Bombardierung

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Los soldados se encontraban en el camión, camino al campo de batalla. Todos estaban en silencio y se sentía la incomodidad entre Yeji, Minjeong y Soobin. La menor necesitaba hablar con ambos sobre distintas cosas, pero aún no se armaba de valor de iniciar esa conversación.

A Soobin se le veían en la cara unas cuantas heridas de golpes. Eso había hecho que la menor se diera cuenta que había ignorado muchas cosas desde que llego, no todos tienen el privilegio de que el nombre de reina la proteja. Y a pesar de haber pasado ya dos semanas desde que lo vio siendo golpeado, sus heridas aumentaban al igual que su preocupación.

Ya en una distancia más cercana al que estaban antes, salieron del camión y con arma en mano, comenzaron a dar un largo camino hacia el campo de batalla. Al frente se escuchaba como los soldados hablaban y bromeaban, distrayendo su mente de su posible muerte.

— Perdón —susurró Minjeong con el pensamiento se que, si llegase a morir en batalla, no podría descansar sin hablar con ello.

— No es necesario —murmulló Yeji con la mirada baja.

— Si es necesario, me aproveche de que eres fiel a mí y de tu amabilidad —alzo levemente la voz — Como reina o como sólo una persona común, eso estuvo bastante mal.

— Estabas deprimida, tu mente y cuerpo deseaba inconscientemente calor humano.

— De todas formas estuvo mal, tú y yo tenemos a alguien esperando —se detuvo y agarro levemente la mochila de Yeji, haciéndola parar también. Soobin las espero a dos metros, para que tuvieran su privacidad — Enójate conmigo por quitarte tu virginidad, por quitarte tu felicidad junto a Ryujin —Yeji aún no se daba vuelta para verla, mantenía su cabeza agachada — ¡Deja de tratarme como tu reina y trátame como una persona! —gritó.

Pero Yeji se mantuvo en su posición con los ojos cerrados.

— ¡No soporto que me traten así!, sirviéndome el doble de comida, ofreciéndome retirarme, dándome el colchón más cómodo, rezando por mi salud más que la suya —su garganta dolía por sus ganas de llorar — Una chica como yo, que no hizo más que ser una completa molestia para sus padres y compañeros, no merece ser tratada así —murmuró apretando la mandíbula.

— Perdón por meterme —Soobin se acercó — Pero no lo hacemos porque te hayas casado con la reina —ya a su lado, sonrió levemente — Lo hacemos porque estás dando tu vida para salvarnos, porque dejaste tu comodidad por nosotros, porque nos das esperanza de poder volver a casa y porque nos das entender que nuestras muertes no serán un desperdicio —acaricio la espalda de Yeji — No las conozco muy bien, ni conozco su historia pero estoy seguro que lo qué pasó, no se compara con lo que has hecho por ella —Minjeong relajó sus hombros, dejando el enojo y siendo reemplazado por tristeza.

— Sé que nos hayas alejado te hace pensar que me quitaste la felicidad junto a Ryujin —miró el cielo— Y sé que no recuerdas el colegio, pero tú fuiste la que me animaste a aceptar mis sentimientos, tu me dijiste que lo intentara en silencio y 5 años despues, me animaste a decírselo ¿crees que yo lo hubiera hecho sin que tú me hubieses amenazado para hacer todo eso? Sobrevivo con la idea de que Ryujin aceptó mis sentimientos, pero sin ti no hubiese tenido ninguna motivación para sobrevivir esta guerra —se dio vuelta y se podía ver la tranquilidad en su cara — Y no pienses que me obligaste a tener sexo contigo, fue algo de ambas —rió levemente — No eras la única que necesitaba calor humano —se dio vuelta para seguir caminando — Ahora sólo debo pensar en cómo decírselo al amor de mi vida.

— ¿Engañaste a la reina? —Soobin estaba en shock.

— La pregunta no es esa ¿Por qué te dejas golpear? —ambos volvieron a caminar — Es por eso que me acompañabas a mis salidas —afirmo con la cabeza.

— Son cosas de hombres, no lo entenderías —rió levemente — Ya sabes, somos como simios y bruscos.

— ¿Y golpean al nuevo?

— Golpean al indefenso —la corrigió — No tengo un gran cuerpo como ellos ni amigos.

— Pensé que éramos amigos —hizo un leve puchero y ambos rieron.

Al estar solo a pasos del campo de batalla, se detuvieron todos los soldados. Comenzaron a prepararse, Minjeong sacó la libreta que le dió Tiffany y comenzó a leerla en voz baja. Le sorprendió ver que Soobin se unió a los religiosos, sacando un rosario en su bolsillo y quedándose en silencio.

— Listo —susurró y sonrió levemente al ver que terminó antes que los religiosos, sintiendo que había ganado una gran competencia.

— ¡Larga vida a la Reina Kim! —gritó Chanyeol, seguido por el resto.

— ¡Larga vida a Naevis! —gritó con todo lo que pudo Minjeong — Ese grito es mejor —dijo con una leve risa, todos gritaron lo dicho.

Todos con arma en mano corrieron a remplazar al escuadrón anterior. La cantidad de cadáveres que había era el doble de la ultima vez que fue Minjeong, sintió un horrible sentimiento de odio y se dedico a buscar a alguien vivo.

La estadía en campo de batalla podía variar desde unas horas a una semana. Donde en cada minuto todos hacían lo posible para sobrevivir hasta que el próximo escuadrón fuera a remplazarlos.

Entre trinchera y malezas, disparaban y se protegían. Gritaban y lloraban como nunca en su vida, teniendo el sonido de las granadas y disparos en el fondo y barro y sangre en la cara. Escenario que sabían que verán por el resto de sus vidas en sus pesadillas.

— ¡Ayuda! —Minjeong iba corriendo a cada persona que decía esa palabra. Vendándolo y anestesiándolo para así luego dejarlo a la zona segura, haciendo exactamente lo mismo antes de su disparo en la cabeza.

"tienes prohibido volver a salvar a soldados enemigos" le dijo Chanyeol.

Pero la mentalidad de Minjeong había cambiado completamente en sus dias de descanso. Sentía que toda vida era más importante que la suya y esta vez salvó a más de una vida enemiga. Rogándoles que no murieran por una estupidez y que vivan para que puedan ver a sus seres queridos.

— ¿Cómo es que sabes japonés, reina Kim? —le preguntaban cada vez que los salvaba.

— Curiosamente, tuve clases de japonés en el colegio —respondió una vez, no recordaba que le fuera tan bien en una materia. Yeji le decía que era porque en una de sus vidas nació ahí.

La memoria ahora era como cualquier otra, recordaba algunas cosas inútiles, momentos felices y tristes. Con esos recuerdos recuperados ya no tenía un vacío en su cerebro ni preguntas de sus inicios, en otra ocasión eso le hubiera alegrado demasiado.

Like A LionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora