«¡POR FIN TENGO ALGO REAL!, ALGO QUE ME DEMUESTRA QUE NO FUE UN SUEÑO, QUE EN VERDAD ÉL EXISTE».
—Buenos días, señora.
—Buenos días. Tenemos turno con el doctor Braum para las nueve y media.
—Un minuto, ¿su nombre?
—Eva Sommers. En realidad, el turno es para mi hija.
—Déjeme ver. Sí, aquí está su turno. Hm, pero tenemos un problema. Su hija ya ha cumplido los 18 años, ¿no?Mi madre se sorprende ante el comentario de la mujer.
—Sí, cumplí los 18 años el mes pasado–contesto en vez de ella.
—Voy a chequear algo–indica la empleada acomodándose los anteojos negros, revisando una carpeta que tiene sobre el escritorio. Luego de unos minutos nos dice—Bien, lo podemos solucionar. Su obra social le cubre hasta los 21 años de edad, pero antes debe renovar la credencial. Puede hacerlo ahora si lo desea.
—Oh, Sí, claro–responde mi madre inmediatamente.
—¿Tiene el documento de su hija?
—Eh, déjeme buscar.... Sí, aquí está–contesta después de revolver con nerviosismo dentro de su cartera negra.
—Pase por la oficina de admisión, allí le harán el trámite. Luego regrese aquí.
—Gracias, señorita.Nos alejamos de la ventanilla, y ella se dirige con prisa a Admisión.
—Mamá, ¿Puedo esperarte en la puerta del consultorio del Dr.?
Ella titubea mientras se acomoda la cartera. Luego me contesta:
—Está bien, espérame allí. Yo hago el trámite rápido y enseguida estoy contigo.
Me contesta mirándome con la desconfianza de siempre, pero luego se aleja con paso apurado hacia Admisión.
Yo camino hacia el consultorio del doc. Braum, cuando la empleada de la ventanilla me llama:—¿Nina es tu nombre, no?
—Si.
—Esperame, ya regreso–y desaparece detrás de la puerta de su oficina.Estoy desconcertada, ¿qué puede querer de mí, la secretaria del hospital?. Luego de unos minutos regresa acompañada de una mujer con el uniforme de empleada de limpieza.
—Ella es la señora Misagi. Estuvo de guardia la noche que llegaste al hospital. Recordé que mi compañera había dejado un reclamo y le pregunté si encontró o vio lo que buscabas y me dijo que si. Las dejo para que hablen–y se retira, dejándome a solas con la mujer.
La señora de rasgos japoneses me mira y se le dibuja una sonrisa en el rostro cansado. Luego me toma sorpresivamente de la mano y me dice:
—Era un Kanji. Tu collar tenia un Kanji, ¿no?
—¡Sí!–contesto y se me iluminan los ojos, esperando que la mujer lo saque de su bolsillo.
—Lo siento, querida. Lo ví solo un momento cuando eras trasladada a la sala de operaciones. Recuerdo que una de las enfermeras te lo quitó y se lo entregó a un hombre. Luego llegó una mujer rubia, supongo que es tu madre. El hombre le entregó el collar a ella, pero...
—Pero que. Por favor, dígamelo–suplico tratando de no llorar.
—Ella no desechó en el contenedor de basura que mi compañero estaba llevándose. Lo siento, no pude recuperarlo.Trago saliva, tengo un nudo en la garganta. La mujer me sostiene de la mano con cariño, reconfortandome. No puedo hablar. Saber que el regalo de Kae, lo único que tenía de él fue a parar a la basura, me duele demasiado.
—Era algo importante para ti, ¿no es cierto?
Contesto afirmando con la cabeza.
—Mi abuelo me hizo un Kanji cuando cumplí mis 16 años. Sé lo importante que son para mi pueblo. Lamento que lo hayas perdido. ¿Sabias lo que significaba?
—No. La persona que me lo dió, prometió decírmelo cuando volviéramos a vernos. Pero es imposible. Ya no puedo verlo más.
—¿Quieres que te lo diga?
—¡Sí, por favor!–suplico secándome una lágrima.
—Es un Kanji compuesto por tres palabras, y significan que
—¡Nina, prometiste esperarme junto al consultorio del Dr. Braum!. ¿Que haces aquí con esta mujer?, ¿Acaso la conoces?
—¡Mamá, lo siento!. Ya estaba yendo. Déjame solo que ella...
—No. Vamos ahora.
—Espera por favor, me tiene que decir algo. Dejame que lo escuche y
—Dije que no. Vamos, ahora. Y usted señora, alejese de mi hija o llamo a la seguridad.
—¡Mamá!, Por favor, solo un minuto.
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BÚSCAME EN PROVIDENCE. (2°libro de la trilogía)
RomanceLuego del invierno crudo de 1985 en esta ciudad próspera llamada Providence, el tráfico se intensifica para cumplir con la jornada laboral, llevar a los niños al colegio y continuar con los compromisos. Los panfletos de una nueva elección gubernamen...