Me acerco a Zad y le planto un beso en la mejilla dejando una marca de labial la cual limpio suavemente con mi pulgar derecho.
-No hubieses limpiado la marca de tus labios. -Sonríe -Estás más bella de lo normal.
-Gracias. Tu estás muy guapo. -Se enrojece.
Entramos al restaurante y nos sentamos en una mesa que está justo frente de una pecera que cubre casi toda la pared. El mesonero nos trae la carta del menú y se aleja unos pocos metros de nosotros.
-Es un poco romántico aquí, ¿no crees?
-Eso era precisamente lo que buscaba. -Lo veo enrojecer nuevamente.
-Eres una mujer decidida, eso me gusta.
Ordenamos ensalada César como entrada, paella como plato principal acompañado de una botella de vino tinto y de postre pedimos torta de chocolate. El mesonero se marcha con nuestra orden.
-Quiero besarte. -Le digo cuando toma un sorbo de agua. Lo observo toser y no puedo contener la risa.
-¿Quieres besarme? -Pregunta perplejo.
-Sí, he dicho que quiero besarte. ¿Está mal que quiera hacer eso?
Niega rápidamente con su cabeza y observa:
-No está mal, para mí sería un honor besarte.
Ruedo mi silla hasta quedar a su lado y me acerco lentamente hasta solo estar a pocos centímetros de él y cuando lo voy a besar llega el mesonero con nuestras entradas. Entre risas comenzamos a comer sin decir nada más mientras cenamos.
Cuando nos traen el postre, Zad rompe el silencio y dice:
-Está delicioso, ¿no crees?
-Extremadamente delicioso. -Afirmo.
-¿Nos volveremos a ver luego de esta agradable noche?
-Sí, y quiero que sea mañana en mi casa, haré un almuerzo, ¿quieres? -Lo miro interrogativamente.
-Por mí, encantado. ¿A qué hora? -Dice contento.
-¿A las 13:00 horas te parece bien?
-¡Excelente!
Anoto la dirección de la casa del abuelo en una hoja y se la entrego.
Al terminar el postre salimos del restaurante y Zad me acompaña hasta mi auto. Nos despedimos y cuando me va a dar un beso en la mejilla yo volteo la cara y lo beso en los labios, él corresponde inmediatamente pero al paso de unos segundos yo me aparto dejándolo desear más. Me doy media vuelta y sin mediar palabras subo a mi auto y me pongo en marcha en dirección a mi casa.
Ha sido un largo día y necesito descansar, mañana será un gran día y estoy ansiosa porque llegue rápido, disfrutaré cada momento al torturar a Zad. De todos los asesinatos que tenía planeados, este ha sido el más anhelado por mí y ya mañana lo voy a realizar.
Al llegar a casa me tiro en mi cama y no alcanzo ni siquiera quitarme los zapatos del agotamiento que tengo. Es cuestión de segundos para quedarme dormida.
.............................
Despierto y diviso el reloj que está en una mesita justo al lado de mi cama, son las 06:17 horas. Me levanto y me doy una ducha. Al estar lista salgo de mi casa, subo al auto y conduzco hasta un restaurante del centro de la ciudad, compro comida para llevar y emprendo el recorrido a la casa del abuelo.
Durante el camino solo puedo pensar en las cosas que quiero hacerle a Zad.
La casa del abuelo se ve tan sombría como siempre, y eso me agrada. Estaciono el auto y bajo con las bolsas que contienen la comida, me dirijo a la cocina y ordeno todo en la mesa. Escarbo entre algunos gabinetes de la cocina y consigo unas velas, las tomo y las acomodo en la mesa, todo está ordenado por esta parte, ahora me dirijo a la cueva, pero antes voy hasta la habitación que era del abuelo y reviso las mesitas que se encuentran a los lados de su cama.
-¡Aquí está! -Exclamo en voz alta con una maliciosa sonrisa en mi rostro.
Entro a la cueva y dejo el valioso instrumento en la mesa, es un corta tabacos de mi difunto abuelo, me va a ayudar mucho en la tortura de Zad. Extiendo un plástico en el piso de la cueva y ordeno bien mis instrumentos. Cuando la cueva está lista me aseguro de que en la mesita que está en la sala estén las gasas y que el cloroformo esté bien acomodado. Ya con todo listo me acuesto en el sofá de la biblioteca a esperar que llegue mi anhelada visita.
Después de casi dos horas escucho el pito de un auto, me pongo de pié y camino hasta la puerta principal de la casa. Zad ya ha estacionado su auto al lado del mío y se baja lentamente. Camina hacia la entrada donde yo lo espero con una sonrisa hipócrita.
-¡Hola! -Exclama ansioso -Qué hermosa casa tienes. Es bastante alejada de la ciudad.
Le planto un beso en la mejilla y contesto:
-Gracias. Me gusta un poco la soledad de mi casa, es bastante acogedora. -Zad solo hace una afirmación con su cabeza.
Lo invito a que entre a la casa y lo dirijo hasta la cocina donde se encuentra en gran banquete, que se supone que yo preparé. Zad toma asiento y al destapar las bandejas deja escapar una exclamación:
-¡Wao! ¿Todo ésto lo preparaste tú?
-Sí, absolutamente todo. -Sonrío.
-Déjame felicitarte, porque esto se ve realmente apetitoso. -Se saborea los labios.
Comenzamos a comer y platicamos un poco sobre la cultura de nuestro país y sobre otras estupideces que no vienen al caso. Al terminar nuestro almuerzo invito a Zad a la biblioteca para mostrarle la gran colección de libros de mi abuelo, Zad acepta encantado sin saber lo que le espera en unos minutos. Entramos a la biblioteca y nos sentamos en el sofá, él admira el gran estante de libros y se pone de pié para tomar uno de los libros mientras que yo lo observo relajadamente
-¡Me encantan todos los libros que están aquí! -Exclama con gran regocijo.
-Voy por un vaso de agua. -Me pongo de pié -Puedes escoger uno, yo te lo voy a regalar.
Zad se voltea y me observa con sus ojos brillantes.
-¿De verdad?
-Sí, puedes escoger el que quieras. -Le brindo una sonrisa.
Salgo de la biblioteca y doy unos pasos hasta la mesita donde se encuentran las gasas y el cloroformo. Tomo una gasa y la mojo con mucho cuidado con el cloroformo. Camino lentamente hasta la biblioteca, escondiendo la gasa a mis espaldas y encuentro a Zad observando los libros.
Disculpen si hay faltas ortográficas.
¡Gracias por leer!
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La Venganza de Samantha ✅🔞
Mystery / ThrillerRegresó para vengarse de los 5 hombres que abusaron de ella, pero el amor amenaza con cambiar sus planes. Samantha, una mujer que juró vengarse de los cinco hombres que abusaron de ella cuando apenas tenía 16 años. Durante una década se preparó para...