12: Recuerdos

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La tarjeta que estaba en las rosas dice así:

"Eres la mujer más hermosa que he conocido. No puedo evitar pensar en ti cada segundo de mi vida. Y...La verdad es que ya no sé qué decir, debido a que soy un tonto que aún sigue impactado con tu hermosa sonrisa.

Atentamente: Bod.

No se me hubiera ocurrido que Bod fuese el que envió estas rosas, porque él no sabe dónde vivo ¿o sí?

Mi teléfono suena y me apresuro en contestar.

-¡Buenas! ¿Con quién hablo?

-Hola soy Bod, te llamo para saber si ya recibiste las rosas. -Su voz es suave.

-Sí, gracias. -Respondo. -Y dime Bod ¿cómo es que sabes la dirección de mi casa?

-Fácil, -Ríe. -Te seguí la otra vez.

-Eso asusta.

-Lo sé, pero era la única forma de darte una sorpresa. -Hace una pequeña pausa. -Disculpa si fue muy atrevido de mi parte. -Su voz se escucha triste.

-Está bien, no te preocupes. -Le contesto para consolarlo.

-Y también te llamo para ver si...-Duda un poco. -¿Quieres salir conmigo mañana por la noche?

La verdad es que una parte de mí quiere gritar que sí, pero no puedo andar perdiendo el tiempo que le puedo dedicar a la venganza que es lo primordial en mi vida.

-Siento mucho no poder aceptar tu invitación. Estoy muy ocupada.

Lo escucho suspirar y luego contesta:

-Entonces será para otro día. Igual seguiré intentando hasta que puedas o quieras salir conmigo.

-Debo colgar. -Tartamudeo un poco.

-¡Buenas noches hermosa! -Exclama suavemente.

-Igualmente. -Respondo y cuelgo el teléfono.

Camino hasta mi habitación y me tiro en mi cama. Comienzo a recordar a mi madre, ahora que no la tengo siento gran remordimiento por no haberla aprovechado cuando estaba viva. Mis lágrimas comienzan a salir y me siento débil. Tal vez si mi vida hubiera sido un poco distinta, nada de esto estaría pasando, quizás estaría casada o ansiosa por casarme, pero nada de eso va a ocurrir porque mi vida a estado llena de desgracias.

A mi mente llega la imagen de mi padre, el cual era un hombre noble y honrado. Siempre me leía mis cuentos favoritos y me llevaba a comer helados al parque, todo en mi vida era alegría y felicidad hasta que una bala atravesó su cabeza justo frente de mis ojos. Yo sólo tenia 8 años de edad, fue aterrador ver a mi padre tendido en el frío pavimento. No entiendo por qué se resistió al robo, las cosas materiales se recuperan, pero la vida, esa nunca se recupera.

La soledad ha hecho que me vuelva una mujer callada y poco sociable, fría y calculadora. No tengo amigos, y menos con quien desahogarme, nunca he compartido ésto que siento con nadie y es lo que me está matando por dentro. Después de horas de llanto me quedo profundamente dormida.

Despierto por el rugir de mi estómago, lo que me recuerda que no cené ayer. Camino hasta la cocina y escarbo entre la nevera y en los gabinetes de la cocina. Consigo cereal y leche, me sirvo en una taza la leche, le añado el cereal y comienzo a comer.

Después de desayunar mi estómago duele un poco, me imagino que fue por acostarme sin cenar. Me doy una buena ducha y me visto para salir. Enciendo el auto y justo antes de salir llega Sisly.

-Buenos días señorita Wanda -Se para al lado de la puerta del conductor. -Lamento mucho llegar tarde, lo que pasa es que mi hija se enfermó y tuve que llevarla al médico. -Se encoge de hombros.

-No te preocupes, te entiendo. -Aunque no he tenido un hijo y no creo tenerlo, entiendo lo importante que es para Sisly su hija.

-Gracias señorita. -Sonríe aliviada. -¿Le preparo almuerzo?

-No, gracias. -Sonrío. -Voy a almorzar con un cliente.

-Bueno, pero cualquier cosa llama al teléfono de la casa.

Asiento con mi cabeza y ella se aleja.

Conduzco hasta la tienda de Tyler. Al llegar doy unos pasos hasta el mostrador evitando a los vendedores.

-¡Hola! -Mi tono de voz es alegre.

-¡Hola Wanda! -Se coloca de pie. -¿Se te olvidó algo más?

-Sí...Bueno en realidad no. -Me encojo de hombros. -La verdad es que tenia muchas ganas de verte.

-Bueno, yo también tenia muchas ganas de verte. -Se sonroja.

-Pues, me alegro por eso. -Sonrío. -¿Aceptas salir a cenar conmigo hoy?

-Por mí encantado de salir a cenar con una mujer tan bella como usted. -Me guiña su ojo derecho.

-Entonces nos vemos en el restaurante Beige a las 19:00 horas.

-Como usted diga. -Coloca su mano derecha sobre su frente, similar a un militar recibiendo una orden.

Ambos reímos. Camino hasta el pasillo del fondo. Tomo un bate de béisbol y lo llevo al mostrador para pagar.

-¡Wao! -Exclama Tyler ansioso. -¿También juegas béisbol?

-¡Oh! No, es un regalo para un amigo que le gusta jugar béisbol. -Sonrío.

-Que buena elección la de tu amigo porque a mí también me gusta jugar béisbol. -Su tono de voz es alegre.

-¿Ah si? -Finjo estar sorprendida. -Tal vez un día me puedas enseñar a jugar.

Se sonroja y contesta:

-Cuando usted quiera. -Vuelve a guiñar su ojo.

-Ya debo irme. -Saco dinero de mi cartera y se lo entrego. -Nos vemos en la noche. -Le sonrío con delicadeza.

-Hasta más tarde bella Wanda. -Sonríe con cara de tonto.

Salgo de la tienda y conduzco hasta las afueras de la ciudad, a la casa del abuelo. Necesito pensar en lo que le haré a Tyler, aunque ya tengo algunas ideas en mente.

Es difícil matar a alguien, aunque odies a esa persona con todas tus fuerzas. Pero sólo es cuestión de tragarme toda misericordia que me queda, y dejar salir todo el odio que tengo dentro de mí.





Disculpen si hay faltas ortográficas.
¡Gracias por leer!

La Venganza de Samantha ✅🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora