11: Rosas

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Por primera vez la pesadilla que me había atormentado por 10 años desapareció, por lo menos una noche, dejándome dormir agradablemente. Pero lo único que no me gustó fue que soñé con Bod. Si tenía que elegir entre mi pesadilla y un sueño donde aparecía Bod, prefería la pesadilla ya que estaba acostumbrada a ella y soñar cosas nuevas me aterraba porque me apartaban por un momento de la venganza que era el único motivo que me tenía con vida.

Nuevamente iría a la tienda de Tyler. Me preparé y desayuné lo que me había preparado Sisly. Salí temprano de la casa. Cuando llegué al centro comercial, caminé hasta la tienda y entré en ella. Un empleado de la tienda se me acercó y preguntó:

-¿En qué le puedo ayudar, señorita? -Tenía una agradable sonrisa dibujada en su rostro.

-No te preocupes, no necesito ayuda -le dije amablemente.

El chico se alejó, un poco confundido, fue a atender a un señor que acababa de llegar y yo aproveché y fui hasta el mostrador donde se encontraba Tyler sentado en su silla.

-¡Hola! - Me miró sorprendido. -Yo otra vez -sonreí.

-¡Hola Wanda! -Exclamó alegremente. -¿Qué te trae por aquí nuevamente?

-Es que soy una tonta -Dije, dándome un ligero toque con la palma de mi mano en la frente.

-No digas eso -contestó como consuelo.

-Es que es verdad. Ayer vine a comprar unas raquetas de tenis y no compré pelotas.

-¡Oh! Pero eso le puede pasar a cualquiera - respondió sonriendo.

-Bueno, -tomé aire -necesito cinco pelotas de tenis.

-Con gusto -se levanta de su silla -Sígueme.

Caminamos hasta el mismo pasillo donde estaban las raquetas. Tyler colocó cinco pelotas en una pequeña cesta.

-¿Se te ofrece algo más?
-Eeh... No. -Dudé un poco -bueno sí.

-Te escucho. -Me observaba con curiosidad.

-Que me acompañes a almorzar. -Se asombró, pero no mucho. -¡Oh! Disculpa. No debí decirte eso -me encogí de hombros.

-Tranquila. Para mi será un placer. -Sonrió.

Pagué las pelotas y lo invité a seguirme hasta mi auto. Antes de salir, él le dijo a una chica que se quedara a cargo hasta que volviera.

Tyler quería que fuéramos en su auto pero yo insistí en ir en el mío. Lo llevé a un restaurante que quedaba a dos cuadras del centro comercial. Nos sentamos a una mesa que estaba casi en el centro. Ordenamos lo que íbamos a comer y de pronto noté que su anillo de casado ya no estaba en su mano. -Es que los hombres parecieran estar cortados con la misma tijera- Pensé.

-¿Y de dónde eres? -Preguntó tomando un sorbo de agua.

-Soy de España. Vine aquí a resolver unos asuntos del pasado.

-¡Wao! Se nota que eres responsable al cumplir con tus asuntos -dijo sonriendo.

-No sabes cuento -también sonreí.

El mesonero trajo nuestra orden y comenzamos a comer. Al terminar el postre, nos quedamos sentados por un momento charlando de él y su empleo, en ningún momento mencionó a su esposa, como era de esperarse. Salimos del restaurante y abordamos mi auto.

Me estacioné enfrente del centro comercial, se acercó hacia mí para despedirse con un beso en la mejilla y yo le planté un beso muy cerca de sus labios dejándolo paralizado.

-Nos vemos luego -le dije con una mirada pícara.

Tyler sonrió tímidamente y asintió con su cabeza. Bajó del auto y entró al centro comercial.

Conduje hasta mi casa. Al llegar me encontré con una extraña sorpresa en la mesa de la cocina. Un gran ramo de rosas el cual Sisly acomodó en un jarrón.

-Le dejaron eso a mitad del día, -mencionó Sisly con una suave sonrisa. -El que lo trajo no me quiso decir su nombre.

-Gracias Sisly, -respondí amablemente. -Ya puedes retirarte a tu casa.

-Sí señorita, nos vemos mañana -se despidió y salió de la cocina.

Me quedé mirando el ramo de rosas sin tener la más mínima idea de quién las pudo haber enviado. Escarbé entre ellas encontrando una tarjeta, la abrí y quedé sorprendida al ver quién las había enviado.

Disculpen si hay faltas ortográficas.
¡Gracias por leer!

La Venganza de Samantha ✅🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora