Capítulo 6

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«RESIGNÁNDOME A TENER TAN SÓLO TUS HUELLAS».

Aún sigo recostada en mi cama, la noche se transformó en madrugada, y la bronca en resignación. Recibir la noticia de que debía retomar los estudios o si no volvería al Saint Florens, fue un golpe bajo, y cruel también.

Después de la invitación de mi madre a volver al colegio, la cena se transformó en una inquietante e incómoda sucesión de "está rico y gracias". Se me había cerrado el apetito, me disculpé diciendo que la herida me dolía, y me vine al ático. Lucy levantó la mesa, y mamá salió a cargar combustible y a comprar cigarrillos. Me quedé sorprendida cuando la ví fumando nuevamente, había dejado de hacerlo al enterarse que estaba embarazada de Jonas.

Cuando subí a mi «nuevo cuarto», me puse a analizar seriamente estas dos opciones: retomar el estudio, o volver a ese maldito lugar. En realidad, estudiar y dar exámenes no es lo que me preocupa. Siempre me fue bien en casi todas las materias, reconozco que no tengo excelentes notas, sobre todo en física y gimnasia. Pero, lo que me angustia es tener que enfrentarme a ellos. A mis compañeros de clases, a los profesores, a sus murmullos y a sus miradas, y al asco disfrazado de miedo que les provoco.

Después de lo que pasó, más de uno me evitó y me negó el saludo, -cosa que agradecí-, porque, ¿qué tengo en común con esos jóvenes?, ¿qué podía compartir con ellos?, la respuesta es absolutamente nada. Solo conversaba a la hora del almuerzo con Ivi y Mike, dos compañeros tan fuera de lugar dentro de esa jungla, como yo. Quizás, ya es tiempo que hable sobre ellos.

Ivi es la migaja de una hippie de los años '70. Se viste con prendas coloridas, pulseras que tintinean a su paso. Es militante en contra el capitalismo, el consumismo y las guerras, además de ser una fanática proteccionista ecológica. Está convencida que tiene el don de la adivinación, pero en realidad, ella es muy intuitiva y sensible, se preocupa por los demás y hará lo que se sea necesario para verte bien. Su punto débil es que siempre ve el lado positivo a todo, incluso cuando no hay forma que tenga un lado positivo.

Mike es el malcriado hijo de un ex jugador nacional de baloncesto. Genio de los juegos de consola y fanático de los comics. Es un buen amigo, divertido y muy inteligente, tan inteligente que da bronca. Después de cambiar tantos estilos, se decidió por el Grunge y Pink Floyd.

Aún no sé como pasé a formar parte de un grupo tan dispar, cómo único: «la depresiva, la hippie, y el nerd». Recuerdo el día que se sentaron a mi lado. Yo estaba en la cafetería del colegio, era la hora del almuerzo, y como siempre estaba sola, sentada en la parte más alejada del salón comiendo una hamburguesa. La hippie se detuvo frente a mi diciendo: las cartas me dijeron anoche que íbamos a ser amigas. Pero primero, voy a limpiar tu aura. El chico que la acompañaba, sin dejar de jugar con su Game & watch*, me aconsejó que no la ignorara o me perseguiría hasta el cansancio.

Imagínense, yo no estaba para persecuciones. Así que les hice lugar, se sentaron a mi lado con sus respectivos almuerzos, y nos pusimos a conversar. A partir de ese día, los tres nos encontrabamos en la cafeteria, además de que compartíamos algunas materias juntos, y en las clases especiales, éramos el único grupo de tres, al que nadie quería pertenecer.

Estábamos planeando ir a un festival en septiembre. Me sentía contenta por todo lo que implicaba para mí cambiar la rutina y socializar un poco más. Pero en agosto desaparecí de Providence, y de sus vidas también. Ahora que he vuelto, me doy cuenta que fui muy ingrata, porque no pensaba en ellos lo suficiente.

Lucy me contó que han venido a casa cada semana, desde que desaparecí. Para ayudar en mi búsqueda y acompañarlas a ellas. Mike fue el que se encargó de hacer los panfletos, mientras que Ivi los pegaba en postes o los repartía por la calle.

BÚSCAME EN PROVIDENCE. (2°libro de la trilogía)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora