Sein Leben

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¿Me tengo que presentar? Bueno, mi nombre es Kim Minjeong y soy la chica mas afortunada del mundo ¿por qué lo digo? Pues porque Jeon Jimin es mi novia, sí mía, de nadie mas. Ni yo me lo podia creer.

— Jeon Myeong —susurré mientras acariciaba a mi bello bebe que esta durmiendo en mis piernas.

— No exageres Minjeong —me regañó MI novia que se encontraba estudiando en su escritorio, yo me encontraba acostada en su cama.

Seguramente se preguntaran que le vi a Jimin que me enamoró, la respuesta es fácil, absolutamente todo de ella. Desde los delicados y dolorosos insultos que me daba cuando estudiabamos juntas hasta sus rastros de amabilidad cuando me encontraba triste. Yuji tiene de todo y eso me encanta, ademas tiene un cuerpo para morirse y no hay nada mas sexy que eso.

— Sólo me faltan un par de ejercicios, Jeongie —vi como se estiro en su asiento e hizo sonar cada uno de sus huesos, amo cuando hace eso, parece un gatito.

Pero nadie engaña a Kim Minjeong, no, no. Yo sé perfectamente que ella me oculta algo, todavía no sé con exactitud qué es pero desde ahora haré todo lo posible para descubrirlo. Ella sabe que me gusta el bondage ¿porque no me cuenta su secreto? Estoy segura que la seguiría amando sin importar de aquello, aunque fuese una rebelde oculta del lado de Army, si ella lo fuera no me molestaria, aunque bueno a mi lado patriótico le dolería mucho.

¿Pero cómo saberlo? Fácil, Yeji no sabe guardar secretos, por lo que con un par de preguntas y un pequeño empujón ella soltará todo y así podré dormir en paz. No soy una novia psicópata, sólo quiero saber quién sera la madre de mis hijos, sólo eso, nada mas.

— Dime, Dime, Dime —susurraba una y otra vez en clases de historia.

— Déjame poner atención —me reprendió pero yo de todas formas seguí, pronto explotaría y me contara todo.

— Que aburrida eres —susurré al ver que habia llamado la atención de la profesora, si generaba problemas no me dejaran venir con Myeong el proximo año —Profesora Jung ¿puedo ir al baño?—al ver que me habia dado permiso me levante de mi asiento para irme de ahí.

Obviamente no iba al baño. Sólo tenia la necesidad de salir, lo hago mucho más seguido de que me gustaria asumir pero odiaba estar mucho tiempo sentada así que me dedicaba a pasear por todo el internado y cuando me sobraba tiempo me quedaba en la biblioteca hasta que faltaran 5 minutos de terminar la clase para que nadie se diera cuenta que me había escapado.

Esto ya era rutina para mí, no importaba el animo que tenga siempre terminaba acostada en el techo del edifico mas alto del internado, lamentando mi comportamiento que tanto odiaban mis padres, de que todos estarían mejor si yo no existiera. Todos esos pensamientos típicos de una persona.

Y con ello una pregunta me empezó a atormentar.

¿Realemente le gustaré a Jimin? Ella es mucho para mí, hace poco me odiaba, una chica responsable como ella no estaría con un alguien como yo, aunque no encuentro la razón por la que fingiría estar conmigo, no le traigo ningún beneficio. Sólo cosas malas.

¿Qué le gustara de mi? La unica cosa de la que me sentía orgullosa era de mi era mi belleza, pero eso no podría cambiar la opinión de alguien tan de la nada ¿qué fue lo que le hizo click? Ya que de un día para el otro comenzó a ser amable conmigo.

— Vamos suéltalo, perra —escuché a alguien gritar, no pude evitar sorprenderme exageradamente por el vocabulario de la persona, no es que las enseñanzas de Jimin hayan dado frutos, sólo que no sabía que habían más personas acá que insultaran, todas parecen muy educadas, las que mas se me hacían "humanas" eran Yeji y Ryujin — Tú eres la heredera, nieta de los reyes que arruinaron la vida de mis padres.

Gatee hasta el agujero que use para subir, ese daba hacia el baño de las mayores. Asomé la cabeza para ver que estaba pasando pero solo pude ver la espalda de tres chicas, rápidamente me levanté al ver que una se dio la vuelta, casi me veían.

— ¿Qué veías, zorra? —dijo una de las chicas.

Miré el reloj que tenía en mi muñeca, ya era hora de que bajara para ir a clases. Pero si lo hacia me verían y me matarían ahí mismo, sin saber el secreto de Jimin. Pero si no bajaba la profesora o mis amigas notarían mi ausencia y eso llevaria a algo malo.

Miré al cielo y le pedí disculpas a dios por ser como soy. Le prometí ser mejor, dejar de escaparme a clases y de robarme las naranjas de la cafeteria pero mientras estaba en eso se me ocurrió la mejor idea del mundo donde salvaría a la chica y yo tendría una excusa de porque no llegué a clases, soy una maldita genia.

Volví a bajar la cabeza y gemí de sorpresa al ver que estaba golpeando a la chica y más cuando la reconocí. Era Kim Chaewon, la chica más intimidante de mi clase, la chica que me odia con todo su ser solo por existir, ella es mil veces peor que Jimin y está en problemas con unas chicas que parecen ser del ultimo año.

— Mierda —susurré al aterrizar muy mal del techo— Hola, yo no vi nada, adiós —intenté escapar pero mi tobillo dolia un montón — Esto fue una idea estúpida.

— Vaya, vaya, pero miren quien es, sí es la famosísima Kim Minjeong —dijo la rubia.

— ¿Soy famosa? —dije mientras me intentaba levantar y ver como salir de ahí sin correr ya que al parecer no podia.

— Kim Minjeong, la chica nueva que no sigue ninguna de las reglas —la castaña comenzó a caminar lentamente hacia mí — Una chica como tú no deberia estudiar en un lugar como este, nos arruinas la imagen, idiota.

— ¿Y arruinar la imagen era trabajo de ustedes o...? Perdón por quitárselos, sigan con lo que sea que estaban haciendo, yo me voy —cojeando intente salir del baño pero una mano me agarró — Todo menos mi cara —cerré los ojos asustada y sentí un gran golpe en mi mejilla — Te dije que con mi cara no, hija de puta —con la adrenalina en mi cuerpo lancé el primer combo de mi vida.

— No sabes con quién te acabas de meter —me devolvió el golpe y así seguimos un buen rato, las tres chicas contra mí y Chaewon intentando sacarme de ahí.

— No arruines mi belleza —grité sin pensar.

— Minjeong, vámonos —sentí que agarro mi brazo y una de las chica aprovecho eso para golpearme.

— Chicas, suéltense —rápidamente me separé al escuchar la voz de la profesora Bae pero antes de poder decir algo en mi defensa me desmaye ante el cansancio.

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