36: Conmovida

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Me siento al lado de Bod, ordena una rica merienda y comenzamos nuestra plática:

-Quisiera que conocieras a mi hermano. Se alegrará de conocerte. -Dice con calma.

-¡A mí me encantaría conocerlo! -Exclamo alegre. -¿Cuándo iremos?

-Estaba pensando en ir dentro de una semana. ¿Te parece?

-Está bien, será en una semana. -Sonrío.

-Antes de llevarte a conocer a mi hermano, hay algo que quiero contarte, algo que debes saber. Pero, eso será el día antes de ir con mi hermano.

-¿Es sobre aquello que hiciste? -Pregunto casi susurrando.

-Sí. -Afirma con su cabeza.

-Bueno, entonces así será. -Me quedo pensando por un momento. -Después de que me cuentes aquello que te atormentó por mucho tiempo, yo también te contaré algo. -Bajo la mirada.

Bod entrelaza sus manos con las mías.

-¿Estarás preparada para contarme todo ese día?

-Sí. -Lo miro directamente a los ojos.

No sé si estoy loca, pero tengo ganas de contarle a él todo lo que me pasó y tal vez lo que estoy haciendo. En una semana solo me faltará uno, pero me quitará un poco de tiempo investigar lo que sucedió con ese desgraciado, quizás haya muerto y me ahorre el tiempo de matarlo.

Luego de salir de la cafetería, me despido de Bod y me voy a mi casa; debo hacer algunos arreglos. Al llegar me siento en el sofá de la sala y me pongo a meditar en cuanto a las cosas que debo hacer para que este plan salga bien. Espero no tener inconvenientes con "el oficial", sino todo habrá acabado para mí. Preparo algo para comer y después de almorzar me deshago del marcador con el cual escribí las notas.

Pasé toda la tarde en casa perfeccionando el plan y ya finalizado me acuesto a dormir.

....................

Despierto con una leve sonrisa en mi rostro, me levanto y doy unos pasos hasta la ventana, desde allí puedo ver hacia el frente de mi casa y me siento complacida al ver un carro de color azul oscuro estacionado del otro lado de la calle. Aunque no tiene ninguna insignia de la policía, sé que ese es el auto donde se encuentra mi "apreciado vigilante".
Me cepillo los dientes y me hago ciertos retoques en el cabello, voy a la cocina y preparo café, sirvo en una taza y salgo de mi casa. Camino hasta el carro azul y me detengo al lado de la puerta del conductor. Doy unos ligeros golpes a la ventanilla. La ventana empieza a abrirse y veo a Julio con cara de asombrado.

-¿Qué hace usted aquí? -Pregunta observando a su alrededor.

-Vine a traerle esta taza de café y a darle las gracias por aceptar el empleo. -Le ofrezco la taza de café y él la acepta.

-Bueno, gracias. Pero por su seguridad es mejor que no lo vuelva a hacer, debido a que si la persona que le envía las notas está cerca no debe sospechar de mí.

-¡Oh! -Exclamo -No me había fijado en eso. ¡Que tonta soy!

-No se preocupe. -De forma apresurada se toma el café y me devuelve la taza. -Gracias, estaba muy rico.

-De nada, es un placer. -Sonrío. Le extiendo mi mano derecha. -Mi nombre es Wanda.

Me estrecha la mano y responde:

-Mucho gusto, soy el oficial Molina.

-¿Y su nombre? -Levanto mis cejas.

-Mi nombre es Julio. -Me brinda una sonrisa.

-Muy hermoso su nombre. -Julio me agradece -Por cierto, ¿me puede dar su número de teléfono? Es para estar en contacto con usted si llega a suceder algo.

-Sí, claro. -Anota su número de teléfono en un papel y me lo entrega -Allí está, cualquier cosa me llama.

-Gracias. ¡Hasta luego! -Hago un gesto con mi mano.

-¡Hasta luego señorita!

Camino hasta mi casa y me hago un rápido desayuno. Me doy una ducha y al estar lista salgo de mi casa con destino al centro comercial. Voy a mantenerme ocupada los próximos tres o cuatro días, no quiero ver a Bod mientras que Julio me sigue.

Llego al centro comercial y desde que salí de mi casa noté que Julio me seguía en su auto. Tomo el ascensor hasta el segundo piso. Camino lentamente por los pasillos observando las cosas hermosas que tienen en las tiendas. Hay una camisa que llama mi atención, es de color azul celeste, es de estilo casual y sencillamente me encanta. Entro a la tienda y compro la camisa. Siempre pago en efectivo, por cuestiones de seguridad hacia mi doble identidad. Luego de recorrer casi todo el centro comercial, me detengo en una heladería y ordeno un gran helado de chocolate. Veo que Julio se sienta a unas cuantas mesas de donde yo me encuentro. La chica trae mi orden y le digo que lleve un helado igual a Julio. Cuando la chica le entrega el helado observo su cara de confusión, pero su expresión cambia cuando se da cuenta que yo le envié el helado. Él sonríe e inclina su cabeza en agradecimiento.

Después de casi pasar toda la mañana en el centro comercial, decido ir a visitar a Sisly. Me encargo de pasar comprando almuerzo antes de llegar a su casa. Por el retrovisor del carro observo a Julio seguirme desde lejos. 

Estaciono mi auto frente de la casa de Sisly, camino hasta la puerta principal y justo cuando me dispongo a tocar, la madre de Sisly abre la puerta y se impresiona al verme.

-Hola señora, ¿cómo está?

-¡Hola señorita Wanda! -Me da un abrazo -Estoy muy bien, justo voy de salida, pero Sisly está allá adentro con su hija. Pasa, está en la cocina.

-Gracias señora. -Le brindo una sonrisa.

Doy unos pasos hasta la cocina y veo a Sisly sentada de espalda hacia mí. Me quedo parada en la entrada de la cocina observándola jugar con su hija, verla me conmueve demasiado, cuando era niña siempre jugaba con mi madre y solía pensar que yo jugaría de esa manera con mis hijos. Pero todo cambió, no sé que será de mi vida cuando termine mi venganza, no creo tener una razón para seguir viviendo.

Disculpen si hay faltas ortográficas.
¡Gracias por leer!

La Venganza de Samantha ✅🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora