Capítulo 40

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«LA VERDAD MÁS CRUEL SALIÓ A LA LUZ».

Nunca confié mucho en la versión que me dieron. Más aún después de descubrir que me habían mentido con el paradero de mis cosas. En realidad no las había perdido, ellas lo habían escondido y luego tirado a la basura, deshaciéndose así, de todo rastro sobre los días que viví desaparecida.

—Sí, es muy extraño–contesto mirando la luz que entra de lleno, reflejando la claridad del agua.

Él asiente con la cabeza, mientras me acaricia el cabello mojado. Siento que sus caricias en gran parte son para disculparse de las cosas que pueden llegar a herirme.

—Ese tal Bergman, ¿era amigo de tu familia?, o lo conocieron después de que te encontrara.
—Era un completo desconocido. ¿Porqué lo preguntas?–su insistencia en el tema me despierta preocupación e intriga también.
—Solo es curiosidad, nada más. —Claro, solo curiosidad–respondo.

No estoy convencida, pero cambio el eje de la conversación porque no sé si quiero saber más del tema.

—¿Cómo es la Ciudad Capital?, ¿ya llegó el invierno, no?
—Creí que no querías hablar de todo ese tema–replica con una evasión.
—Cambié de opinión. Vamos, cuéntame.

Él respira hondo, recorre con su dedo índice el contorno de mi rostro, se detiene en mis labios y los acaricia. Eso despierta el deseo de besarlo, y abro mi boca relamiéndome con la lengua. Él sonríe con picardía ante mi reacción.

—Hmm–y hace un cálculo del tiempo transcurrido contando con los dedos—Sí, ya cayó la primera nevada.

Abro grande los ojos.

—¿Nieva en la Colonia?, debe de ser hermoso–comento tratando de imaginármelo.
—No hay mucha belleza en eso. La mayoría de las personas odian la época invernal. ¿No conoces la nieve?
—No. Sígueme contando.
—La Ciudad Capital son un conjunto de plataformas acuáticas ubicadas sobre las Aguas del Deshielo. Se llega a ella a través de un puente que cruza el mar.
—¡Eh!, ¿la Cuidad Capital es una Isla?
—No, ¿No conoces a las Ciudades flotantes?
—No, ni siquiera se lo que eso significa.

Él se queda en silencio un momento.

—Bueno, quizás en tu mundo aún no se han desarrollado. Las Ciudades flotantes son estructuras construidas sobre el agua. Surgieron antes de las primeras guerras para solucionar el aumento de población y la contaminación del suelo.

—Oh, quisiera algún día ver cómo son. Cuéntame más–le pido con entusiasmo.
—Los primeros anillos, corresponden a los Centros de Entrenamiento, y a la Corporación Babylon. Luego, está la Urbe, dónde viven los miembros de la Junta Parlamental y el resto de la población.
—¿Llegaste a conocer la Urbe?, ¿Cómo es?
—Sí. Todos los elegidos para ser Oficiales son invitados por única vez a una cena de bienvenida. El estilo de vida es muy diferente que en cualquier otro Vector y sus Colonias, incluso es muy diferente a tu Providence. Se puede usar la Alta tecnología y las personas no pasan hambre ni necesidades como nosotros. ¿Te confieso una cosa? 
—Dime.
—Cuando ves todo ese mundo nuevo ante tus ojos, es muy difícil no desearlo. Tienen, comodidad, riqueza y bienestar. Allá no verás a ningún niño descalzo, ni a nadie comer de las sobras de un basural o beber de un charco luego de caer la lluvia. Allá no ves personas enfermas o abandonadas. Ellos están preparados para un invierno crudo, y están protegidos de las enfermedades y la contaminación radioactiva.

A medida que me cuenta, yo me voy imaginando ese mundo, pero me habla de cosas que en mi realidad todavía no han pasado ni se han inventado.

—No hay toque de queda, pero sí hay extremos controles. Sobre todo en los puntos de entrada a cada anillo acuático. Es casi imposible entrar o salir de allí.
—Pero tu saliste.Te escapaste y no lo hiciste solo. Imagino que contabas con ayuda ahí dentro, ¿no?
—A veces es mejor no saber ciertas cosas.

BÚSCAME EN PROVIDENCE. (2°libro de la trilogía)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora