Capítulo 37

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«TE PIDO QUE TE ALEJES, PERO ES SOLO UN RUEGO ENMASCARADO PARA CUIDARTE DEL PELIGRO».

—Te resumiría la historia, pero conociéndote, querrás saber más detalles–me aclara mientras se dirige hasta la ventana del departamento.

El paisaje no es muy alentador. Solo se ven edificios recortando un cielo nublado y deprimente.

—Aquel domingo, antes del Conteo Anual, el viejo Perkins me buscó. "Fue realmente extraño", porque él nunca se atrevía a alejarse demasiado. Estaba ansioso por hablarte, me contó que recordó algo muy importante y me aseguró que había encontrado la forma de que regresaras.
—¿En serio?
—Sí. Pero ninguno de los dos podríamos haber adivinado que ya habías vuelto a tu mundo.
—Oh, claro. Sigue.
—El viejo necesitaba un instrumento y me pidió que le consiguiera los materiales para armarlo, pero ese domingo yo tuve que partir. No supe más nada de él hasta que regresé clandestinamente a la Colonia. Había memorizado los materiales, los conseguí y esa misma noche busqué al viejo y le pedí que me hiciera una brújula para mí.
—¿Una brújula?–pregunto interrumpiéndolo.

Y aunque parezca impensable, creo saber a qué se refiere. Él regresa y se sienta junto a mí en el sofá. Toma mi mano y la entrelaza con la suya, luego continua diciendo:

—Sí. ¿Recuerdas el reloj que te encontraste?, resultó ser que esa era la brújula de Perkins.

Abro bien los ojos y exclamo con ímpetu.

—¡Así que estábamos en lo cierto!. "Eso" me llevó hasta tu realidad–contesto asintiendo con la cabeza.
—No exactamente, pero eso no es lo que quiero contarte ahora. Perkins me fabricó una brújula mientras yo me mantenía escondido. Estéfano era mi mensajero. Por él me enteré que había un pedido de captura para mí, y cuál había sido el destino de mis otras camaradas de la Resistencia. Me ayudó también para hacerle llegar el regalo a Demetrio–se calla unos minutos, y bebe el resto del refresco que quedaba en la botella.

Luego, el tono de su voz cambia, se hace más grave, y temo de lo que me contará a continuación.

—Yo esperaba a Estéfano en la Reserva el día que estaba marcado para hacer mi viaje. Tenía que traerme algo,  además, yo quería saber cómo estaba la situación antes de irme. También debía asegurarme si mi regalo
—Si tu regalo había llegado bien.
—Así es. Pero la Junta Parlamental había contratado Rastreadores, los mejores y más crueles para buscarme. Entonces me adelanté a ellos e ideé un plan para calmar las cosas por un tiempo.

Miro a Kae de reojo, sus planes son siempre tan arriesgados.

—¿Que hiciste exactamente?

Él baja la mirada hacia mi mano. La acaricia con ternura y respira hondo.

—Creí que dándoles lo que quieren, dejarían de buscarme. Entonces conseguí un "suplente" que ocupara mi lugar.
—¿Cómo que un suplente?
—No siempre mis presas son animales. Casé a un Rastreador, uno de la peor calaña que puedas imaginar. Me quité mi Marca y se la implanté a él. ¿Estás segura que quieres saber más?
—¿Crees que te amaré menos por haber matado para sobrevivir?. Kae, no voy a ser precisamente yo la que te juzgue.
—Vaya, mi chica es tan comprensiva–responde con ironía—Por eso te lo estoy contando. Porque quiero que sepas todo de mí. Lo bueno, y lo peor aún más.
—Y supongo que ese suplente tuyo...
—Apareció muerto y prendido fuego al mismo tiempo que Demetrio recibía "su regalo".
—¿Entonces ellos piensan que estás muerto?
—Quiero creer que sí. Pero alguien conoce mi plan.
—Staler–contesto con convicción.
—Sí. Estéfano no se había dado cuenta que era vigilado por él. Ese día lo siguió y nos encontró en la Reserva
—¿Y Estéfano?, ¿qué pasó con él?
—Deja que termine de contarte–me pide ante mi interrupción—Staler me acorraló, atacó a Estéfano y lo habría matado si yo no me hubiera entregado en ese momento. Me esposó y estaba a punto de llevarme detenido.

BÚSCAME EN PROVIDENCE. (2°libro de la trilogía)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora