Capítulo 39

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«TEORÍAS Y HECHOS, SUS BESOS Y UNA SOSPECHA CARCOMIENDO MI FELICIDAD»

Él se acerca mirándome con detenimiento e intentando quizás, adivinar que estoy pensando. Yo me cruzo de brazos, y con la cabeza en alto simulo tener un poco de dignidad, antes de rendirme a él sin oponer ninguna resistencia.

Cuando está a tan solo unos pasos de distancia, comienzo a recitar:

—Bien, aquí estoy. Pero si crees que con

—"Chica, cállate, y bésame"- interrumpe.

Luego me toma del rostro con sus manos y comienza a besarme lenta y pausadamente, saboreándome con su lengua y sus labios, haciendo que me desborde las ansias por tenerlo sobre mi. Ya me olvidé por completo el tonto discurso que venía planeando decir. El poco orgullo que me queda pide a gritos que lo aparte y demuestre la bronca y el dolor que soporté durante todos estos días, pero es inútil, porque ya no hay un mínimo rasgo de eso. Todo se diluyó al tocar sus labios con los míos.

Luego, su boca se desliza por mi cuello mientras sus brazos me rodean acariciando mi espalda, y con sutil erotismo me quita la mochila. Un deseo, casi irracional, crece en mis entrañas, no puedo pensar en otra cosa que no sea arrancarle la ropa y ser suya otra vez. Pero el sonido de unos pasos acercándose, interrumpe nuestro ataque desenfrenado de lujuria y nos separamos tratando de controlar nuestros leves jadeos.

Las señoras nos observan al pasar, hacen muecas de disgusto y murmuran por lo bajo. Kae les sonrie diciendo:

—Buenos días, Damas. ¿Les gusta lo que ven?

El rostro de una de ellas se pone colorado, disimula acomodarse el cabello, luego le codea a su compañera y ambas apuran el paso alejándose de nosotros.

—¡Ven, vámonos un rato de aquí!–me pide tomándome de la mano.
—¿A donde?
—¿Siempre tienes que preguntar todo?

Le sonrío y tomo con decisión de su mano.

—Tienes razón. No preguntaré más nada y solo disfrutaré–luego tomo mi mochila del suelo y lo sigo.
—¿Volviste a trabajar en la pizzería?
—No. Se la pedí prestada al señor Pool. Siéntate–me entrega el casco blanco—¿Estás lista para volver a la Reserva conmigo?
—¿El beso que te di no es suficiente respuesta?–contesto luego subo a la moto aferrándome con fuerza de su cintura.
—Chica tonta. Yo fui quien te besó primero–sonríe poniéndose su casco—Sujétate.

Kae arranca la moto, bordea la pista de Skate y toma la calle diagonal para salir a la plaza. Al principio la velocidad es convencional, luego se dirige a la avenida principal y el paisaje se desdibuja con rapidez ante mis ojos. Sentir el aire matinal en mi rostro, y el corazón palpitante de él, me provoca una nueva sensación de felicidad.

Atrás dejamos la Av., tomamos rumbo hacia la carretera Interestatal, y en un par de minutos estamos fuera del casco urbano de Providence. Prometí no preguntar, pero mi curiosidad es más fuerte. Elevo un poco la voz, para que me escuche por encima del ruido de los vehículos que pasan a cierta distancia de nosotros.

—¿En serio volvemos a la Reserva?

Él me hace una seña con su cabeza hacia la derecha. Yo acompaño ese movimiento con la mirada para ver como aparecen un conjunto de árboles de distintos tonos verdes. La Reserva es Forest Green, allí es donde nuestros mundos se entre cruzaron y nuestra historia comenzó.

Luego de unos minutos más de viaje, Kae bordea la banquina para adentrarse por el camino de tierra que la hierba crecida la mantiene oculta. Me sostengo con más fuerza de su cintura, porque la senda serpentea levemente en bajada. Nos detenemos, él apaga la moto luego me bajo. Frente a nosotros, los primeros árboles nos reciben jóvenes, verdes y frescos.

BÚSCAME EN PROVIDENCE. (2°libro de la trilogía)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora