16: ¡Lista para asesinarte!

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Los rayos de luz que entran por mi ventana me anuncian que ya amaneció, no quisiera salir de mi cama pero tengo muchas cosas que hacer en este día, que no tengo tiempo para la apatía. 

No sé por qué extraña razón estoy pensando en Bod, esta es una de las razones por las que quiero mantenerme alejada de él. 

Me levanto de mi cama y me dirijo al baño, tengo ganas de ducharme, tal vez la ducha me quite la flojera que tengo. El agua está fría pero es realmente la que necesito en este preciso momento.

Me visto y me coloco unos tenis azules, como el azul del cielo, camino a la cocina lentamente. Encuentro a Sisly cocinando y me parece extraño.

-¿Qué haces tan temprano aquí Sisly? -Le pregunto un poco confundida.

-¿Temprano? -Responde y frunce el ceño -Pero señorita, son casi las 10:00 horas.

Observo rápidamente el reloj que está colgado en una de las paredes de la cocina. Y sí, efectivamente son casi las 10:00 horas.

-¡Es tardísimo! -Exclamo -Debo irme.

-¿No va a desayunar? -Me pregunta Sisly haciendo que me detenga antes de salir de la cocina.

Doy media vuelta y corro hasta la nevera, tomo una jarra que contiene merengada de cambur, sin usar un vaso me llevo la jarra a la boca y tomo grandes sorbos de merengada. Coloco la jarra nuevamente en la nevera y me doy cuenta que Sisly me observa asombrada, no le doy importancia y salgo de la cocina rápidamente. 

Enciendo el auto y conduzco a la casa del abuelo, espero que a Tyler no se le olvide que tenemos una cita... la cita para su asesinato.

Casi antes de salir de la ciudad comienza a llover, aunque la lluvia es ligera no me agrada, cambia un poco mis planes. 

Al llegar a casa del abuelo me dirijo hasta la biblioteca, tomo un libro del estante y me siento en el sofá a leer un poco mientras espero a Tyler. 

En cuestión de 45 minutos, aproximadamente, escucho la bocina de un auto. Me coloco de pie y camino rápidamente hasta llegar al portón del frente, es un milagro que ya no esté lloviendo. Al abrir el viejo portón me echo hacia un lado para dejar que Tyler pase con su carro, lo estaciona justo al lado del mío y se baja para saludarme.

-¡Hola! -Exclamo acercándome hacia él.

-¡Hola mi querida Wanda! -Su sonrisa es de oreja a oreja, lástima que dentro de un rato no quedará rastros de ella -Estaba ansioso de verte -me planta un beso en la mejilla.

-¿De verdad? Yo también estaba loca por verte. -Sonrío. Sus mejillas se ruborizan. -¿Entramos? -Le pregunto señalando hacia la casa.

-Sí, claro.

Camino en dirección a la casa y Tyler me sigue observando a su alrededor. Lo llevo hasta la biblioteca y le ofrezco asiento en el sofá; él se sienta confiadamente.

-Es una hermosa casa o mejor dicho, mansión. -Se ríe y yo hago lo mismo.

-La heredé de mi abuelo hace muchos años, pero ahora fue que vine a vivir aquí. -Le contesto con un poco de nostalgia.

-¡Lo siento mucho! -Se encoge de hombros.

-No te preocupes. -Le brindo una sonrisa.

-¿Me puedes regalar un vaso de agua? Por favor.

¡Bingo! Era el momento que estaba esperando, no pensé que fuese tan pronto. 

Me levanto del sofá y me dirijo a la cocina, tomo un vaso y lo lleno con agua del grifo. Doy pasos suaves por la sala para que Tyler no los escuche desde la biblioteca, coloco el vaso en la mesita y tomo una gasa, destapo el frasco de cloroformo y mojo muy bien la gasa manteniéndola alejada de mí. Tomo la gasa con la mano derecha y la escondo detrás de mí para que Tyler no la vea y sostengo el vaso de agua con mi mano izquierda. 

Doy unos pasos hasta la biblioteca y encuentro a Tyler sentado justo como lo dejé.

-Aquí tienes el agua. -Le digo extendiéndole el vaso de agua.

-Gracias. -Dice sosteniendo el vaso.

Estoy de pie frente a él, aprieto fuertemente la gasa y me abalanzo hacia él colocando la gasa sobre su nariz y su boca. 

Tyler suelta el vaso e intenta forcejear conmigo pero es cuestión de segundos para que el cloroformo comience a hacer efecto. Apenas pierde el conocimiento quito la gasa de su rostro. 

Lo sostengo de los pies y con mucho esfuerzo lo arrastro hacia el estante donde se encuentran los libros, lo dejo acostado sobre el piso mientras abro la puerta secreta de la cueva. Vuelvo a sostener sus pies y lo arrastro hasta quedar frente de la silla que coloqué en el medio de la cueva. Abrazo el cuerpo de Tyler y con mucha fuerza lo levanto para sentarlo en la silla. Está muy pesado por lo que al lograr sentarlo me detengo para tomar grandes bocanadas de aire. 

Enrollo la soga alrededor de su cuerpo quedando este atado a la silla desde el pecho hasta los pies. Su cabeza está colgando hacia atrás, por lo que sostengo su cabello y de un tirón hago que su cabeza cuelgue hacia adelante. 

Doy unos pasos hasta la mesa y corto un poco de cinta adhesiva, la coloco sobre la boca de Tyler y salgo rápidamente de la cueva. 

En la lavandería busco la ropa que tenía aquella noche cuando abusaron de mí, ahora está limpia pero aún así se ve muy descuidada; me cambio de ropa y en este momento recuerdo que no saqué el bate del maletero del auto desde que lo compré en la tienda de Tyler. 

Que se me haya olvidado es culpa de los estúpidos pensamientos con Bod, lo odio por eso, me hace desviarme un poco de mi venganza. 

Camino en dirección a mi auto y saco el bate de béisbol del maletero del auto.

-Es hora de usar este bate y no es precisamente con una pelota. -Digo para mí mientras sostengo el bate en mi mano.


Disculpen si hay faltas ortográficas.
¡Gracias por leer!

La Venganza de Samantha ✅🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora