca de una solución, pude ver como un hombre de unos 60 años y serio comenzó a llorar en silencio.

— Hemos intentado de todo, mi reina —hablo el padre de Yizhuo — Y estamos en busca de más soluciones en todo momento.

La reunión se acabó cuando mi padre salió corriendo a vomitar, el ambiente del lugar era tan doloroso que Tiffany decidió poner a fin la junta para así poder descansar un poco y refrescar su mente.

Minjeong se levantó rápidamente cuando pudo y camino detrás de mi madre para hablar de algo. Yo le reste importancia porque no soportaba el dolor de cabeza, sonreí levemente al ver como ellas se abrazaban, si supiera de lo que hablaban no lo hubiera hecho.

Cuando acabaron de hablar nos fuimos a mi habitación y nos fuimos a descansar por última vez juntas.

— ¡Yu Jimin! —escuché gritar a Ryujin —Yeji y Minjeong se han ido —dijo al entrar a mi habitación y sentí un dolor desgarrador en mi pecho que me hizo soltar un gran grito de dolor.

Like A LionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora