Myang

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Me alejé hasta que el caballo se detuvo y se levantó para dejarme caer en una parte del bosque, me golpeé muy fuerte en la cabeza, grité fuertemente por el dolor. El caballo avanzó un poco más y comenzó a comer pasto cerca

En medio de las hojas del suelo me puse en posición fetal para llorar, mi cabeza dolía pero no tanto como mi corazón. Giselle además de mi pareja era mi mejor amiga desde tengo memoria.
Al despertar luego de un coma ella estaba a mi lado abrazando mi mano mientras dormía y supe de inmediato quien era, al igual que mis padres, pero cuando me preguntaban por otros nombres o si recordaba que me había pasado, no podía decir que sí.

Fue muy doloroso ver que la gente me conocía más que a mí misma. Mucha gente me saludaba como si fuéramos muy buenos amigos pero para mí no era más que una cara nueva, un completo extraño y no hacía más que sonreírle.

Por mucho tiempo me odie a mi misma por no recordar nada más que a mis padres y a Giselle ¿que hacía antes del accidente? ¿Siempre fui una chica inquieta y ruidosa? Cada noche me preguntaba esas cosas e intentaba de todo para recordarlo, necesitaba saber que era, no que me lo dijeran, quería volver a ser yo.

Luego de 6 años nunca logré recordar algo pero si logré recuperar amistades, como Yunjin, una chica que me dijo que era mi compañera de puesto y muy buena amiga, me costó creerle pero luego de unos meses nos hicimos muy buenas amigas.

Pero solo Giselle estuvo a mi lado en todo momento, me acompañaba al doctor, a comprar y empezamos a ir al mismo colegio. Nuestra amistad se hizo tan fuerte que nos hicimos inseparables hasta este año.

— ¿Por qué? —susurré mientras agarraba mi pecho.

¿Qué hice para que me olvidara tan rápido? ¿Era una venganza por haber olvidado a cientos de personas? ¿Sólo estuvo conmigo por pena? Tenía tantas preguntas en mi cabeza que hacía que me doliera más el lugar golpeado.

— Por la mierda —grité a todo pulmón y me recosté boca arriba mientras mi brazo tapaba mis ojos llorosos.

Llore todo lo que mis ojos querían, no tenía nada que ocultarle al bosque, esperaba que éste se enojara y mandara un lobo a comerme. No soportaba el dolor y no quería volver a mirar a nadie más.

¿Jimin sabía de esto? ¿Por eso me llevo a la ciudad, para verlo? Ya no sabía en quien confiar, me sentía peor que cuando desperté del coma, ya no tenía a una persona a mi lado que me abrazara la mano ni a mis padres mirándome con felicidad por haber despertado. Sólo estoy yo sola en el medio del bosque, llorando por dolor físico y emocional mientras algo lamía mi cara... Espera ¿qué?

— ¡No me comas! —grité y me levante rápidamente pero me tropecé con mis propios pies. Por instinto me tape la cara pero lo dejé de hacer al escuchar un pequeño ladrido — Aww, ¡que lindo! —chille y gateé hasta el perro café que me había asustado —¿Qué hace un perrito tan tierno e indefenso en un bosque como este? —le empecé a hacer cariño pero el se alejo, me di cuenta que había sido maltratado — ¿Tú también huiste al ver una perra besándose con otra perra? —me senté a su lado y me lo quedé viendo — No te preocupes, desde ahora te cuidare y mira que tienes suerte, soy de la realeza así que te comprare mucha comida y juguetes, serás el perro más feliz del mundo, junto a Myeong.

— ¡Woof! —ladró y le sonreí.

— Myeong es mi mejor amigo, creo que se llevarán bien son de la misma raza pero el tiene el pelaje negro —vi como se acercó, lo agarré y lo abrace para luego pararme y caminar a donde yo creía que estaba la ciudad, llevaba la correa del caballo en mi otra mano — Deberías tener un nombre ¿Que opinas de pudín? No, no se escucha bien con Myeong, Myeong y pudín, no va —dije nombre por un largo tiempo pero ninguno me convencia — ¿Myeong segundo? —ya estaba cansada de tanto caminar y pensar —¿Myeong Junior? ¿Cuál será el mayor? —suspiré, el sin nombre ya estaba durmiendo en mis brazos, parecía estúpida hablándole a un animal dormido — No creo que te pase nada si no tienes nombre, por ahora eres Myeong dos.

— ¡Minjeong! —escuché alguien gritar y sonreí al saber que no iba a morir en el bosque — ¡Minjeong!

— ¡Aquí! —grité de vuelta e intenté seguir la voz encontrándome con Jeno.

— ¡La encontré! —gritó para luego abrazarme — Nos tenias a todos preocupados —me desordeno el cabello con una sonrisa pero se fue al ver que su mano tenía algo de sangre — Déjame revisarte —me di vuelta para que lo hiciera.

— Minjeong —vi como Jimin corría hacia mí y me abrazó — No vuelvas a hacernos eso, pensé que no te encontraríamos —al separarse me sorprendió verla con unos ojos aguosos.

— ¡Princesa! —gritó Yeji que estaba con Baekhyun, ambos me abrazaron y me lloraron.

— Estábamos muy preocupados —dijo Baek.

— No parece grave pero de igual forma deberíamos hacer que Wendy lo revise —me informó Jeno.

— ¿Qué pasó? — Yeji me revisó el cabello.

— Me caí del caballo y me encontré este hermoso perro —lo levante y todos lo quedaron viendo — ¿A que no es hermoso?

— ¿Ya le pusiste nombre? —preguntó Baek mientras le daba leve caricias.

— Minjeong Junior —dije orgullosa del nombre y todos se quedaron callados — No, no tengo ¿ideas?

— Podrías ponerle Myang —propuso Yeji

— Eres una maldita genia —susurré.

— Myang será, el príncipe Myang —lo levante como en la película.

— No exageres —dijo entre risas Jimin y agarro la soga del caballo — Ya es de noche, volvamos a la cabaña que Myeong esta solo.

— ¿Lo dejaron solo? —grité y comencé a caminar en la dirección equivocada ya que Jeno me agarró para llevarme a otra dirección.

Mientras todos hablabamos entres risas y broma me detuve para admirar esa escena. No me había dado cuenta que luego de dos meses a su lado ya me había vuelto amiga de todos ¿como no serlo? Vivíamos juntos, comíamos juntos y nos veíamos todos los días. Era la primera vez que me daba cuenta de eso, de que no me sentía fuera de la conversación, de que ellos no sabían más de mí que yo de mi, era como si nada del pasado ni del futuro importaba, solo reían del presente.

— ¿El golpe te dejó muda? Porque si es así, gracias a Dios que te caíste —bromeó Jeno y todos rieron.

— ¿Quieres que golpee para que te calles? —me acerqué pero él empezó a correr, obviamente lo seguí — No seas cobarde, hijo de puta —grité.

— ¡Modales! —grito Jimin y todos rieron.

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