20: Paradise

4.2K 310 12
                                    

-Señorita Wanda, despierte. Ya el almuerzo está listo. -La voz apacible de Sisly me despierta.

-Sí, gracias. Ya voy. -Respondo levantándome de mi cama.

Sisly se dirige a la cocina y yo doy unos pasos hasta llegar al baño, me lavo bien la cara y enjuago mi boca. Llego a la cocina y tomo asiento en la mesa. Sisly me sirve un gran plato de pollo asado con ensalada y arroz, el olor es delicioso, así que me apresuro en probar mi almuerzo y está extremadamente rico.

-¡Está delicioso! -Exclamo entre bocados de comida.

-Me alegra mucho que le guste. -Sisly muestra una sonrisa de satisfacción.

-¿Tu no vas a comer?

-No...yo almuerzo después. -Dice tímidamente.

-Vamos Sisly, -frunzo el ceño -siéntate a almorzar conmigo.

-¿No hay problema en que me siente a comer en la mesa con usted? -Pregunta encogiéndose de hombros.

-¿Problema? Claro que no. Toma asiento. -Contesto haciendo gestos.

Sisly se sirve su almuerzo y se sienta al otro extremo de la mesa.

Al terminar de almorzar ayudo a Sisly a lavar los platos, ella se ve mucho más alegre y eso hace que una parte de mí se sienta un poco mejor. Camino en dirección al baño, me ducho y lavo bien mi cabello. Me visto con una hermosa camisa blanca y sobre ella me coloco un chaleco negro, me coloco un pantalón corto pero no tanto y unas sandalias negras con piedras plateadas. Seco mi cabello dejándolo suelto, me maquillo y me coloco unos lindos aretes plateados. 

Al estar lista, camino a la sala donde se encuentra Sisly limpiando algunos objetos.

-¿Qué tal me veo? -Le pregunto posando para ella.

-¡Wao! -Exclama Sisly dejando la boca medio abierta -Se ve muy hermosa, señorita.

-¡Oh! ¿Crees que es demasiado exagerado? -Digo observando mi ropa.

-No es tanto lo que lleva puesto, sino ese hermoso brillo en sus ojos y su dulce sonrisa.

No puedo evitar el rubor en mis mejillas y digo un poco confundida:

-¿De qué estás hablando? -Y digo casi tartamudeando -No hay tal cosa en mí, te estás imaginando eso.

-No me lo imagino, es la verdad. -Dice en tono alegre -¿Quién es el chico?

-¿Chico? ¿Qué chico? -Dejo escapar una carcajada.

-No me mienta. Sé que hay un chico. -Dice haciendo gestos -¡Ya sé! -Exclama muy contenta -Es el chico de las flores.

-No...bueno, sí es él. Pero no es lo que piensas.

-Tranquila, señorita. Yo no he pensado nada. -Se ríe.

-Bueno, ya me voy.

-Que le vaya bien. -Dice con una sonrisa de oreja a oreja.

-Gracias. -Le brindo una sonrisa.

Salgo de mi casa y conduzco el auto en dirección al lago Paradise, donde me espera Bod. Al llegar a la entrada del gran lago estaciono mi auto al lado del auto de Bod. Me bajo y me doy cuenta de que Bod no está por allí, observo en la ventana de su auto una nota que dice:

¨Sigue el camino de piedras blancas las cuales te llevarán al lugar indicado¨.
Bod.

Veo un largo camino de piedras blancas separadas por aproximadamente un metro de distancia, están desde donde me encuentro hasta extenderse sobre la arena. Camino con pasos rápidos por el camino de piedras blancas y por fin lo veo, a Bod de pie al lado de una mesa con un bello mantel blanco, alrededor hay muchas lámparas un poco antiguas que iluminan tanto la mesa como también las innumerables rosas blancas que forman un gran corazón alrededor de la mesa. Me quedo de pie con la boca completamente abierta, no puedo creer lo que está pasando.

-Buenas noches. -Su voz es suave y apacible.

-¡Wao! Está muy...bonito. -No puedo evitar el temblor en mi voz.

-Ven, toma asiento. -Extiende su mano, la tomo y él me ayuda a pasar sobre las flores. Saca la silla y yo me siento. -Espero no esté fría la comida -Sonríe.

-¿Por qué haces todo esto? -Pregunto en tono confundido.

-Te dije que iba a luchar por conquistarte. -Responde mientras sirve un apetitoso pasticho.

-No es necesario que hagas todo esto por mí. -Me encojo de hombros.

-Esto no es nada para lo que tú te mereces. -Sirve vino en las copas.

-Bueno, si tú lo dices. 

-Buen provecho. -Me guiña un ojo y se sienta en el otro extremo de la mesa, quedando enfrente de mí.

-Gracias, igual para ti.

Comenzamos a cenar y mientras lo hacemos surgen varias conversaciones sobre las cosas que nos gusta hacer, sobre nuestro trabajo y hasta llegamos a hablar de la economía del país. 

Después de todo, venir al lago resultó siendo una gran idea para despejar mi mente y para dejar salir a la Samantha que Bod dice que tengo encerrada dentro de mí.

-Bajo la luz de la luna te ves mucho más hermosa de lo que eres. -Bod sonríe y enseguida me sonrojo -Es maravilloso que me hayas dejado conocer un poco más de ti y espero me dejes seguir conociéndote.

-Es la primera vez que salgo con un chico, o sea, de esta manera.

-¿De verdad? -Dice sorprendido -No puedo creer que en España los hombres sean tan ciegos como para no ver a una belleza como tú. -Sonríe dulcemente.

Me limito a solo responder:

-Sí, tal vez estén un poco ciegos. -Dejo escapar una pequeña carcajada y Bod hace lo mismo.

-Tengo algo para ti. -Se pone de pie y saca una pequeña cajita del bolsillo de su pantalón -Cierra los ojos un momento. -Cierro mis ojos y siento como él me coloca un collar -Ya puedes abrir los ojos.

Al abrir mis ojos tomo el hermoso collar que cuelga de mi cuello, lo observo y sin intención una lágrima se escapa de mi ojo izquierdo. Bod aguarda de pie a mi lado. Me paro de la silla y le doy un fuerte abrazo el cual me corresponde enseguida.




Disculpen si hay faltas ortográficas.
¡Gracias por leer!
Un saludo para Felix Bermúdez.

La Venganza de Samantha ✅🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora