Capítulo 19

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«MI PIEL ES UN LIENZO DONDE TU RECUERDO ESTÁ TATUADO».

—¿Nina, estás segura?, no sé. ¿Y si mamá se enoja?, no quiero ser tu cómplice en esto. Además, ¿eso no es peligroso?,–replica Lucy preocupada, tratando de convencerme.
—No, Lucy. ¡Estamos en los '80!, casi todo el mundo tiene uno. Ya hablé con él, me explicó todo. Pero si tienes dudas ven y acompáñame. Dice que tardará veinte, veinticinco minutos.
—No. No quiero ver, esas cosas me impresionan. Lo que vas a hacer es para siempre, ¿estás verdaderamente segura?,–insiste.
—Si, Lucy. Estoy muy segura, no me voy a arrepentir, confía en mí, por favor.

Ella duda, me observa unos instantes de reojo, luego gira la cabeza y hace que se acomoda el flequillo en el espejo retrovisor del auto. Sé que no está de acuerdo, pero conozco a mi hermana, y terminaré convenciéndola.

—Está bien, ya tienes dieciocho años, y es tu cuerpo. Cuánto necesitas.
—15 billetes.–contesto.
—¿15?, vaya. No sabía que podría ser tan caro. –murmura sacando de su cartera la billetera.
—Prometo devolverte hasta el último centavo.
—Toma, aquí tienes. Debo volver a casa, ¿Tiene dinero extra para el bus?.
—Sí. ¿Quieres esperar dentro, y ver como es?
—¡Ni loca!. Además, esa moda es de Pandilleros y Rockeros. No me gustan.
—Como quieras. Gracias por prestarme.–le contesto mostrando el dinero y luego lo guardo en el bolsillo de la mochila. Sonrío al mirarla.

A veces, los comentarios de mi hermana me dan gracia.

—¡Espera, Nina!. ¿Qué le digo a mamá?,–pregunta con preocupación.
—La verdad, y dale la dirección. Ah, y dile que prometo rendir bien Física, y hacer las cosas de la casa sin protestar.
—De acuerdo. Pero no esperes que tome a bien este capricho tuyo.
—No te preocupes, yo lo solucionaré con ella.–le digo guiñándole un ojo, mientras bajo del auto con emoción.

Pero me detengo a medio metro y me doy la vuelta. Antes que ella ponga en marcha el auto, le grito:

—¡Te quiero, Lucy!

Ella toca la bocina dos veces, espera que vuelva a cambiar la luz del semáforo, y se va.

—Seguro que tienes dieciocho años, ¿no?.–me pregunta el joven delgado y de cabeza rapada.

Lleva una musculosa negra de Led Zeppelin, y unos vaqueros gastados. Tiene los brazos tatuados completamente, y varios piercings en ambas orejas.
Lo miro con curiosidad sin dejar de sentirme nerviosa, la adrenalina recorre mi cuerpo, y no puedo creer lo que estoy por hacer.
Saco del bolsillo de la mochila y le muestro mi carné de la obra social, volví a tomar la costumbre de llevarlo siempre encima.

—Espero que sirva esto.–le comento, mordiéndome la uña.

El joven lo mira unos segundos, y me lo entrega diciendo:

—Está bien. Mi nombre es Theo, ¿Ya sabes lo que quieres, no?
—Esto.

Y le entrego la hoja con mi dibujo en lápiz negro.

—Hm, son dos Kanji, ¿no?.–me comenta observándolos con atención. ¿Tu los dibujantes?
—Sí.
—Si quieres, tengo más modelos para que veas.–sugiere, señalando el mostrador, dónde hay apoyada una carpeta con folios transparentes.
—No, gracias. Esto es lo que quiero.
—¿De que tamaño lo hacemos?

Ah, eso no lo había pensado...

—Hm. No muy grande, ni tampoco tan pequeño. No sé, dime tú que sabes.
—Bueno, eso depende. ¿En que lugar lo quieres?.–pregunta, observándome con una sonrisa.

Se nota a kilómetros que es mi primer tatuaje.
¡Eso tampoco lo pensé!. Pero no demoro mucho en darle la respuesta.

—Lo quiero aquí.–y le señalo la espalda, a la altura de mi hombro derecho.
—Es una buena zona para debutar con la tinta.–comenta,—Eso nos permite agregar el sombreado, y los detalles del trazo que le hiciste. Yo te sugiero algo de este tamaño.

BÚSCAME EN PROVIDENCE. (2°libro de la trilogía)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora