Wiedererleben

442 55 0
                                    

— Buenos días, señorita Kim —escuche a Hyewon entrar, ella es una chica que se dedicaría a mantener mi habitación limpia y a vestirme, Jimin insistió en que la tuviera.

— Buenos días —susurre sin moverme de mi cama, aún no estaba completamente despierta.

— La princesa la esta esperando en el comedor — abrió las cortinas, haciendo que me llegara toda la luz del día — Son las nueve de la mañana —me informó para luego escuchar como me preparaba el baño.

Le di un corto beso a Myeong y a Myang en la frente para luego levantarme sin ganas. Me fui desnudando mientras caminaba hacia el baño, ignorando completamente a Hyewon. Al entrar sentí como me fui despertando lentamente, ya llevaba 3 días en el palacio y me dejaron esos días para descansar y acostumbrarme al lugar, hoy sería la primera vez que me levantaba temprano y veía a Jimin.

Al salir del baño vi como ya me habían elegido la ropa para hoy, Jimin mando a comprar ropa de mi estilo, en mi enorme closet había solo 4 vestidos donde deseo no poder usarlos nunca. Hyewon eligió un mono overol café con una camiseta con cuello y manga larga, era algo muy cómodo de usar así que salí de la habitación con buen humor.

— Te ves hermosa —escuché a Jimin cuando entré al comedor, yo le modele de una forma exagerada, haciendo que se riera.

— Naranjas —dije emocionada y me senté al lado de Jimin para empezar a comer.

— Tus favoritas —susurró y al probarlas me derretí por dentro, nunca antes había probado unas mandarinas tan sabrosas como esta —Mandamos a que replantaran los árboles de nuestro internado.

— Gracias —dije con la boca llena — ¿Qué haremos hoy?

— Sorpresa —dijo con una sonrisa que me hizo sonrojar — ¿Ya comiste lo suficiente? —agarré las naranjas y las guarde en mis bolsillos, eran para el camino.

— ¿Por qué llevas una mochila tan sucia? —ambas nos levantamos para irnos — Eres millonaria y usas eso —susurre mientras la seguía, la mochila estaba algo quemada además de sucia, hasta llegue a pesar en comprarle una nueva con su dinero.

Nos subimos en un auto negro donde iba conduciendo Jeno, me sorprendió que él que me enseñó a manejar una espada sea realmente un simple chofer. Durante el camino nadie habló, yo me dedique a mirar el camino, ya había pasado mucho tiempo desde que no veía la ciudad.

Jeno nos dejó en un parque que rápidamente conocí, estábamos a una cuadra de nuestro internado. Confundida nos bajamos y el auto se fue a no sé dónde. Jimin se colocó a mi lado y comenzamos a caminar.

— Algo me dice que estás reviviendo alguna cita nuestra —susurre mientras veía a niños jugar.

— Hice sándwiches ¿quieres? —reí al verla nerviosa y afirmé con la cabeza, el camino había sido muy largo — Acá fue nuestra primera cita.

— Que romántica —dije mientras veía como sacaba una manta de su mochila.

— Quise recrearla ya que esa fue la vez que nos dedicamos a conocernos —me ayudó a sentarme en el mantel — Tú no me conoces y yo no conozco bien a la nueva Minjeong —sacó las comidas de su mochila. Ya al terminar se acomodo de una forma muy poco señorita, me tape los ojos como respeto ya que tenía puesta una falda, al escucharla reír aparté mi mano lentamente.

— Shorts —susurré al darme cuenta, yo siempre hacia eso cuando me ponía falda o vestidos.

— Para el celular y vivir sin preocupaciones —eso es lo que siempre decía, yo le había enseñado eso al parecer.

— Y para las naranjas —agregue y saque una de mi bolsillo.

Al principio ambas estábamos muy calladas, pero de apoco nos fuimos soltando. Ella me contó cómo conseguí a Myeong, como hice que el colegio me permitiera tenerlo, aunque estuviera en contra de las reglas. Myeong siempre fue mi todo así que no me sorprendía mucho que hiciera esas cosas por él, por lo que ya sabía antes era una chica muy hiperactiva y desastrosa.

Llegamos a hablar por muchas horas. Yo le preguntaba todo de la antigua Minjeong y ella hablaba con una sonrisa algo nostálgica, se notaba que extrañaba nuestra relación. Pero me di cuenta de algo, lo que más le gustaba de mí eran las cosas que aún conservaba, mi lado algo rebelde y animada. Yo sabía que aún tenía algo de eso.

Ya aburridas de estar sentadas ordenamos para seguir hablando por las calles de la ciudad. Al ser día de semana se podía ver mucha gente trabajando, vendedores ambulantes, gente con ropa formal corriendo para quien sabe dónde, pero Jimin se detuvo al frente de un dibujo en la pared de un gran león herido con la corona, la sonrisa de Jimin había desaparecido.

— Nosotras la vimos cuando la estaban pintando—susurró sin despegar la vista de la pintura — La artista nos dijo que era una muestra de que el pueblo siempre estará conmigo.

— ¿Por qué está herido? —pregunté.

— Se dice que Naevis se irá a la guerra y yo terminaré lastimada —aparto la mirada de la pintura y sonrió — Aún recuerdo que luego de haber visto la pintura quedé muy mal, hasta llegué a arruinar la cita por lo asustada que estaba —le agarre la mano como una pequeña muestra de cariño — Siempre le tuve mucho miedo a la corona, nunca he podido sentirme preparada para tenerla —vi como sus ojos se fueron aguando — No puedo creer que falten 5 meses para ser anunciada —se limpió las lágrimas y comenzó a caminar.

Yo no deje de verla por un largo rato, mi corazón dolía verla así de débil, al parecer mi corazón sí la recordaba ya que no era la primera vez que reaccionaba ante Jimin. Cuando la vi por primera vez en la cabaña se aceleró levemente, siempre pensé que lo había hecho por su belleza.

Tomé su brazo para que se detuviera, ella me miró confundida y yo sin pensarlo mucho la abracé, en medio de toda la gente que caminaba la abrace con todas mis fuerzas. Sentía la necesidad de decirle que la amo, mi corazón me gritaba que lo hiciera, pero mi cerebro aun sentía que aun me faltaba mucho para eso, que la conocía muy poco para decirle esas palabras.

— Te extraño —dijo entre lágrimas Jimin — Tengo miedo de que nunca volvamos a tener esos momentos de antes, de que no logre enamorarte otra vez —acaricié su espalda.

— Yo igual tengo miedo de no poder aceptarte —le confesé — Pero te diré un secreto —ella se separo para verme a los ojos y yo agarré su mano para que tocara mi pecho — Mi corazón te recuerda —ella sonrió al sentir mi corazón acelerado y sus lágrimas aumentaron.

— ¿Puedo besarte? —susurró y yo pude sentir como me sonrojaba.

— ¿Ahora preguntas, después de besarme sin permiso en la cabaña? —bromee antes de dejar mis brazos en su cuello, abrazándola. Asentí con la cabeza y ella lentamente se acercó.

El beso fue algo tímido al principio. Me sentía como una chica de 14 años dando su primer beso. Luego de ese pensamiento mi primer recuerdo antes de el accidente llego a mí, Jimin parecía tener unos 16 años, se veía muy seria y educada. Estaba al lado de una chica que no conocía y Ryujin y Yeji corrían a nuestro alrededor. ¿Por qué la estaba viendo? Mi corazón estaba muy acelerado, pero no sabía que estaba pasando.

Like A LionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora