BÚSCAME EN PROVIDENCE. (2°libro de la trilogía)

Capítulo 1

           «DESPERTÁNDOME»

Las sensaciones vuelven poco a poco, y los sentidos se despiertan de a uno a la vez. Escucho, huelo, siento, saboreo, pero aún así, me niego a abrir los ojos.

Oigo sus susurros, sus voces vagas. Huelo esa mezcla tan particular de alcohol, suero y sangre. Toco la sábana, sé que es blanca, y ese gusto en mis labios que no desaparece, sabe a dolor y deseo al mismo tiempo. Necesito moverme, aunque sea un poco. Estar quieta mucho tiempo en esta misma posición me provoca calambres y hormigueos en todo el cuerpo. Pero tengo miedo que se den cuenta que ya estoy consciente, que estoy engañando a todos, y engañándome también.

Cuando desperté de aquel sueño profundo, asfixiante y aterrador, decidí que lo mejor es hacerles creer a los demás que todavia sigo dormida, porque creo que corro menos peligro si sigo inconsciente. Solo me permito derramar algunas lágrimas y suspirar hondo, cuando creo que estoy sola y nadie está en el cuarto.

No sé cuanto tiempo más puedo fingir. Sólo espero que Adam me perdone y entienda. Aunque no he oído su voz, presiento que está a mi lado. Pero si lo pienso detenidamente, no estoy segura que sea él. Los susurros se mezclan y se desvanecen, hasta creo escuchar la voz de una mujer. ¿Será que la enfermera Meyer viene a controlar mis signos vitales?

Ahora debo concentrarme en encontrar las palabras correctas para Adam y pedir, ¡No rogarle que me entienda!, «se lo debo», -al menos le debo una explicación al doc. Entonces busco en mi enredada cabeza semejante tarea, pero es mi desaforado corazón el que me grita la respuesta correcta.

Insaciable por recordarlo, su imagen vuelve a mi. Pienso en sus ojos, en sus cabellos, sus palabras, sus silencios, en sus labios, el aroma de su piel, y sobre todo, en su beso..., ese beso que aún acaricia mis labios.

¡Maldición!, lo odio por haberme robado ese beso y transformar mi patética vida en tan solo un segundo. Sí, siento un poco de odio, pero no tanto, porqué también lo amo demasiado.

Fue cruel, me dejó justo cuando abrió su corazón y me mostró sus verdaderos sentimientos, que paradoja, ¿no?. En todo este tiempo me he preguntado cuál fue su intención. ¿En verdad pensaba que al besarme, no transformaría mi vida?, qué pretendió, ¿qué todo siga igual?, ¿qué volvería junto a Adam como si nada hubiera pasado?; pues él muy idiota se equivocó. Su beso no sólo abrió la caja de Pandora que ocultaba mis sentimientos, sino que también, cambió mi existencia, mi cuerpo, mi cordura, y mis deseos irremediables de vivir.

Ahora camino sobre una especie de purgatorio entre la conciencia y la inconsciencia. Me torturo pensando que decirle a Adam cuando lo vea, necesito buscar las palabras correctas para no herirlo más. Pero es muy probable que él no quiera saberlo, que no quiera hablarme.

De todos modos, tengo tiempo de buscar su perdón, y toda mi vida para amar a Kae. Él se convirtió en lo único por lo que quiero luchar. Me pregunto si podré seguir viviendo con la incertidumbre de no saber cómo está. De no saber si le han hecho algo o... ¡No!, ni siquiera puedo imaginar en esa nefasta posibilidad, tan solo no lo soportaría.

Creo que llegó el momento. Ayer desperté, y estoy casi segura que han pasado tres o cuatro días desde el sábado. Confío que el peligro ya pasó, y quedó atrás ese desgraciado domingo. Debo recuperarme rápido, y en cuanto lo consiga, buscaré al viejo Perkins y me tendrá que explicar cómo hizo para conseguir ese maldito C.I.G. Necesito la Marca, la quiero. Todavia no se como lo haré, pero lo he decidido, voy a ir a buscar a Kae.

Nadie podrá detenerme, ni la mismísima Junta Parlamental me lo va a impedir. Ya no tengo nada más que perder, y sé que estar separada de él me matará lentamente. Pero primero tengo que recuperarme bien. Suelo ser descuidada y torpe, y mi cuerpo está acostumbrado a los golpes, también es verdad que sano rápido. Pero la pelea con aquella mujer y la caída, fue más grave que solo rasguños y cortes.